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Tuesday, June 09, 2009

Mujeres en el púlpito

RELIGIÓN-CUBA:
Mujeres en el púlpito
Por Patricia Grogg


LA HABANA, jun (IPS) - Izet Samá no se arrepiente de estar dedicada las
24 horas de cada día a su misión como pastora de la Iglesia
Presbiteriana Reformada en una pequeña localidad de la provincia cubana
de La Habana.

Pero ser mujer, joven y negra triplicó el reto de romper normas hechas
por hombres y para hombres, reconoció a IPS.

"Una tiene que estar constantemente demostrando capacidades y aptitudes,
que puedes hacerlo bien, que sirves. Es duro", explicó. Con 35 años y
cinco desde su ordenación pastoral, Samá tiene la certeza de que el
camino escogido es el correcto, por encima de sinsabores y dificultades.

La perseverancia, dijo, es la clave."No me rendí, hubo momentos en que
tuve que trabajar en tres iglesias al mismo tiempo, en condiciones muy
difíciles, pero a más complicaciones y obstáculos, más fuerza ponía para
seguir", relató.

"Mi fin último era trabajar en una comunidad y ser pastora", resumió. En
el camino, recordó, no le faltaron apoyos, "pastoras y líderes
religiosos que me ayudaron".

Cuando se le asignó finalmente una comunidad donde ejercer su pastorado,
la encontró llena de problemas y dividida por conflictos internos. Ahora
"es totalmente diferente", dijo la pastora.

La iglesia de Samá está en el poblado de Los Palos, parte de un
municipio de la provincia de La Habana, más cerca de la vecina Matanzas
(distante 87 kilómetros) que de la urbe capitalina.

Entre los principales problemas del entorno social de su grey mencionó
la violencia de género e intrafamiliar y el alcoholismo.

"Es una comunidad en que muchos desconocen sus derechos ciudadanos, y en
eso trabajo mucho con la Constitución y la legislación cubanas. Porque
uno de mis puntos es ayudar a hacer mejores ciudadanos. En la medida en
que conozcan la realidad pueden contribuir a transformarla", afirmó.

El propio hecho de ser líder religiosa en un país con las peculiaridades
de Cuba, su sistema socialista, los resabios machistas que trascienden
las leyes y lo conquistado en equidad de género, ha sido un reto para Samá.

"Ha implicado riesgo, mucho tiempo, desilusiones y frustraciones", aseguró.

Pero, añadió, "es necesario ser pastora, es necesario transformar. Es
necesario estar en Cuba, con todo lo que implica. En el camino puede
haber muchas complicaciones, dolores, incomprensiones, pero si desistes
y te vas del camino, los problemas van a ser mayores".

En Cuba, con 11,2 millones de habitantes, una reforma de la Constitución
en 1992 abrió paso a una mayor apertura religiosa, después de que por
dos décadas el Estado se había definido como ateo, y el ser creyente era
percibido como contradictorio con los ideales revolucionarios.

La apertura religiosa reflotó el gran sincretismo que en materia de
credos ha caracterizado tradicionalmente a esta isla caribeña, según
diferentes expertos.

Se considera que la mayoría de la población es católica y, al mismo
tiempo, estar bautizado en esa Iglesia es un paso necesario para ser
iniciado en el rito de la santería, una religiosidad popular de origen
africano, muy extendida en Cuba.

El cuadro religioso cubano está conformado por la Iglesia Católica, un
amplio espectro de iglesias protestantes, expresiones de origen
africano, espiritismo y manifestaciones traídas por antiguas
migraciones, como el judaísmo y el vudú.

PASTORAS CONTRA PATRIARCADOS

Pero no ha sido este contexto el mayor desafío de Samá y de otras muchas
mujeres que han buscado el liderazgo dentro de sus iglesias, sino el de
romper con esquemas patriarcales.

Para comenzar, no todas las ramas protestantes admiten el pastorado
femenino, como tampoco el catolicismo ordena sacerdotisas. De hecho, en
el mundo, las diferentes confesiones religiosas han tenido como
denominador común a lo largo de su historia el papel secundario asignado
a la mujer.

"En mi caso, ser joven y tener una concepción diferente del pastorado me
costó muchos obstáculos al principio, porque se cuestiona el modelo que
estamos implementando", dijo Samá.

"No se tiene en cuenta lo que aportamos, sino que no nos ajustamos al
molde tradicional en que se ha encasillado al pastor", explicó.

