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Saturday, April 22, 2006

La Libertad Intelectual y Las Bibliotecas Independientes

La Libertad Intelectual y Las Bibliotecas Independientes
2006-04-22

Presentación en el Foro “Raíces de Esperanza”, New Jersey, Abril 22 del
2006.

“Ante los peligros nuevos y viejos de la libertad, acaso el que más
debemos temer, por afectar a la naturaleza misma de nuestra voluntad de
ser libres y de que sean libres los demás –porque será inevitablemente
la garantía primera de que lleguemos a serlo y continuemos siéndolo- es
el de la pérdida de libertad intelectual” FJL

El desafío futuro de Cuba impresiona que pasará por un debate
inevitable, tenso e intensivo, acerca de la forma de establecer un
modelo político que supere con creces al actual y deje establecido un
código moral sólido donde se afinquen las instituciones y un nuevo
espacio público, con garantía jurídica, que sirva para responder a la
prolongación del discurso entre las partes.

A simple vista, parece fácil de alcanzar. Sin embargo, existe un
complejo y difícil inconveniente entre los que
protagonizarán el diseño de un futuro democrático en Cuba. Se trata de:
¿Serán capaces de comprender la necesidad de partir de una revisión
urgente de nuestra historia para comprobar los enormes conductos por
donde ha transitado la intolerancia en la isla? ¿Tomarán en cuenta el
aspecto cultural y psicológico que están en la base de nuestra política?

Un breve recorrido histórico demuestra que fuimos dominados por un
sistema esclavista por más de trescientos sesenta y seis años. Iniciamos
la primera mitad del siglo XX con dos dictaduras y el tercer milenio nos
recibió con la más larga de todas las que han existido en el mundo.

Lógicamente, existen ciertas tendencias fundacionales y psicológicas en
nuestra cultura que pretenden hacernos esclavos de la intolerancia. Esa
propensión, lejos de ser lo que consideraba el filósofo liberal Karl
Popper, parece que ha servido para que los políticos impongan
determinadas reglas donde una idea debe dominar a las otras hasta
aplastarla.

Al considerar estas variables observamos la urgente necesidad de superar
mediante el respeto a los derechos básicos de las personas y
particularmente de la libertad intelectual, una crisis en nuestra
cultura política nacional que mantiene cercenada la posibilidad de crear
en Cuba el proyecto de nación que todos necesitamos. Ese fenómeno, no
solo lo padecemos nosotros los cubanos.

La mayoría de los países de América Latina y de África soportan este mal
y en uno u otros no se perciben todavía, proyectos que inspiren la
construcción de modelos sujetos a principios de convivencia civilizada
donde el rol de la ley, el poder del estado (con poderes
independientes), el espacio público de la sociedad civil, las
instituciones democráticas y los programas de desarrollos humanos, sean
sostenibles en la transparencia de la gobernabilidad y el respeto a los
derechos humanos.

El respeto a la libertad intelectual en Cuba, violada hoy por el sistema
personalista de Fidel Castro, puede servir como el torrente que ilustre
a los hombres que ejercerán la política dentro de las instituciones
democráticas y de la sociedad civil. La inmediatez estriba en la
necesidad de hacer una política diferente que garantice el apego a un
sistema de nuevos valores, con el hombre en el centro del mismo. La
perseverancia por otorgarle el valor que merece este asunto la determina
el hecho de superar el largo período de proscripciones de Castro y la
oportunidad de crear como alternativa única el respeto a las libertades
fundamentales y a la garantía de que nadie estará por encima de la ley.

En esas perspectivas debe descansar el principio de fomentar la
participación del ciudadano a partir del conocimiento obtenido en el
proceso de educación democrática, donde discernir, sirva para adoptar
una actitud responsable ante los desafíos de ese momento. En la misma
medida, que las convicciones formadas, permitan una orientación capaz de
responder a las exigencias de la modernidad política y cultural.

