2009-06-11.
Juan Carlos Linares Balmaseda, Periodista Independiente
(www.miscelaneasdecuba.net).- En Ciudad de la Habana más de la mitad de
las viviendas se catalogan –en término arquitectónico– de regular a
malas. Debido a ello, los derrumbes parciales o totales consiguen cada
vez menos significación noticiosa, salvo de que en el siniestro haya
fallecimientos o sea de magnitud excepcional.
El pasado viernes 5 de junio, se derrumbó una parte de la habitación No.
10 en la cuartería de la calle Pedro Perna 371, barrio Luyanó. La
habitación contaba con una sala-comedor, una cocina y un baño muy
pequeños y encima el dormitorio en un entrepiso de madera (la barbacoa).
Con el derrumbe la habitación quedó sin cocina y baño. La propietaria
del inmueble, Regla Menocal, refiere: "Por suerte mi hijo se lavó la
boca y acababa de salir del baño". Y suerte que a las 6.30 AM, momento
del estruendo, nadie caminaba por el estrecho pasillo que conduce a los
9 apartamentos con sus 25 inquilinos.
Meses atrás a unas escasas cuadras de allí, de haber fallado la suerte
alguien hubiese muerto con el derrumbe total de la edificación múltiple
en calle Concha y Juan Abreu. Cuentan que hasta una anciana postrada
cayó en silla de ruedas igual que un cascote más desde una altura de
casi seis metros y sacada de dentro de los escombros sin un rasguño.
Entonces, quién duda de que la suerte también concurre al convite
cotidiano de calamidades y derrumbes.
Retornando a la cuartería de Perno Perna 371, conoceremos que a partir
de ahora Regla Menocal deberá cocinar y bañarse en casa de vecinos o
familiares cercanos y hacer sus necesidades fisiológicas urgentes en una
lata. Al mismo tiempo el derrumbe le arrancó las tuberías de agua y gas.
Hacía tiempo que la tubería de gas era la que sostenía la pared. Todos
esperaban que la solución llegara del Poder Popular. Dado que la
legalidad socialista establece con claridad que "nadie puede resolver
por cuenta propia, solo el "Estado benefactor puede"", y la gente espera
mientras el peligro acecha. La falta de recursos monetarios por un lado
y la contención policial por la otra contribuyen con la parcimonia y el
desaliento cuando de poner manos a la obra se trata.
Esta cuartería había sido declara inhabitable por unos veinte años,
hasta que a mediados de los años noventa la Oficina de la Vivienda
Municipal propuso a los moradores suprimir la categoría de inhabitable a
cambio de sustituir el ruinoso techo de viga y lozas de hormigón por
tejas de asbesto cemento, en desacuerdo con la mayoría que sabían que
con las tejas llegarían otras calamidades (goteras, calor y fragilidad).
Preferían la posibilidad de que les asignaran cemento, cabillas y áridos
a precios módicos para fundir una placa de hormigón armado. Sin embargo,
la opción gubernamental fue categórica: "o lo toman o lo dejan", y la
opción de las tejas, colocadas por una brigada estatal de modo chapucero
en algunas partes, se impuso.
DERRUMBES CON SUERTE - Misceláneas de Cuba (11 June 2009)
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=21157
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