Friday, April 8, 2011 | Por Miguel Iturria Savón
LA HABANA, Cuba, abril (www.cubanet.org) – Esperanza González Berrueta,
vecina del barrio Cruz Verde, municipio Cotorro, La Habana, entregó el
30 de marzo en la Dirección de Trabajo y Seguridad Social de su
territorio, la licencia que la acreditaba para elaborar y vender
alimentos a domicilio, obtenida a principio del mes.
Al cerrar la pequeña cafetería instalada en el balcón de su apartamento,
esta mujer de 46 años retorna a la dinámica de su hogar, "abandonada a
cambio de nada, pues el negocio no da, no recupera la inversión
realizada –montar el fregadero, comprar termos, vasos y alimentos- y te
asfixian con impuestos, y los inspectores encima de una, pidiéndote
papeles por cada producto".
Esperanza asegura que: Se trabajaba para la oficina municipal el
trabajo, la cual no da nada pero exige cada mes el 10 por ciento de las
ganancias, 200 pesos por el permiso de venta, 87 para la seguridad
social y, al final del año, si reportaste más de 5 mil pesos, hay que
entregar otro 10 %".
La decepcionada vendedora advierte: "Si cuentas con un ayudante, tan
necesario para adquirir mercancías y hacer gestiones, además de pagarle
a él, pagas por él 450 pesos y la misma cantidad por el seguro social".
Asegura que no le da la cuenta, pero reconoce que a otros les puede ir
mejor con ofertas similares. "Depende del tránsito de personas y del
poder adquisitivo de los vecinos; una cafetería al lado de una escuela
secundaria, de un cruce de caminos, o de una fábrica sin comedor es una
buena opción".
Al igual que la vecina de Cruz Verde, decenas de trabajadores por cuenta
propia entregan las licencias en los primeros tres meses. Una empleada
de la misma oficina informó hace unos días que dicha entidad "entrega
tres licencias al día y recoge 10, lo cual demuestra que los
solicitantes no hacen un estudio de mercado, pues parten de la euforia y
la necesidad".
David, un barbero de 52 años que reside en la calle 222 del mismo
reparto, advierte que el aumento del impuesto estatal es abusivo.
"Pagaba 100 pesos por la licencia y me aumentaron a 500; me exigen,
además, el pago de la Seguridad Social e incrementar el por ciento que
declaro al mes. Si siguen aumentando tendré que entregar la licencia y
sobrevivir con mi vieja clientela, sin recibir a los muchachones del
barrio que pagan más por la complejidad del pelado".
Cuenta que a los barberos que ejercen su profesión en locales del Estado
les va peor. "Ellos pagan hasta 950 pesos al mes por la licencia, no
reciben nada y compiten con quienes ejercemos en nuestras casas".
La tendencia al alza se confirma, a su vez, contra los vendedores de
discos de música y audiovisuales, quienes pagaban 80 pesos al mes y le
subieron a 800, además de abonar el por ciento por las ventas y lo
establecido para la Seguridad Social.
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