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Sunday, June 08, 2008

Diplomacia 'naval'

Reportaje
Diplomacia 'naval'

Aviones de EE UU entran a Cuba, y nadie protesta. Una vez al mes se
reúnen militares de ambos países en Guantánamo.

Agencias | 08/06/2008

El único contacto directo entre los gobiernos de EE UU y Cuba tiene
lugar una vez al mes en un territorio rodeado de minas y de una
"cortina" de cactus, donde dos militares se sientan a discutir
despliegues de tropas, tomar café y hablar de béisbol, reporta EFE.

Es en Guantánamo, una de las últimas fronteras de la Guerra Fría, donde
las relaciones entre Estados Unidos y Cuba son más cálidas.

"Para Estados Unidos son unos encuentros muy productivos", dijo en una
entrevista el capitán Mark Leary, el comandante de la base
estadounidense en el mejor puerto del sureste de la Isla.

Varias veces a la semana, aviones estadounidenses entran en territorio
cubano, minutos antes de aterrizar en una pista a los pies de las
estribaciones de la misma Sierra Maestra que fue fortín y refugio de
Fidel Castro y sus camaradas cuando eran guerrilleros.

Al mismo tiempo, desde el pueblo cubano de Boquerón bajan barcazas,
escoltadas por patrulleras estadounidenses hacia el mar Caribe, por la
bahía que divide en dos una base con seguridad extrema por la presencia
en su prisión de los detenidos más preciados para Washington.

Estos arreglos son resultado de un encuentro entre dos hombres de
uniforme, que se estrechan la mano, bromean y hablan en representación
de dos países sin relaciones diplomáticas.

El día de la cita, el capitán Leary viaja temprano unos diez kilómetros
por la Avenida Sherman, donde hasta el año pasado se levantaban unos
pilares de hormigón, listos para ser demolidos con dinamita y caer sobre
el asfalto para impedir el paso a los eventuales tanques invasores cubanos.

Del otro lado llega el coronel Juan Marsans Orgales, venido de La Habana
expresamente para el encuentro.

Ambos entran en un antiguo banco del lado cubano, o en lo que fuera un
cuartel de los Marines en el estadounidense, y allí hablan de posibles
tormentas tropicales, fuentes de energía y movimientos previstos de
tropas cerca de sus vallas respectivas, "para que no haya
malentendidos", relató Leary.

Mientras, desayunan frutas, pan, y un café cubano que hace relamerse al
capitán.

Los encuentros ocurren desde 1994, como respuesta a la crisis que supuso
para ambos países la avalancha de refugiados que intentaron escapar de
la Isla. Estados Unidos interceptó a más de 40.000 en el Estrecho de
Florida y los internó en Guantánamo.

"Es un contacto profesional, cortés, pero sólo local", afirmó el
comandante Jeffrey Gordon, un portavoz del Pentágono en Washington.

Además de Leary, Marsans Orgales y sus asistentes, sólo atraviesan la
única puerta de la base de Guantánamo tres cubanos que vienen a
"trabajar" dos veces por semana.

"El más joven tiene 76 años", dijo Leary. Su tarea real es recoger las
pensiones de algunos de sus compatriotas que, como ellos, trabajaron en
la base pero están jubilados en el lado cubano.

No dan entrevistas ni quieren que se les fotografíe por motivos de
seguridad, pues llevan el dinero en efectivo en una bolsa.

"Cuando ellos no puedan hacer el viaje, no sé qué haremos", reconoció
una fuente militar, que prefirió no ser identificada. Estados Unidos y
Cuba no tienen ningún vínculo financiero.

Su viaje periódico bajo las torres de vigilancia y el alambre de espino
de la valla de Guantánamo es la memoria de otro tiempo, cuando los
marinos estadounidenses se escapaban, siempre que podían, a beberse
mojitos en el pueblo de Caimanera.

Hasta principios de los años sesenta, miles de ciudadanos de los pueblos
vecinos entraban cada día a trabajar en la base, pero de la noche a la
mañana, con el triunfo de la revolución, el vínculo se cortó.

Ahí comenzó un período tenso, en el que los disparos de ambos lados
resonaban a veces entre las lomas de cactus.

Estados Unidos aún envía anualmente 4.000 dólares al gobierno de La
Habana por el uso de la base, pero sólo uno de los cheques ha sido
depositado en casi medio siglo, por error, según el régimen comunista,
que considera ilegal la presencia de su archienemigo en la Isla.

Eso no quita para que este mes un helicóptero cubano entre en la base
para descargar agua, en un ejercicio conjunto de combate contra
incendios, un azote frecuente en esta punta seca.

En caso de emergencia, está previsto que el hospital de la ciudad de
Guantánamo y el de la base naval traten a las víctimas, sin importar si
son de uno u otro lado de la valla.

http://www.cubaencuentro.com/es/cuba/articulos/diplomacia-naval-89759

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