La necesidad del cubano de poseer un conjunto amplio de conocimientos
para argumentar su juicio crítico, determinar el grado de desarrollo de
la sociedad, la ciencia, la religión, la cultura, los grupos sociales,
la tecnología, las artes y otros, es esencial para una Cuba democrática.

De aplicarse estos principios educativos, conseguiríamos liberar a los
medios de información de dogmas y compromisos políticos para dar paso a
la transparencia informativa y el acceso libre a los libros. Se trata de
un asunto complejo y poco comprendido.

Actualmente encontramos a muchas personas, influyentes algunos en los
círculos de poder del exilio y de la oposición interna, que no
consideran a los libros como un instrumento para poder liberar a Cuba.
La visión de que a una dictadura comunista se le vence a fuego y
metralla quedó desechada con el derribo del muro de Berlín.

Aquellos acontecimientos tuvieron su origen en una ligera e involuntaria
apertura al exterior que se inicia al ser descubierta por algunas
figuras acreditadas del propio régimen, que recibieron el mensaje y
aprovecharon esa flexibilidad para informar al resto de la población. No
digo que haya sido exactamente así. Pero lo que esta claramente definido
es que cuando esos países comenzaron a tener una perspectiva real de su
entorno a partir de la información compartida, todo fue diferente.

El proceso de transparencia (Glasnot) que inició Mijail Gorbachov en la
desaparecida Unión Soviética se produce cuando en los medios de
comunicación, dominados por más de 50 años por la censura oficialista,
se denuncia el enriquecimiento de una burocracia corrupta y privilegiada
que permanecía al frente del partido comunista de ese país.

Las pruebas documentadas acerca de los negocios turbios, que le
permitían a los rojos en el poder amasar incalculables fortunas usando
como intermediario a la mafia rusa infiltrada en el mercado
internacional y en círculos de influencia, convocaron las mayores
críticas por parte del pueblo y el país que otrora fuera la segunda
potencia mayor del mundo, comenzó a dejar de serlo a partir de ese momento.

No debemos de ignorar que los regímenes totalitarios consumen mucha
información y la utilizan diestramente para adecuarlas a sus intereses.
Todo se debe a que ellos reconocen el valor de la misma para adoctrinar
y movilizar el entusiasmo del pueblo. El psicólogo francés Gustavo Le
Bon, en su ensayo Psicología de las Masas, expone las debilidades de los
pueblos cuando son convocados a la irracionalidad y al impulso
irreflexivo por parte de aquellos líderes expertos en manipular el
entorno social para desarraigar a la historia de un país y subvertir el
alma psicológica de sus compatriotas.

Le Bon escribió: “El autoritarismo y la intolerancia son sentimientos de
los cuales las masas tienen una noción muy clara; los conciben con
facilidad, y lo asumen con la misma espontaneidad con la que los ponen
en práctica una vez que les han sido impuestas” Este autor demuestra que
el efecto y el carisma político de los líderes embriagan la inteligencia
de las pueblos para esclavizarlos y mantener sobre ellos el auge de su
autoridad.

Entonces, podemos deducir la importancia de la información y el respeto
a la libertad intelectual como armas poderosas y útiles para establecer
un régimen democrático en Cuba. Nuestra insistencia se basa en la
necesidad de establecer desde ahora el espacio oportuno para la
discusión futura, donde la libertad intelectual y el acceso a la
información sean paradigmas modernos al que no puedan renunciar los
políticos, los profesionales, investigadores y los demócratas de una
Cuba democrática.

Desde la libertad intelectual podemos cotejar una alternativa viable
para cubanos libres. Sirve para auxiliarnos y entender la frustración
que padecemos como pueblo hace siglos y si nos asimos bien a ella, seria
y responsablemente, podríamos convertirnos en una referencia ética en la
región si partimos de la consideración de que nuestro pueblo y su
inteligencia es una cantera inagotable para invertir en el desarrollo.

