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Tuesday, January 20, 2015

Quién (no) manda en Cuba?

¿Quién (no) manda en Cuba?
OSMAR LAFFITA ROJAS | La Habana | 20 Ene 2015 - 9:16 am.

Retrato de la Asamblea Nacional del Poder Popular, un ente vacío y
plegado al Buró Político del PCC y al Consejo de Estado.

Asamblea Nacional del Poder Popular: brazos levantados en unanimidad.
Afirmar que en Cuba existe un Parlamento es una burla a los principios
del constitucionalismo clásico.

Los parlamentos, primeramente, fueron las reuniones de los
representantes de la nobleza, el clero y de las ciudades con derecho a
ello, que los monarcas europeos convocaban para aprobar la imposición de
gravámenes y otros asuntos. En dichas reuniones se partía del principio
aceptado por las partes de que el soberano sólo podía exigir tributos
con el consentimiento de sus súbditos.

Los parlamentos que hoy se conocen son los órganos supremos del poder
del Estado, con poderes legislativos. Son integrados por representantes
elegidos por el pueblo. Pero en el caso de Cuba esto no se cumple, dado
que la Ley No. 72 de 1992, le da potestad a la Comisión Electoral
Nacional para elegir el 50% de los diputados, sin el voto directo y
secreto de la población.

Con este proceder, la Comisión Electoral Nacional aplica un dedazo que
le permite al Partido Comunista, amparado en una inconstitucional ley,
colocar a sus cuadros políticos y gubernamentales como diputados en el
seno del Parlamento.

Es falso que la Asamblea Nacional del Poder Popular se ocupe de elaborar
y aprobar las diferentes normas jurídicas, garantizar el funcionamiento
de las instituciones del Estado, así como velar y someter a escrutinio
cuando los casos lo requieran a los dirigentes del Estado y del
Gobierno. Esto no es posible aunque lo diputados lo deseen, debido a que
tienen que limitarse a apoyar y votar unánimemente los temas sometidos
a debate que previamente les impuso el Partido Comunista en el orden del
día.

El Parlamento es la instancia legislativa donde los diputados, que
representan al pueblo, tienen la libertad de expresarse de manera libre,
discursar, discutir y resolver los asuntos más acuciantes de la nación.
Pero eso está vedado para los diputados de la Asamblea Nacional del
Poder Popular.

Cuando habla el presidente de la República, que es un diputado más, los
integrantes de la ANPP se limitan a aplaudir.

No se discute: los diputados votan unánimemente, sin un debate previo.

La Asamblea Nacional del Poder Popular, según sus funciones y facultades
en la Constitución de la República de Cuba, no se desempeña como un
verdadero órgano legislativo. Tal es así que en el pasado año solo
aprobó dos leyes; todo los decretos y decretos-leyes, en su mayoría
violatorios de la Constitución, fueron promulgados y puestos en vigor
por el Consejo de Estado.

Estas violaciones ocurren porque los diputados nunca han cumplido con el
artículo 75 de la Constitución de la República, que en su inciso (c) los
faculta para "decidir acerca de la constitucionalidad de las leyes y
decretos-leyes y decretos" y el inciso (ch) el cual refrenda su derecho
a "revocar en todo o en parte los decretos-leyes que haya dictado el
Consejo de Estado".

El Parlamento cubano, desde el momento en que acata el artículo 5 de la
Constitución que plantea que "el Partido Comunista de Cuba es la fuerza
dirigente superior de la sociedad y del Estado que organiza y orienta
los esfuerzos hacia los altos fines de la construcción del socialismo",
pierde totalmente su naturaleza de Poder Legislativo independiente.

El Partido Comunista encarna los tres poderes, el ejecutivo, el
legislativo y el judicial, es por ello que el Parlamento cubano no
elabora ni aprueba la mayoría de los instrumentos legales vigentes, sino
que esto lo asume el Consejo de Estado. Tampoco participa en la
aprobación o rechazo de los integrantes del Poder Ejecutivo. Incumple el
artículo 75 en su inciso (p) que plantea "ejercer la más alta
fiscalización sobre los órganos del Estado y del Gobierno", y el inciso
(q), "evaluar y acordar las decisiones pertinentes sobre los informes de
rendición de cuenta que presenta el Consejo de Estado y el Consejo de
Ministros".

