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Thursday, January 08, 2015

Tenemos una enorme vocación para cometer los mismos errores

"Tenemos una enorme vocación para cometer los mismos errores"
REINALDO ESCOBAR, Ciudad de México | Enero 06, 2015

La añoranza y el amor por Cuba han sido una constante en su vida.
Profesora de sociología, estudiosa de la historia cubana e impulsora de
iniciativas para acercar "las dos orillas", Marifeli Pérez-Stable es una
mujer que levanta pasiones y cuya prosa tiene la capacidad de hacernos
reflexionar. Abrazó décadas atrás la idea de la revolución cubana, pero
también conoció de su fracaso y de la desilusión que provocó en tantos.
Hoy, es una persona con dos culturas y dos patrias.

La primera parte de esta conversación que presentamos a los lectores de
14ymedio , transcurrió en México D.F con un café por delante y la
segunda fue vía correo electrónico después del anuncio del
restablecimiento de relaciones entre Estados Unidos y Cuba, el pasado 17
de diciembre.

Pregunta. Usted ha definido a su generación como la que enterró a sus
abuelos y a sus padres fuera de la Isla ¿Y al exilio más reciente, cómo
lo ve?

Respuesta. Conozco mejor a los que son relativamente jóvenes. Ellos
tienen la suerte de que no hicieron la ruptura a la que nos vimos
obligados nosotros. Pueden ir a ver a sus familiares, les mandan dinero
para ayudarlos, poseen una identidad propia. Me encanta tenerlos en el
aula donde imparto clases. Muchos tienen al menos a uno de sus padres en
Cuba. Ahora, en medio de la anormalidad, hay una normalidad que nosotros
no tuvimos. Así que me voy a morir con cierto vacío interno que ya no
podré llenar, pase lo que pase, porque no me pude desarrollar como
persona ni como profesional en Cuba.

P. ¿Cómo fue llegar a un país desconocido y empezar desde cero?

R. Cuando salimos de la Isla mi madre sufrió un fuerte desarraigo y una
gran depresión. No solo por la pérdida de Cuba, sino también por la
pérdida de su estatus social. Su desaliento era contagioso y yo tenía
once años, así que era una niña que solo sabía jugar y estudiar. Cuando
empecé en la universidad apenas tenía claro lo que quería ser. Luego
hice un master en Ciencias Políticas y, aunque sabía que iba a estudiar
temas relacionados con Cuba, lo cierto es que no conocía mucho sobre mi
propio país.

P. Usted ha pasado por la experiencia de recibir acusaciones desde ambos
extremos del abanico de posiciones políticas ¿Cómo tramita esos ataques?

R. La principal evolución es que ya no hago caso a esos ataques, ni de
un lado ni del otro. No soy agente de nadie, ni de la CIA, ni del FBI,
ni de la Seguridad del Estado. Durante poco menos de veinte años
simpaticé con ese proceso conocido como la "Revolución Cubana", pero ya
llevo muchos más años oponiéndome a ese fenómeno. Cuando en 2008 un
programa de la televisión de Miami invitó a un ex coronel del ejército
norteamericano que hizo graves acusaciones contra mí y contra otras
personas, como si fuéramos espías del Gobierno cubano, eso sí me
sacudió. Respondí en una columna diciendo que el espionaje era la
antítesis de lo que yo era. Pero ya no reacciono ante esos ataques.

P. Ha publicado varios libros, entre ellos La revolución cubana:
Orígenes, desarrollo y legado y Los Estados Unidos y Cuba: Íntimos
Enemigos ¿Qué otras temas de la historia nacional ha abordado en sus
estudios?

R. He reconsiderado con especial atención dos aspectos de nuestro
pasado. Uno de ellos se refiere a los reconcentrados durante la Guerra
de 1895 en la época del general Valeriano Weyler; el otro es el de los
autonomistas. En relación a la guerra hay que observar que Cuba tenía
entonces un millón y medio de habitantes, pero hubo 178 mil muertos,
fundamentalmente entre campesinos y civiles que deambulaban por las
ciudades sin ninguna oportunidad de encontrar alimentos.