La libertad es un poder individual que en el orden de la realización
personal discurre la capacidad de autodeterminación. Ser libre significa
la ausencia de sujeción o imposiciones ajenas. El grado de libertad no
tiene que estar determinado única y exclusivamente por la voluntad
política que sugiere la sociedad, pues el ser humano nace libre ante
Dios y el resto de los hombres.

Propagar ideas originales, ejercitar el derecho a culto, reunión y
organizarse en partidos, expresarse sin objeciones y otros, forma parte
de las libertades públicas que el estado moderno y democrático debe
ofrecer como garantía de que instruye el respeto a los derechos
capitales del hombre.

En la sociedad cubana, un régimen gastado por el vicio, la mentira y la
corrupción no se permite hablar de derechos humanos y de libertades.

La palabra independiente para las autoridades cubanas es una figura
delictiva que puede implicar a la persona en un delito sancionado por
leyes injustas e inhumanas. La libertad intelectual que defienden las
bibliotecas independientes es severamente castigada con penas de
cárceles prolongadas.

Actualmente 13 cubanos están sancionados por ofrecer libros a sus
compatriotas en Cuba.

Parece una gran mentira que en el siglo de las computadoras los cubanos
no tengan acceso a Internet, no puedan leer a valiosos autores
contemporáneos y la prensa nacional no ejercite el derecho a decir la
verdad. Una dictadura dominada por los caprichos de un hombre dicta las
pautas de lo que debe leer el pueblo y sus propias palabras son las
pruebas de la censura y la proscripción en nuestro país cuando dijo: “…
en Cuba hay libros que no merecen ser publicadas una página, un párrafo,
una palabra.”

Quienes hoy defienden la libertad intelectual en Cuba son personas que
han perdido la privacidad de sus hogares para ofrecer libros e
información variada. Esa ejemplar actitud debemos tomarla en cuenta como
un acto digno, si partimos que el derecho a recibir información libre es
básico para el ser humano. Ellos, están anticipando la necesidad de
crear un espacio de discusión nacional donde se expongan las grandes
miserias del pueblo cubano y se encausen proyectos democráticos nuevos
que superen la pereza y el crimen. El odio y el horror. La
incomunicación y la censura.

Durante la IX Cumbre Iberoamericana de La Habana, Castro y el resto de
los gobernantes de América Latina, España y Portugal firmaron la
declaración final de ese evento. En una de sus partes decía: “la cultura
constituye uno de los ejes básicos de nuestra cooperación, y en ese
sentido nos felicitamos por la buena marcha de los proyectos culturales
en ejecución y por actividades tales como el Programa de la Asociación
de Bibliotecas Nacionales de los países de Iberoamérica (ABINIA,) los
encaminados a promover la libre circulación del libro en la comunidad
iberoamericana…”

Es una ironía de la política y de los políticos que la declaración final
de una cumbre internacional abogue por la libre circulación a los libros
en la región y Cuba, quien refrendó aquel acuerdo, confisque literatura
y encarcele al que emprende la tarea de distribuirla.

Cuando los libros son sancionados por una dictadura como la cubana,
presenciamos que el resto de las libertades se internan en la
incomprensión y la intolerancia. Por consiguiente, la libertad
intelectual, como derecho legítimo, es pisada por la misma
insensibilidad del régimen y por sus miedos al espacio libre que puede
generarse a un pueblo cuando tiene acceso a la verdad impresa a través
de aquellos textos y documentos literarios capaces de exponer los
valores universales del hombre, realidades diferentes, discusiones
abiertas, el bien común, el sentido de la responsabilidad ciudadana, las
contradicciones y cotidianidad de un sistema determinado.

La mayor prueba que existe actualmente contra el régimen cubano es por
fusilar a sus adversarios, condenar injustamente a miles de personas y
expulsar a otros tantos del país donde nacieron. A esos feroces actos de
maldad insertémosle la censura de los libros y su destrucción en el
fuego de la arbitrariedad y la incultura. Esa obscenidad es un crimen y
como tal debe ser condenado.
Muchas Gracias.

http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=5241

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