El 31 de julio de 2006 Fidel Castro renunció como jefe de Estado y
Gobierno por razones de enfermedad. Desde ese entonces y hasta la fecha,
no se han sometido a escrutinio en el seno del parlamento los daños
ocasionados a la economía nacional por la "Batalla de Ideas". El Partido
Comunista impuso el silencio definitivo sobre este asunto, y los
diputados callaron y lo aceptaron, como si aquella locura no hubiera
ocurrido.

Un elemento que diferencia los parlamentos de los países en que está
vigente el estado de derecho con el que existe en Cuba es que en éste se
hallan ausentes sistemas democráticos como la inviolabilidad y las
autonomías reglamentaria, presupuestaria y funcional.

La sede de los diputados cubanos, en los hechos, carece de inmunidad.
Transcurridos 39 años del surgimiento de la Asamblea Nacional del Poder
Popular, esta no tiene un local propio, en que pueda realizar de manera
normal sus labores legislativas.

Los diputados se reúnen dos veces al año, cuando más tres días, en el
Palacio de las Convenciones, previamente habilitado, de manera
provisoria, sin las condiciones para cumplir con sus fines.

La carencia de una sede permanente del Parlamento cubano se debe a que
al Partido Comunista y al Gobierno nunca les ha interesado que esto
ocurra, porque no han tenido en cuenta y mucho menos respetado la labor
de los diputados, quienes no gozan de ninguna garantía, algo que es
propio de un régimen militar dictatorial.

Los diputados conocen los límites impuestos por el Partido Comunista y
el Gobierno al libre ejercicio de la libertad de opinión, así como las
normas no escritas de sus funciones parlamentarias, caracterizadas por
el perenne silenciamiento de las opiniones y los votos emitidos en el
ejercicio de sus funciones, que la prensa oficial no refleja.

El artículo 80 de la Constitución plantea que "las sesiones de la
Asamblea Nacional del Poder Popular son públicas", pero eso nunca ha
ocurrido.

Los diputados cubanos no gozan de un verdadero mandato. No tienen
libertad alguna de indagar y cuestionar porque determinados asuntos de
interés nacional no son sometidos a debate en el pleno de la Asamblea.
Sus actuaciones tienen que ajustarse a las instrucciones que les imparte
el Partido Comunista, sin tener derecho a exponer de manera libre las
inquietudes sobre los asuntos que afectan a sus electores.

El Parlamento cubano es de naturaleza antidemocrática. No se puede
calificar de Poder Legislativo dado que la actividad de los
parlamentarios está sujeta a una obediencia cuasi religiosa a las
directrices del PCC.

Para permanecer en el parlamento los diputados deben sumarse al juego de
la simulación y la obediencia. Hacer lo contrario significaría ser
despedidos y perder sus sustanciosos privilegios

La manera en que se redactó la Constitución, en su esencia desnaturaliza
el real desempeño del Poder Legislativo en Cuba y le otorga todo el
poder al Consejo de Estado, en el que se conjugan los poderes de la
Asamblea Nacional, del Estado y el Gobierno, todos concentrados en manos
del Primer Secretario del Partido Comunista y Jefe de Estado y de
Gobierno, Raúl Castro.

La permanencia en sus cargos de los funcionarios del Estado y del
Gobierno no depende de la aprobación de los diputados. Estos nunca han
aplicado el voto de censura, ya que implicaría su automática sustitución.

La preocupación de la camarilla, de burócratas y militares ahora con
uniforme de civil, no son los diputados, sino que los llame a rendir
cuentas el Buro Político o un alto dirigente del Secretariado del Comité
Central del Partido Comunista, que son los que realmente mandan en Cuba.

Los mecanismos constitucionales de Cuba hacen totalmente inocuo el poder
de los diputados. Hasta hoy no se han atrevido a consensuar la
sustitución del actual Gobierno, ni siquiera la desaprobación de
cualquier planteamiento del Poder Ejecutivo que consideren improcedente.
Eso, en 39 años no ha ocurrido, porque ninguno de los diputados tiene
vocación de suicida.

Source: ¿Quién (no) manda en Cuba? | Diario de Cuba -
http://www.diariodecuba.com/cuba/1421700073_12404.html

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