No me gusta hacer este tipo de comparaciones, pero en la Guerra Civil de
Estados Unidos, murieron alrededor de 625 mil soldados y 50 mil civiles,
especialmente en el Sur. Eso significó para ese país en aquella época un
2,5 % de la población, mientras que en nuestra guerra la cifra se eleva
a un 10%, de los cuales la inmensa mayoría eran civiles. Si se compara
la repercusión que todavía tiene en Estados Unidos aquella guerra de
secesión, con la que tuvo la Guerra de Independencia en Cuba, hay que
concluir que tenemos una enorme vocación para el olvido. Que significa
de alguna manera que tenemos una enorme vocación para cometer los mismos
errores.

P. ¿Y los autonomistas?

R. Martí decía que eran el partido de la equivocación permanente, pero
se puede ver con claridad que no fueron rechazados en la República.
Pensaron a Cuba democráticamente y, dado el desastre actual, no se puede
decir que ellos fueron más desastrosos.

P. El término "dialoguero" se utiliza contra el que sostiene que se
puede conversar con las autoridades cubanas ¿Considera que todavía puede
ocurrir un diálogo entre la oposición y el gobierno?

R. Eso lo tienen que definir los cubanos que viven en la Isla. Tal y
como están las cosas hoy en Cuba, no están dadas las condiciones, porque
el Gobierno es el que se niega a dialogar. Pienso mucho en las
transiciones en Europa del Este y en América Latina, pero todavía está
por ver si realmente después del año 2018 Raúl Castro abandonará el
poder como ha prometido. También hay que tener en cuenta la ira que
tiene por dentro tanta gente en Cuba. Eso puede desatar situaciones muy
desagradables y, como muchos otros, no quiero que eso pase.

P. Sobre la normalización de relaciones entre Estados Unidos y Cuba.
¿Piensa usted que más que concluir una etapa, comienza otra?

R. El anuncio hecho el 17 de diciembre le añade una nueva dimensión a
las relaciones entre Washington y La Habana. No hay conclusión de lo
viejo, ni comienzo de algo nuevo, si por ello entendemos ruptura. Aunque
lo de Obama fue extraordinario, no olvidemos que en los años setenta
Ford y Carter se encaminaron en la misma dirección. En los noventa,
Clinton también intentó mejorar las relaciones pero su esfuerzo tampoco
llegó a buen puerto. El anuncio de Obama fue sabio al anunciar la
normalización de relaciones de sopetón. Se habla incluso de un viaje de
John Kerry a Cuba antes de la Cumbre de Panamá. En la Cumbre, los
gobernantes de América Latina y del Caribe aplaudirán a Obama y a Raúl
Castro. ¡Por fin Estados Unidos apartó del camino la piedra de la vieja
política, para sus relaciones con los países latinoamericanos!

Si bien Raúl Castro afirmó ante la Asamblea Nacional que Cuba había
ganado la guerra, habría que preguntarse las condiciones de ese triunfo.
La economía no acaba de despegar pese a las reformas y la vida cotidiana
para los cubanos de a pie sigue siendo un suplicio. Dos semanas después
del cambio, La Habana impidió la performance impulsada por Tania
Bruguera en favor de la libertad de expresión. Unos 70 opositores fueron
arrestados. La oposición no se va a quedarse cruzada de brazos. ¿Tendrá
el Gobierno la capacidad de ponerse las pilas y desarrollar otros medios
para tratar con la oposición? Sobre todo, nuestra gente en la Isla está
agotada por la desesperanza y la desconfianza. Veremos si los de arriba
siguen empantanados en lo mismo o se atreven a buscar nuevos rumbos.

Source: "Tenemos una enorme vocación para cometer los mismos errores" -
http://www.14ymedio.com/entrevista/enorme-vocacion-cometer-mismos-errores_0_1701429856.html

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