Tuesday, April 19, 2011 | Por Gustavo E. Pardo
LA HABANA, Cuba, abril (www.cubanet.org) – El sábado 15 de abril
amaneció entre ruidos de camiones, salvas de artillería, himnos y una
multitudinaria marcha, en la cual se destacaba la presencia de las tres
armas que componen la Fuerza Armada Cubana.
En horas de la tarde, Raúl Castro, en un discurso presentado ante 997
delegados que representaban a unos 800 000 miembros del Partido
Comunista de Cuba (PCC), dejo inaugurado el VI Congreso de esta
organización.
En su informe, Castro esbozó un panorama nada halagüeño sobre lo que
había ocurrido en el país durante los últimos cincuenta años; y las no
menos lúgubres perspectivas a las que se enfrenta la nación, al menos
durante un quinquenio.
Según afirmara Castro, en las reuniones previas al evento, efectuadas
con la población, las 291 propuestas originales, fueron ampliadas a las
311 que serán consideradas los delegados a la reunión; aclarando que
ciertas propuestas habían sido excluidas por hallarse en abierta
contradicción "con la esencia del socialismo".
Castro siguió diciendo que los acápites que más interés atrajeron
durante las reuniones con la población fueron: la eliminación de la
libreta de racionamiento, la política de precios, la transportación de
pasajeros, la educación, la unificación monetaria y lo referente a los
servicios de salud. Estos serán los temas en los cuales estarán
centrados los debates del tan esperado VI Congreso; es decir, se
abordarán consecuencias, pero no las causas que las originaron.
Para algunos analistas resultan de interés los señalamientos de Castro
sobre el olvido al que fueron a parar los acuerdos de los sucesivos
congresos del PCC, sin que se exigiera su aplicación; afirmando que él
sí demandaría el cumplimiento de lo que se apruebe en el actual
congreso, e inclusive en los pasados. Además, señaló lo nefasto del
excesivo centralismo, que ha paralizado la toma de decisiones en el
aparato administrativo de la nación.
En el informe no se abordan temas de fondo, todo se achaca al deficiente
funcionamiento de las estructuras económico-administrativas del Estado;
obviando con ello que estas circunstancias surgen de la aplicación de un
sistema inviable, debido precisamente a su esencia anti natural; por
ello, se puede vislumbrar que entre los acuerdos estarán:
El relevo de Fidel Castro de todos sus cargos.
La elección de nuevos rostros en las distintas estructuras del Comité
Central.
Algunas tímidas reformas económico-estructurales.
Ciertos ajustes políticos que garanticen la irreversibilidad del castrismo.
Y como resultado final: más de lo mismo.
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