Valentina Cueto
LA HABANA, Cuba, junio (www.cubanet.org) - El culero, como la mayoría de
las prendas de vestir, ha sufrido sucesivas transformaciones a lo largo
del tiempo, que van desde los simples paños de tela hasta los
desechables. Los primeros deben ser lavados cada vez que se ensucian.
Las madres cubanas, en su mayoría, no cuentan con las divisas necesarias
para la adquisición de una lavadora, incluso ni para costear el
detergente necesario para lavar a máquina. La mayoría de ellas realiza
el lavado de los culeros a mano limpia.
Esta tarea es agotadora, por lo que las madres -como las de cualquier
lugar del mundo- prefieren los culeros desechables. Su altos precio en
el mercado interno en divisas, hace que sean utilizados por ellas de
manera peculiar: las madres cubanas han inventado el culero desechable
reciclable. ¡Increíble, pero muy cierto!
Tras el aseo del pequeño le aplican una gruesa capa de crema infantil
Manzatín-E, (si la tienen), indicada para la prevención y alivio de las
irritaciones de la piel producidas por el culero y para protegerlos, en
caso de heridas y quemaduras leves.
Con el paso de las horas, después de orinar varias veces, se va formando
una abultada y pesada bolsa entre las piernas de la criatura quien, si
ya aprendió a caminar, va de aquí para allá realizando sus actividades
habituales.
Cuando el culero, agotadas sus posibilidades de absorción, permite la
salida del líquido al exterior, eso significa que ha llegado el momento
de cambiarlo; salvo que el pequeño haya tenido la suerte de hace "popó",
en cuyo caso el culero es inmediatamente retirado.
La madre, cuidadosa y pacientemente, realiza una incisión al desechable
por donde se expulsa la orina acumulada y se sustituye el relleno
original por un pedazo de tela antiséptica. Esta innovación criolla –el
culero reciclado- permite una segunda, y hasta la tercera utilización de
un producto concebido para ser desechado tras un corto tiempo de uso.
El procedimiento, digno de ser registrado en el libro de record Guines,
provoca consecuencias indeseables. La más evidente es el aspecto
deprimente del bebé: la monumental bolsa entre sus piernas hace que
parezca como un enano siniestro escapado del circo de Frankenstein.
Quizás la postura que debe adoptar los bebés para desplazarse con tal
impedimento, pudiera deformar sus extremidades.
Con todo, el más preocupante de los efectos secundarios indeseables de
la invención es la persistente irritación del niño; tanta, que ni el
Mazantín-E o los tradicionales fomentos de manzanilla y hojas de guayaba
pueden aliviar, como tampoco logran alivio las madres cubanas con los
precios del jabón y culeros desechables.
Culeros reciclados (11 June 2009)
http://www.cubanet.org/CNews/y09/junio09/11_C_5.html
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