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Friday, April 28, 2006

Mi sueno amerihumano

SOCIEDAD
Mi sueño "amerihumano"
Luis Cino

LA HABANA, Cuba - Abril (www.cubanet.org) - Todos soñamos alguna vez con
algo. Algunos lo hacen siempre. Por mi parte, sueño con el concierto que
no presencié de los Rolling Stones. Los libros de Tom Wolfe que no leí.
Los whiskies que no bebí, el Mardi Gras de New Orleans al que no asistí.
Las vacaciones que no pasé a la orilla del mar, en el Pacífico sur de
Conrad o más cerca, en el Pacífico del wind surfing en Malibú.

Mis pisadas de sonámbulo me llevan al Paseo del Prado de las librerías y
los libros que no compré. Las sopas chinas del Mercado Único que no
alcancé. El burdel de lujo de Marina que no conocí. Las prostitutas se
comportaban como señoras. Me tocó vivir en la época en que las señoras
se comportan como prostitutas y suelen superarlas con el vocabulario.

Yo también tengo un sueño. Está hecho de cosas simples y hasta frívolas.
En él no hay amigos presos, teléfonos vigilados ni citaciones policiales.

Suelo comentarlos con Cabrera Infante en el Club 21 mientras Freddy
canta boleros bajo el spot light.

Mis sueños son tan simples como comer lo que deseo cuando lo deseo. Tal
vez una Mc Donald con queso y papas fritas y un par de Budweisers. En
mis sueños nunca tengo hambre.

En ellos, amanezco los domingos al volante de mi Ford Mustang rojo,
rumbo a la playa. Me acompañan mis hijos, mi mujer y mi perra. Cantando
al compás de la casetera las viejas canciones de Tamla Motown.

Sueño con mi familia como solía ser antes de que la dividieran el
exilio, la política y el miedo.

Mis sueños son tan vívidos que a veces no puedo ubicarlos en el tiempo y
el espacio. No sé si ocurren en San Francisco, Lawton o en el San
Francisco californiano y hippie donde la gente llevaba flores en el pelo.

Sé que en ellos anduve por el Sur. No sé dónde están mis fotos en
Graceland o frente a la casa natal de William Faulkner para demostrarlo.

Ahora mismo estoy ahorrando para en las próximas vacaciones irme a la
India sin tarjeta blanca del Ministerio del Interior. Les prometo fotos
desde el Taj Mahal.

Pésimo bailador como soy, me di el gusto de sambar en los Carnavales de
Rio con una mulata felina, émula de la Garota de Ipanema.

Al fin logré completar mi colección con toda la discografía de Bob
Dylan. Del otro Dylan, el poeta, Dylan Thomas, ya pude pagar al librero
los 20 pesos convertibles que me hicieron propietario del tomo
encuadernado de su poesía.

A veces recibo cartas de antiguos amores. Ahora son actrices de
Hollywood y me escriben entre un rodaje y el próximo.

Como ya soy, a mi pesar, un señor mayor, trato de llevar una vida
tranquila y ordenada. Sin excesos. Nado y cuido mi dieta para mantenerme
en forma. Escribo por las mañanas y me mantengo en contacto con mi
editor que me apura con la novela.

Cuando estoy muy tenso, a la orilla de la piscina, rasgueo mi guitarra
Fender. La Stratocaster la reservo para la tertulia con los amigos y el
BBQ de los sábados por la tarde.

Mis sueños pueden tener bruscos despertares. A veces llaman a mi puerta
dos oficiales de la policía política que me miran como si fuera un
criminal. En otros, se convierte en pesadilla cuando descubro que la
única forma de cumplirlos sería como exiliado.

Siempre trato de reanudar el sueño donde lo dejé. Sin exilios ni
segurosos. En ocasiones, lo logro.

http://www.cubanet.org/CNews/y06/apr06/28a9.htm

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