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Thursday, March 17, 2011

Los destapes

Opinión

Los destapes
Reinaldo Escobar
La Habana 17-03-2011 - 12:02 am.

Los informantes del régimen: ¿cómo ha sido posible enaltecerlos?

El último de los informantes: Frank Carlos Vázquez Díaz

Quizás el trabajo de agente encubierto sea uno de los más peligrosos que
pueda realizarse.

Hemos visto, en muchos filmes, a hombres y mujeres penetrar bandas de
narcotraficantes, grupos terroristas y asociaciones mafiosas cuyo común
denominador es el secreto con que realizan sus operaciones,
particularmente si éstas conllevan actividades ilegales.

En cambio, si alguien se infiltra en un determinado grupo cuyas
actividades no implican la comisión de un delito, entonces es el tal
agente encubierto quien viola la legalidad: es el caso de quienes se
dedican al espionaje industrial, de los chantajistas o de los vulgares
mira huecos. En ese sentido, es aún peor el hacerse miembro de una
entidad con el único propósito de cometer actos que la desprestigien.

En estos días hemos visto en Cuba varios destapes de agentes
encubiertos, y parece que seguiremos enterándonos de otros nuevos. En
realidad es una vieja costumbre; cuando se enjuició al ex comandante
Rolando Cubelas, acusado de un intento de magnicidio, se presentó un
señor nombrado Felaifel para que contara las inmoralidades cometidas por
el criminal. En un momento, el fiscal le preguntó: "¿Y cómo fue posible
que usted no se corrompiera entre esas personas?", a lo que el aguerrido
agente le contestó con una frase muchas veces citada: "Un comunista no
se corrompe en ningún medio ambiente". Años después, mientras trabajaba,
si mal no recuerdo, en el tristemente célebre Cordón de La Habana,
Felaifel fue sancionado precisamente por corrupción.

Es duro el trabajo del agente encubierto, y aclaro que en esta
definición no incluyo a los informantes captados por la vía del
chantaje, la amenaza o el interés material. Imagino que ha de ser
difícil fingir amistad para propiciar esos deslices facilitadores de
detalles que luego enriquecerán sus informes. Se conocen casos de
quienes han contraído matrimonio desde su falsa identidad, solo para
mejorar la cobertura que le inventaron sus jefes. Llegan al extremo de
simular una preferencia sexual ajena para obtener informaciones. Solo la
más profunda convicción de que se está evitando un crimen monstruoso
evita a esas personas el daño psicológico que implica asumir la
personalidad de sus peores enemigos.

Insoportable ha de ser este daño para quien llegue a reconocer que no ha
delatado a un criminal, sino a personas que se creen en el derecho de
ser diferentes.

A lo largo de los 53 años de este proceso llamado revolución cubana,
hubo gente que se prestó de carnada para dejar en evidencia a un
homosexual que luego sería expulsado deshonrosamente de las filas de
algo; o que acompañaron a un amigo a un bautizo para luego denunciarlo
en la asamblea donde el otro, que ni siquiera era católico, pretendía
entrar al partido comunista; o que pidió prestado un libro tenido por
conflictivo para revelar la forma de pensar del condiscípulo más
talentoso en la universidad; o que registró en gavetas para encontrar
las pruebas de la ayuda recibida por una mujer a la que le habían
encarcelado al esposo por tener opiniones políticas contrarias al gobierno.

¿Cómo ha sido posible enaltecer esas conductas?

http://www.diariodecuba.com/cuba/3634-los-destapes

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