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Friday, December 16, 2011

Paradojas del presente; Comercio Cuentapropista

Paradojas del presente; Comercio Cuentapropista
Jueves, 15 de Diciembre de 2011 12:40
Rogelio Fabio Hurtado

Cola para entrar al cine YaraMarianao, La Habana, (PD) Por muchos años,
casi toda la actividad comercial privada estuvo prevista y penada como
figura delictiva, llamada "actividad económica ilícita".

Recuerdo, en los infelices 70, haber presenciado todo un juicio
municipal contra un anciano que vendía cerca de la Virgen del Camino
habichuelas y ajos, malignos productos que ocultaba en los bolsillos de
sus raídos pantalones.

Hoy, se legitima el establecimiento callejero de micro vendutas de todo
tipo de productos, desde herrajes hidrosanitarios hasta artículos de uso
personal, como billeteras, cintos y carteras de mujer. Así, la conocida
incapacidad estatal para ofertar estos renglones da lugar a la
proliferación de pequeños comerciantes, en franca violación de la
racionalidad comercial civilizada.

Ahora bien, ninguno de estos cuentapropistas puede elaborar por sí mismo
dichos productos. De una parte, el Estado dice no tener capacidad
económica para funcionar como socio mayorista; de otra, los pequeños
comerciantes están comprándole toda esa mercancía a alguien. ¿Será al
propio aparato estatal, quien se procura así amplias ganancias al margen
de su propia legalidad? Es difícil imaginar que exista toda una red
clandestina inadvertida por las autoridades. Entonces, hay que concluir
que esa aparente anomalía está prevista y aprobada por los militares que
nos ordenan.

La vaca profana

Desde la época colonial, se ofertó en La Habana tanto la carne de res
como la de caballo. Durante aquella República, el precio subía o bajaba,
pero existían las carnicerías, precisamente porque en ellas se vendía
carne de res. Las pollerías eran otra cosa, y ningún carnicero se
rebajaba a ofertar aves y huevos en su comercio. Con la llegada del
socialismo científico, todo cambio. El Estado se involucró en grandes
planes de recría, incluso se adquirieron toros y vacas de prosapia
internacional, para cuyo bienestar les fueron instalados los equipos de
aire acondicionado retirados de las aulas del Instituto Preuniversitario
de La Habana, medida que ejecutó personalmente el finado José LLanusa,
entonces Ministro de Educación. Sin embargo, ¿quién se acuerda de la
última vez que compró carne de res en una carnicería? Hoy en día,
parecen estar a punto de legalizar la matanza clandestina, hasta ahora
tan perseguida. Nos hemos enterado del bloqueo impuesto por el aparato
estatal contra la crianza de estos nobles animales. ¿Dónde mete el
Estado tanto la leche como la carne de res? ¿Será que se la comen ellos
solos? En tal caso, supongo que estarán todos aquejados de gota.

Agricultura virtual.

Estos supuestos marxistas se venden como materialistas, pero en realidad
dejan chiquito al idealista más empecinado. Si nos atenemos a su prensa
y a su televisión, todo marcha que da gusto. Cuando frecuentamos los
mercados agropecuarios nos damos de narices con la realidad. Los
frijoles son cada vez más caros y si algún vendedor furtivo se los
ofrece más baratos, desconfíe, se trata de barredura o bien a esa libra
le faltan onzas; además, ambas insuficiencias no se excluyen. La
información oficial le ha ganado informativamente la batalla al marabú;
este año ya no hubo explosión tomatera, pero el tomate no baja de 5 ó 6
pesos la libra. La cebolla llegó a rondar los 20 pesos. De la malanga,
que hace muchos años el Máximo Líder nos prometió como remedio contra el
hambre, ni hablar.

Del ocaso del cine

Estamos viviendo, como todos los diciembres, una orgía cinematográfica,
a propósito del Festival del Cine Latinoamericano. Lo bueno es que,
pasados los quince días de ofertas, volveremos a la realidad: los cines
habaneros que funcionan durante el año apenas alcanzan a diez, de ellos
más de la mitad en el céntrico Vedado. La inmensa mayoría de los cines
de barrio han desaparecido, arruinadas sus edificaciones o convertidos
en otras cosas. La programación es irregular y carece de crítica. Si uno
no se habitúa a las películas que pone la televisión, prácticamente
pierde la costumbre. Al ICAIC no le alcanza el presupuesto para su
tradicional Noticiero Latinoamericano. La producción nacional sobrevive
con cierta dignidad. Para rematar, el sistema de tandas independientes
parece ideado por un enemigo jurado del siempre emocionante erotismo
potencial de la sala oscura.

rhur46@yahoo.com

http://primaveradigital.org/primavera/sociedad/sociedad/2895-paradojas-del-presente-comercio-cuentapropista

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