El reto de que Cuba vuelva a la OEA
La estrategia del organismo para convencer a Cuba de su reintegración 
podría ser buscar proyectos concretos de colaboración que allanen el 
camino. "Se trata de un proceso que tiene sus propios tiempos", según el 
equipo de su nuevo Secretario General.
Agencias
mayo 24, 2015
Convencer a Cuba de que se reintegre en la Organización de Estados 
Americanos (OEA) es uno de los principales retos de Luis Almagro, que 
asume el martes la Secretaría General del organismo.
Almagro, que forjó una buena relación con el Gobierno de Raúl Castro en 
su época de canciller uruguayo (2010-2015), está bien posicionado para 
conversar con Cuba. Pero no se espera que a corto plazo la isla vuelva a 
ser miembro activo de la OEA, según las fuentes diplomáticas y expertos 
consultados por Efe.
"Se trata de un proceso que tiene sus propios tiempos, nosotros 
trataremos de impulsar un curso de acción para el pleno ingreso, sin 
violentar los intereses de los actores involucrados", explicó a Efe una 
fuente del equipo de transición de Almagro.
La tesis general en la OEA es que no se puede ir de la nada al todo, por 
lo que la estrategia podría ser buscar proyectos concretos de 
colaboración que allanen el camino hacia el posterior reingreso de Cuba, 
el único país del continente que no participa en el organismo.
El secretario general saliente, José Miguel Insulza, se va "habiendo 
dejado la puerta abierta" para la vuelta de Cuba a la organización y 
reclama crédito por el papel de la OEA en el deshielo entre Estados 
Unidos y la isla.
Bajo su mandato se produjeron tres hitos en las relaciones entre la OEA 
y La Habana: en 2009 se levantó la suspensión de Cuba; en 2014, el 
chileno se convirtió en el primer Secretario General en viajar a la isla 
en cinco décadas; y en 2015 el país caribeño participó por primera vez 
en una Cumbre de las Américas.
Carlos Sánchez Verzaín, ex ministro boliviano y especialista en temas 
latinoamericanos dijo a Martí Noticias  que el periodo de José Miguel 
Insulza al frente de la OEA que "ha estado marcado por el irrespeto 
absoluto a los principios democráticos".
Cuba, miembro de la OEA desde su creación en 1948, fue suspendida en 
1962 tras el triunfo de la revolución liderada por Fidel Castro debido a 
su adhesión al marxismo-leninismo en el marco de la Guerra Fría entre el 
bloque capitalista encabezado por Estados Unidos y el comunista dirigido 
por la Unión Soviética.
"Esa suspensión fue un castigo al Gobierno de Cuba, pero no al pueblo 
cubano. Por eso la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) ha 
seguido atendiendo casos de la isla durante todos estos años", explicó a 
Efe una fuente de ese organismo autónomo de la OEA.
Cuba lleva así medio siglo en una suerte de limbo dentro del organismo 
continental, ya que la CIDH ha denunciado continuamente las violaciones 
de Derechos Humanos en la isla sin obtener respuesta alguna del 
Gobierno, tampoco después de levantarse la suspensión.
"El mayor obstáculo para la reintegración de Cuba en la OEA es que 
deberá aceptar todo el Sistema Interamericano de Derechos Humanos y 
firmar la Carta Democrática y, si lo acepta, tiene que cambiar su 
sistema político", comentó a Efe una fuente diplomática.
La Carta Democrática Interamericana, aprobada en 2001 por la Asamblea 
General de la OEA en Perú, establece que la ruptura del orden 
democrático o su alteración en un Estado miembro constituye "un 
obstáculo insuperable" para la participación de su Gobierno en las 
diversas instancias del organismo.
"Las dictaduras militares del pasado (en América Latina) nunca fueron 
excluidas de la OEA. Yo creo que el mejor camino es aceptar que Cuba 
está en una transición y que involucrar a Cuba en todos los frentes es 
la mejor manera de alentar a la isla en una dirección democrática con 
respeto a los Derechos Humanos", dijo a Efe Peter Hakim, presidente 
emérito y experto en Cuba del centro de estudios Diálogo Interamericano.
"Lo más reconocido de la OEA son su Corte y Comisión de Derechos Humanos 
y sus misiones de observación electoral. Nada de todo eso es cómodo para 
Cuba, que tendría que ver cómo lidiar con ello si se convierte en 
miembro pleno", añadió.
El texto aprobado en la Asamblea General de San Pedro Sula (Honduras) de 
2009, por el que se levantó la suspensión, se limita a decir que "la  
participación de Cuba en la OEA será el resultado de un proceso de 
diálogo iniciado a solicitud del Gobierno de Cuba y de conformidad con 
las prácticas, los propósitos y principios de la OEA".
"Conscientes de las reticencias de Cuba en el tema, se estableció que si 
su Gobierno deseaba reincorporarse a la Organización debería manifestar 
su voluntad de llevar un diálogo con el Consejo Permanente (de la OEA) 
sobre los temas de la agenda de la región y los acuerdos alcanzados en 
el medio siglo en que Cuba había estado excluida", relata Insulza en 
Gobernabilidad democrática, un libro presentado esta semana en el que 
hace balance de su gestión.
Cuando se levantó su suspensión del organismo, el Gobierno cubano dejó 
claro inmediatamente que ni había pedido ni quería regresar a la OEA, a 
la que acusa de estar al servicio de los intereses de Estados Unidos con 
"una historia tenebrosa y entreguista", según dijeron entonces las 
autoridades de la isla.
Desde entonces, La Habana no se ha movido de esa posición de absoluto 
desinterés hacia un organismo muy cuestionado también por otros países 
de la Alianza Bolivariana (ALBA) que sí son miembros plenos, como 
Venezuela, Ecuador, Bolivia y Nicaragua.
Almagro, que llega a la Secretaría General con el aval de sus buenas 
relaciones en el continente fraguadas en su época de canciller de José 
Mujica, tiene por delante el reto de pacificar la organización y, como 
dijo en su campaña, "dejar atrás la OEA de la Guerra Fría".
Source: El reto de que Cuba vuelva a la OEA - 
http://www.martinoticias.com/content/cuba-retos-voilver-oea/94992.html
 
 
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