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Monday, April 24, 2006

ENVENENANDO AL PARAISO LA DESTRUCCION ECOLOGICA DE CUBA

ENVENENANDO AL PARAISO: LA DESTRUCCION ECOLOGICA DE CUBA

Por Dra. Maritza Beato *
Miami
Florida
E.U.
Colaboración
La Nueva Cuba
Abirl 23, 2006

Este 22 de abril celebramos el Día Mundial de la Tierra, en el que el
movimiento ambientalista internacional se moviliza anualmente desde 1970
para promover la escasa conciencia sobre la fragilidad de nuestro
planeta. Es el momento adecuado para recordar que, en Cuba, la
naturaleza es una víctima más del régimen castrista. Entre los múltiples
crímenes cometidos por el dictador vitalicio durante casi medio siglo de
totalitarismo, está la destrucción masiva y sistemática de lo más básico
de todo país: su geografía y ecología, en franca violación de tratados
internacionales para la preservación del medio ambiente.

Esta destrucción de nuestro patrimonio ecológico comenzó pco después del
triunfo de la revolución en 1959, con la implementación de la reforma
agraria, la agricultura estatal y la colectivización forzada. Al
convertirse el Comandante en el único terrateniente del país, no quedó
nadie a quien responder por los fallos, la mala administración, la
negligencia, y la total ignorancia del uso adecuado y la explotación
sostenible de los recursos vitales. Esta degradación ambiental se
intensificó durante el llamado "período especial" de los años 90, cuando
la maltrecha economía del régimen sufrió los efectos del fin del
subsidio soviético, y Castro anunció que los recursos naturales del país
serían utilizados "al máximo posible", en anticipación de un colapso
económico y la implementación del plan Opción Cero, provocando un giro
hacia un ecologismo marxista y más radical.

De acuerdo a datos del Programa de las Naciones Unidas para el Medio
Ambiente (PNUMA), el daño provocado en el medio ambiente cubano es
palpable: la erosión y salinización de los suelos; la contaminación de
ríos y bahías; la desaparición de buena parte de nuestra flora y fauna;
y sobretodo, la deforestación. La bahía de La Habana es una de las más
contaminadas del mundo, afectada por hidrocarburos, el plomo y el ácido
clorídrico. El oriental río Cauto, el más largo de la isla, ya no puede
sostener vida propia: es una cloaca de aguas salobres y envenenadas.
Otros ríos como el Almendares, el Zaza, el San Pedro, el Toa y el
Cuyagüateje tienen sistemas rinícolas destruídos por el vertimiento de
residuos urbanos y agropecuarios. El famoso Salto del Hanabanilla se ha
secado totalmente, y ya no existe. Las matanceras Cuevas de Bellamar,
otrora orgullo de la espeleología cubana, han sido convertidas en
depósitos de armamento, explosivos y productos químicos, alterando su
delicado ecosistema. La hermosa playa de Varadero, una de las más bellas
del mundo, ha visto la extracción de miles de toneladas de su fina arena
para ser usada en la construcción.

Al igual que los ríos, las playas, y el manto freático, los bosques de
Cuba han sufrido las consecuencias fatales de una política ecológica
brutal y chapucera. En 1959, el país poseía un gran número de regiones
boscosas, entre ellas la Sierra Maestra, la Sierra del Escambray, la
península de Guanacabibes, la Cordillera de los Organos, y la Ciénaga de
Zapata. Los abundantes árboles eran un estorbo para las nuevas técnicas
de la agricultura estatal de 1960, provocando una tala indiscriminada,
sin tener en cuenta el inmenso daño que ésto podría causar.

En octubre de 1967, cerca de Bayamo, comenzó la mayor destrucción de
bosques naturales y maderas preciosas en la historia de la isla. La
llamada "Brigada Invasora Ché Guevara" utilizó tanques de guerra y
explosivos que, con fuertes cadenas, arrasaron bosques enteros. Así,
este criminal proceso de deforestación destruyó miles de árboles que
eran también refugio de faunas autóctonas que desaparecieron junto con
los árboles. Más tarde, durante el perído especial, muchos de los pocos
árboles que quedaban fueron sacrificados para fines energéticos. Cuba,
según reportes del PNUMA, es ahora el cuarto país que más riquezas
forestales ha perdido en el mundo.

En los últimos 47 años, unas veinte especies de pájaros cubanos han
desaparecido o se encuentran en peligro de extinción; entre ellos el
carpintero real y el gavilán cagüero. Otras especies de lagartos, peces
y reptiles han corrido igual suerte. De acuerdo a reportes de
observadores extranjeros, el ex-Director del Centro Nacional de Areas
Protegidas, el Comandante Guillermo García Frías, ha estado lucrando
ilegalmente por décadas con la venta ilegal de fauna salvaje cubana,
exportando raros mamíferos a coleccionistas europeos.

Haciendo caso omiso de acuerdos firmados por sus funcionarios en las dos
Cumbres de la Tierra, la de Rio en 1992, y la de Johannesburgo en el
2003, los alardes propagandísticos de protección medioambiental del
régimen ocultan hipócritamente la realidad de la ruina de nuestra
geografía. Creado en 1994, en pleno período especial, el Ministerio de
Ciencia, Tecnología y Medio Amvbiente (CITMA), dirigido por la
veterinaria Rosa Elena Simeón hasta la muerte de ésta en el 2004, ha
sido el organismo encargado de dirigir y ejecutar el programa
ambientalista del régimen, despilfarrando y arruinando nuestra ecología.

En este Día Mundial de la Tierra, recordemos que nuestra isla tropical
-uno de los sitios más bellos del planeta- es el patrimonio geográfico y
ecológico de todos los cubanos, y nos pertenece por derecho natural. A
la vanguardia de futuros planes para reconstruir al país cuando deje de
ser un latifundio de Castro, se encontrarán proyectos para sanear las
aguas, limpiar las bahías, salvar las playas, recuperar los bosques y
preservar de manera adecuada nuestro medio ambiente. Para restaurar
nuestro suelo, "la tierra más hermosa que ojos humanos hayan visto
jamás". Y la
única que tenemos.

* Dra. Maritza Beato, activista civica cubana que vive en Miami.

http://www.lanuevacuba.com/archivo/maritza-beato-2.htm

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