Pages

Friday, January 16, 2015

Censura y G-20

Censura y G-20
ANTONIO JOSÉ PONTE | Madrid | 16 Ene 2015 - 8:52 am.

Los miembros del G-20 luchan contra la censura cinematográfica. Pero,
¿van a aceptar que existan entre ellos comisarios políticos?

Después de que censuraran el filme Regreso a Ítaca, del francés Laurent
Cantet, en el Festival del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana, un
grupo de cineastas cubanos hizo público un comunicado. Firmado por una
docena de guionistas, directores y productores, apareció encabezado como
"Declaración del G-20" y, puede leerse allí que el G-20 es un comité que
representa a los cineastas cubanos, elegido por cineastas cubanos en
asamblea pública y abierta.

Sus firmantes aguardaron a que pasara el Festival de Cine ("para no
interferir con su exitoso desarrollo") y dejaron pasar también unos días
por respeto a acontecimientos que, en frase deudora de la retórica de
Granma, resumieron del modo siguiente: "el regreso de los tres héroes
injustamente encarcelados que faltaban por recuperar su libertad, y cuyo
arribo a la patria nos ha llenado de felicidad a todos, y la noticia del
restablecimiento de las relaciones entre Cuba y los Estados Unidos,
hecho que abre una etapa en el país particularmente compleja en el campo
del arte y las ideas".

Transcurridas las fiestas del cine y la política, llegó la hora de
denunciar la censura, y la declaración del G-20 apuntó a unos
responsables: "las máximas autoridades del Ministerio de Cultura y el
ICAIC", que obligaron a la dirección del Festival a retirar el filme
después de haberlo programado. Los firmantes del documento incluyeron a
la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) como cómplice, y
rechazaron la prohibición en nombre del "espíritu cultural de la nación
cubana", al que consideran completamente ajeno a los actos de censura.

Más allá de lo que pueda ser tal espíritu, resulta difícil imaginar una
cultura completamente ajena a la censura política, aunque habrá que
suponerle cierto sentido utópico a todos esos firmantes, utopismo
imprescindible a la hora de apelar a las autoridades en Cuba. El G-20
impulsa una Ley de Cine que, entre otros puntos, procura replantear el
ICAIC, suprimiéndole al instituto oficial la potestad de producir o
censurar películas.

Al pie de la declaración a favor de Regreso a Ítaca pueden leerse los
nombres del guionista Arturo Arango y del realizador Enrique Álvarez,
directores de cátedra en la Escuela Internacional de Cine (EICTV). Tal
como se supo, ellos dos formaron parte de la reunión donde se decidió
expulsar de ese centro de estudios a Boris González Arenas, coordinador
de la Cátedra de Asignaturas Téoricas Integral Cultural. Y, tanto Arturo
Arango como Enrique Álvarez, no mostraron desacuerdo con aquella medida.

Boris González Arenas, colaborador de este diario, fue detenido a fines
de año en la Plaza de la Revolución. La policía cargó con él porque
había esperado a que Tania Bruguera hiciera su performance. Es decir,
fue detenido porque tal vez se proponía decir algo allí, no porque lo
dijera. Por su parte, las autoridades de la EICTV reconocen en una
resolución haberlo expulsado por publicar "artículos que se oponen al
Estado cubano lo cual no son solo la simple expresión de un disenso
crítico cuyo derecho a existir la EICTV defiende y defendería hasta sus
últimas consecuencias, sino que constituyen ataques frontales a valores
humanistas que la escuela comparte y apoya, y contra instituciones y
líderes de esta nación que la acoge y a los que respetamos".

En su blog, Enrique del Risco ha examinado los artículos publicados por
González Arenas para arribar a estas conclusiones: "¿Ataca Boris a
alguna minoría oprimida, exalta la mentira o convoca al asesinato? Un
repaso a los artículos del profesor expulsado nos hace ver puntos de
vista que pasarían por bastante humanistas en el resto del planeta:
reclamo de mayores espacios de expresión, crítica a la corrupción y el
nepotismo y la ineficacia económica del Estado Cubano (…), denuncia de
la represión de disidentes y asuntos por el estilo".

Como se desprende de la resolución oficial, los valores humanistas
defendidos por la EICTV coinciden con los valores humanistas del clan
Castro. De manera que cualquiera que denuncie la represión legitimadora
de ese clan, ofende en sus principios a la escuela. Por descontado, una
institución como la EICTV está en su derecho de prescindir de cualquier
empleado que atente contra sus valores, pero habrá que aceptar también
que, al castigar las opiniones de ese empleado, ejerce contra él un veto
político.

Por lo cual, Arturo Arango, jefe de Cátedra de Guión, y Enrique Álvarez,
jefe de Cátedra de Dirección, supieron desempeñarse como censores. En
tanto miembros del G-20, ambos han denunciado al Ministerio de Cultura,
el ICAIC y la UNEAC por la prohibición de una película, e intentan
despojar al instituto cinematográfico de su facultad de censurar,
mientras reservan esa facultad para sus cátedras. Ellos, que encontraron
repudiables los artículos de Boris González Arenas, se muestran reacios
a que otros comisarios aún más altos la hayan emprendido contra una
película.

Habría que averiguar qué piensan acerca de esto los restantes miembros
del G-20. Porque si van a justificarlos con el rejuego del adentro de la
Revolución y del contra la Revolución que inaugurara Fidel Castro en
"Palabras a los intelectuales" (Cantet y Padura estarían dentro,
González Arenas en contra), ¿qué garantías tienen de que el Ministerio
de Cultura y el ICAIC no respondan a sus peticiones con idéntico argumento?

Y en caso de acogerse al razonamiento de que no pesa lo mismo una
película hecha por artistas reconocidos que el puñado de artículos de
alguien sin nombre, convendría entonces cuestionarse si el G-20 aboga
por unos principios para todos o por ciertos privilegios de capilla.
¿Tienen algo que decir al respecto todos esos realizadores y guionistas
y productores? ¿O van a desentenderse, sin más?

En cuanto a Arturo Arango y Enrique Álvarez, que parecen sufrir la
censura y resultan capaces de censurar, ambos han eligido ser como esos
reclusos que, por gozar de unas prebendas dentro de su falta de
libertad, no tienen inconveniente en arremeter contra otros reclusos,
haciéndoles la vida un suplicio. Kapos, los llaman.

Source: Censura y G-20 | Diario de Cuba -
http://www.diariodecuba.com/cultura/1421361592_12337.html

No comments: