Con los ojos puestos en Cuba
Empresas estadounidenses buscan ya cómo instalarse en la isla
aprovechando el deshielo de las relaciones
MILAGROS LÓPEZ DE GUEREÑO
2 febrero 2015
El efecto del incipiente deshielo de las relaciones entre Cuba y Estados
Unidos ya ha obrado milagros y las empresas estadounidenses han puesto
la vista en la vuelta a la mayor de Las Antillas. Líneas aéreas,
tarjetas de crédito y de débito, compañías de telefonía, de agricultura
y construcción son los sectores favorecidos por la flexibilización de
las medidas del Departamento del Tesoro y hacen planes para su nuevo
'back to Cuba' (de vuelta a Cuba).
American Airlines, JetBlue Airways -ambas ya operan con vuelos chárter-,
United Airlines, Delta Air Lines y Southwest Airlines no quieren
quedarse sin su porción del pastel en esta nueva etapa y quieren
formalizar rutas regulares. En junio Iberia regresará a La Habana con
cinco frecuencias semanales tras dos años de ausencia. «Estamos ansiosos
de ofrecer un servicio regular a Cuba tan pronto como se permita
legalmente», dijo el presidente de American Airlines, Scott Kirby. Por
supuesto, si ellas pueden volar a la isla, Cubana de Aviación también
podría hacerlo a ciudades de EE UU.
Las compañías MasterCard, que al igual que VISA ya cuenta con red en la
isla para operar en tiendas y cajeros con tarjetas emitidas por bancos
no estadounidenses, y American Express han adelantado que operarán en
Cuba vinculadas a bancos estadounidenses. La primera será aceptada desde
marzo y la American Express no ha precisado cuándo porque necesita
instalar terminales.
El nuevo tiempo se palpa también en la esperanza de muchas personas,
especialmente las que tienen familias en EE UU o negocios particulares
relacionados con la gastronomía y el turismo. En 2014 los canadienses
lideraron las entradas de extranjeros (1.175.077) en la isla, seguidos
en los últimos tres años por los viajeros procedentes de EE UU y los
alemanes (139.136), en tercer lugar. Antonio Díaz Medina, economista y
profesor de la Facultad de Turismo de la Universidad de La Habana, cifra
en 300.000 las entradas de cubanos residentes en EE UU, «90.000
norteamericanos clasificados en varias categorías de viajes autorizados
y un grupo menor que viene evadiendo las restricciones de viajes, por la
vía de terceros países».
Y habría una avalancha si prospera la propuesta presentada esta semana
por senadores bipartidistas para eliminar la prohibición a los
ciudadanos estadounidenses de visitar Cuba al tiempo que permitiría
transacciones bancarias relacionadas con los viajes. Su promotor, el
senador republicano de Arizona Jeff Flake, afirma que «estamos diciendo
que los estadounidenses deberían poder viajar a donde quieran a menos
que haya una razón imperiosa relacionada con la seguridad nacional». Y
además gastarán más en restaurantes, tabaco y ron.
«El país cambiará»
Por su parte, Alex Castro, el hijo fotorreportero de Fidel Castro, dijo
en una entrevista a un canal de televisión que «Coca Cola y McDonald's
son bienvenidos a Cuba. Somos vecinos y podemos hacer Coca Cola aquí, no
hay problema». La idea era impensable hace dos meses, aunque una
hamburguesería del barrio de Miramar ya ha colocado su cartel con una
'M' invertida que se asocia de inmediato, y el refresco ya se vende
importado por terceros países.
Empresas de otros sectores, como los fabricantes de coches General
Motors y Ford, la agrícola Cargill o la cadena de venta de muebles Ethan
Allen Interiors celebran el deshielo. Empresas de Puerto Rico,
legalmente estadounidenses pero con lazos caribeños, han organizado
visitas exploratorias. El economista cubano Juan Triana admitió que
desde que el 17 de diciembre Barak Obama y Raúl Castro anunciaron el
proceso de restablecer los lazos diplomáticos rotos en 1962 «la imagen
de Cuba ha cambiado. Hoy, muchas empresas importantes están mirando a
Cuba. Cuando la isla consiga, por ejemplo, que Estados Unidos le quite
de la lista de países terroristas, el país cambiará. Eso nos ha costado
muchísimo a nosotros».
El profesor del Centro de Estudios de la Economía Cubana de la
Universidad de La Habana consideró que las empresas presentes ya en la
isla no deberían preocuparse por la entrada de corporaciones
estadounidenses en la economía local. Tampoco ve «un gran impacto
inmediato» por la llegada de más dinero estadounidense a Cuba, pero
considera que podrían «atraer mucha inversión de otros países» porque
ahora «los inversionistas empiezan a mirar a Cuba de otra manera».
Para el presidente Castro la normalización plena llegará cuando se
levante el embargo. Obama afirma que seguirá buscando la democratización
de la nación comunista, que desde 1959 se mantiene narizona a 145
kilómetros de sus fronteras. Sus 45 minutos de conversación telefónica
cambiaron el panorama. Parece que buscan un proceso rápido.
Además, en la práctica y para disgusto de reaccionarios de ambas
orillas, el mapa de Cuba, borrado literalmente de muchos atlas de EE UU,
ha regresado a las cartas de navegación aeronáuticas y a las agendas de
gobernadores y empresarios del vecino del norte interesados en
posicionarse por si el Congreso -el único que puede cambiar leyes como
la Helms Burton, que endurece el embargo-, decide escuchar al 70% de los
estadounidenses que se manifiestan a favor de levantarlo.
El ingeniero Jesús Setien destaca que lo importante es «poder mantener
comercio y relación con EE UU. Al estar tan cerca pueden disminuir los
precios de los productos de primera necesidad para consumo familiar y
para los servicios atendidos por cuentapropistas que no tienen un
mercado mayorista en el que en comprar materia prima». Nadie espera que
sea de la noche a la mañana. Solo, como sostiene Setien, que se vayan
dando pasos porque «el pueblo cubano merece y espera un cambio favorable».
Source: Con los ojos puestos en Cuba . larioja.com -
http://www.larioja.com/internacional/201502/02/ojos-puestos-cuba-20150202004631-v.html
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