Samá optó por trabajar con una metodología de educación popular,
interactuando con la comunidad y buscando que cada persona tenga
conciencia de que puede aportar y participar. Una fórmula que "requiere
dedicación completa", subrayó.

"Además, hay muchos colegas que no nos aceptan, nos ven como enemigos,
como alguien que está llegando a la iglesia a usurpar puestos", detalló.

"Hay una cuestión de poder, de no perder la presencia en los espacios de
decisión. Mientras nosotras solo queremos compartir nuestras
experiencias", remató la pastora.

Pese a los obstáculos, la Iglesia Episcopal cubana ordenó en 2007 a
Nerva Cott como su primera obispa, y en años recientes, el Consejo de
Iglesias de Cuba estuvo presidido por la reverenda Rodhe González, de la
Iglesia Cristiana Pentecostal.

Otro caso destacado es el de Ofelia Ortega Suárez, pastora de la Iglesia
Presbiteriana Reformada y presidenta para América Latina y el Caribe del
Consejo Mundial de Iglesias, entre otros cargos.

Los nuevos actores sociales exigen protagonismo y la mujer no se
conforma con las estructuras patriarcales que le cierran el paso, más
allá de las dificultades. "El poder no se cede, tienes que disputarlo",
señaló a IPS la antropóloga e historiadora cubana María Ileana Faguaga.

"Las iglesias son parte de las sociedades, en ellas se están reflejando
las tensiones y readecuamientos que se viven en cada escenario social,
incluidas las sexistas y las sexuales, las raciales, así como las
transformaciones por las que está pasando el núcleo tradicionalmente
conocido como familia", agregó la experta.

El académico y secretario en Cuba de la Comisión para el Estudio de la
Historia de la Iglesia en Latinoamérica (Cehila-Cuba), Enrique López
Oliva, explicó a IPS que este proceso de incorporación de la mujer a
roles protagónicos en las iglesias cristianas no católicas comenzó
gradualmente a fines de los años 60 del pasado siglo.

Eran los primeros años de la Revolución Cubana y de grandes tensiones
con Estados Unidos. Muchos pastores abandonaron Cuba y algunas de sus
responsabilidades comenzaron a ser ocupadas por mujeres que
permanecieron en las comunidades. "Fue una coyuntura especial que
vivieron las iglesias", comentó López Oliva.

Luego vino la incorporación a cursos de teología. Ahora, muchas son
profesoras en el Seminario Evangélico de Matanzas y no es raro
encontrarlas a la cabeza de sus comunidades religiosas. "Este proceso ha
sido creciente en los últimos 20 años", añadió el académico.

Al hacer una mirada retrospectiva desde que la mujer fue admitida al
"sacerdocio pleno", la obispa Cott confesó "cierta frustración" porque
las mujeres se mantienen como una minoría notable. "Todavía ellos
preferencialmente desempeñan los cargos de poder y autoridad", dijo en
un artículo sobre la situación de la mujer en la Iglesia.

Cott argumentó que persiste la mentalidad machista, tanto en hombres
como en mujeres a la hora de asumir, elegir, nombrar o designar cargos
de importancia en el trabajo de la Iglesia. Al varón que está ordenado
en una Iglesia, consideró, se le mide con menos exigencia que a la
mujer, con independencia de la capacidad.

En la Cuba actual, con la libertad religiosa garantizada
constitucionalmente, existen 27 Iglesias y 12 grupos ecuménicos que son
miembros del Consejo de Iglesias de la isla y representan una buena
porción de los creyentes protestantes, evangélicos y pentecostales.

También hay cerca de 60 con reconocimiento oficial, pero no miembros del
Consejo, y unos 100 grupos, la mayoría muy pequeños, no registrados
oficialmente.

La mayor parte de las iglesias protestantes mantienen relaciones
consideradas estables y respetuosas con el Estado cubano e, incluso,
algunos de sus pastores y personalidades más relevantes han sido
elegidos en varias oportunidades como diputados a la Asamblea Nacional
del Poder Popular.

Por el lado de la Iglesia Católica, también se ha producido en esta
década "un mejoramiento general en las relaciones" con el Estado,
reconoció hace poco el cardenal Jaime Ortega. La mejora, explicó, no es
sólo institucional sino que alcanza a la situación de los cristianos en
general y de los católicos en particular. (FIN/2009)

RELIGIÓN-CUBA: Mujeres en el púlpito (9 June 2009)

http://ipsnoticias.net/nota.asp?idnews=92352

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