2009-09-12.
Juan Carlos Linares Balmaseda, Periodista Independiente
(www.miscelaneasdecuba.net).- La Habana.– Por suerte, subvencionar los
Derechos Humanos en cualquier lugar de este planeta se considera un acto
legítimo y humanitario, máxime si se infringen artículos de la
Declaración Universal. Por desgracia, el régimen de Cuba tergiversa la
razón de tal subvención.
Sin la subvención que gobiernos democráticos y organizaciones no
gubernamentales consignan a Cuba todo sería peor en nuestra incipiente
sociedad civil: menor tolerancia por parte del régimen y sus huestes
para con los ciudadanos pro-democracia que amparados en dicha
Declaración Universal difunden la magnitud de las violaciones; mayor
incertidumbre y agonía entre los reos en las prisiones y de sus
familiares afuera; menor caudales de información popular; mayor nivel de
incomunicación de los cubanos con el exterior...
Numerosos cubanos enaltecen su horizonte cultural e intelectual gracias
a equipamientos tecnológicos, bibliotecarios y de oficina frutos de
dicha subvención. Eso se traduce en salas de Internet gratuitas, libros,
impresión de documentos, cursos de idiomas y de periodismo,
tele-conferencias, videos, computadoras, cámaras de videos, teléfonos
celulares, etc. Y también ¿porqué negarlo? al vital amparo monetario
para los activistas que el régimen se propone por todos los medios asfixiar.
Pero subvención y transparencia han de ir de manos cogidas en la
canalización de los recursos, es decir, un diáfano origen, destino y
utilidad de los donativos.
Los regímenes dictatoriales de tendencias totalitarias, comunistas
marxistas leninistas o fundamentalistas son expertos subvencionando
incondicionales en cualquier parte del mundo utilizando planes
clandestinos. Financian organizaciones y hasta gobiernos con ideologías
afines por intereses geopolíticos. Desacreditan, subvierten y
desestabilizan el orden en naciones democráticas. Campaña sucia es poco,
es una guerra solapada.
Usan múltiples vías corruptas de subvención, al tiempo que infunden un
sentimiento de complejo de culpa que muchas veces cala hondo en los que
subvencionan campañas pro-democracias y de derechos humanos y también
cala en los activistas subvencionados. Negarse al plan de esos
regímenes, enemigos de los derechos individuales, es obrar con digna
transparencia.
La Internet es un medio eficiente capaz de implementar la transparencia.
¿Cuántos paladines de los derechos humanos y la democracia en Cuba, que
reciben subvenciones, cuentan con una página digital donde informen con
detalle cada centavo o libra de ayuda admitida y distribuida
posteriormente? Esto no significa abrirse en absoluta ingenuidad.
Evasivas, para rehusar ser transparente, abundan. La más típica evasiva
es el miedo ante el vocablo subvención en boca del régimen que nos
vigila, y nos conducen al panel lucrando.
SUBVENCIÓN Y TRANSPARENCIA - Misceláneas de Cuba (12 September 2009)
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=22756
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