El auge de los taxis clandestinos
Iván García
La Habana 20-04-2011 - 5:18 pm.
Aunque las licencias se obtienen sin muchas trabas, los dueños de autos 
prefieren alquilar desde la ilegalidad.
"Dios sabe lo que me cuesta mantener rodando el carro", dice José, ex 
diplomático retirado desde 1994 y dueño de un Lada 2105 fabricado en 
Rusia a finales de los 80.
Cobra unos 350 pesos de jubilación que se evaporan al comprar tomates, 
arroz y frutas. Para buscar el indispensable dinero extra, alquila su 
automóvil por 25 dólares al día a personas de confianza, sobre todo 
turistas extranjeros de paso por La Habana.
Rosario, su esposa, también se dedica al "invento": vende tartaletas 
rellenas de coco. Así y todo, a fin de mes están con la soga al cuello. 
"Nosotros no tenemos parientes en Miami. Tenemos que jugar al duro", 
comenta ella.
Cuando no tiene alquilado el coche, el propio José hace las veces de 
taxista clandestino. Es decir, por la izquierda, evadiendo al fisco. 
Suele hacer de chofer a personas solventes del barrio para salidas a 
cabarets o restaurantes, por moneda dura.
Cuando su auto está de baja, José ayuda a su mujer a preparar las 
tartaletas. Ninguno de los dos paga impuestos. "Si sacara la licencia 
tendría que trabajar todos los días. Prefiero ser taxista clandestino. 
Todo va para mi bolsillo".
También Alicia, una cirujana con 15 años de experiencia laboral, burla 
los impuestos. Los fines de semanas renta su auto a familias con dinero 
que deciden ir a la playa o a centros de esparcimiento.
"Cobro más barato que los taxis estatales por divisa", aclara. Al salir 
de su consulta o turno de guardia, de regreso a casa, Alicia "botea" a 
las personas que sacan la mano y se dirigen en su misma dirección.
"No es mucho dinero, pero al menos me alcanza para la gasolina", indica 
quien todas las noches reza a sus orishas para que la envíen a una 
misión médica en Sudáfrica.
Según Alicia, en Sudáfrica los médicos cubanos logran reunir una buena 
suma de dólares. "Si me otorgan el viaje, podré comprar un auto nuevo y 
reparar a fondo la casa".
A pesar de que el trámite para obtener licencias es rápido y sin muchas 
trabas, los dueños de autos prefieren alquilar desde la ilegalidad. La 
poca cultura tributaria de los cubanos pudiera ser un argumento. José 
tiene otro: "Los impuestos son demasiados elevados. Si desde hace diez 
años alquilo el auto sin pagar licencia, no veo por qué tenga que 
hacerlo ahora".
La cirujana Alicia aduce que ella no tiene tiempo para ejercer como 
taxista particular. "Aprovecho mis ratos libres. De cualquier manera, el 
gobierno no le paga a los médicos un salario justo".
Aunque no se manejan cifras, son considerables las personas que 
mantienen negocios sin pagar un centavo de gravamen. Se arriesgan a que 
les pille un inspector estatal. Pero en la calle suele practicarse el 
ojo por ojo: "Si el Estado me roba a mí, yo le robo al Estado".
http://www.diariodecuba.com/cuba/4233-el-auge-de-los-taxis-clandestinos
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