La ex analista militar de Estados Unidos, conocida como la Reina
de Cuba, cumple condena en Texas por revelar altos secretos
María José IGLESIAS
Es como una película de James Bond, con guión real y oscuras
maquinaciones entre Washington y La Habana. Las historias de espías
fascinan a los estadounidenses. La última tiene protagonista de origen
asturiano: Ana Belén Montes, conocida durante sus años en el Pentágono
como la «Reina de Cuba». Sus abuelos emigraron del oriente de la región
a Cuba en el siglo XIX. Una rama de la familia se instaló más tarde en
San Juan de Puerto Rico. Allí nació su padre, Alberto Montes, médico
psiquiatra y oficial del Ejército americano.
El «caso Montes», abierto desde 2001, todo un clásico entre el exilio
cubano de Miami, se reactivó el pasado viernes, en el mismo momento en
que un comunicado oficial del Departamento de Estado que dirige Hillary
Clinton anunciaba la detención del matrimonio formado por Walter Kendall
Myers y su esposa, Gwendolyn Steinbrager Myers.
A los Myers, que se apellidan como una de las bases navales más
importantes de Florida, al lado de la bahía de Tampa, se les acusa de
espiar para La Habana durante casi 30 años. La información difundida por
el Gobierno estadounidense añade que los Myers se jactaron de haber
pasado una velada en compañía de Castro en 1995, ante quienes ellos
creían que eran agentes castristas. Los Myers tenían una idolatrada
maestra en las artes del espionaje de alto nivel. No era otra que Ana
Belén Montes. En el Pentágono la llamaban la Reina de Cuba. Lo sabía
todo del régimen de Castro. Tanto le interesó la revolución de 1959 que
acabó fascinada por ella.
En la base militar de Nuremberg, entonces Alemania del Este, nació Ana
Belén en el año 1957, en plena guerra fría. Como la mayor parte de los
altos mandos de la Armada, su padre pasó unos años destinado en Europa.
El comienzo perfecto para una biografía digna de un guión de Hollywood.
Una exquisita formación en colegios militares y selectos internados de
la Costa Este culminó con un puestazo en el Pentágono. La carrera se
truncó porque Ana se pasó al enemigo. Una de las cosas que más
sorprendió a la CIA es que lo hizo sin cobrar nada a cambio.
Desde 2003 Ana Montes cumple condena en la cárcel de FMC Carswell in
Fort Worth, en Texas. Carswell es una prisión de máxima seguridad
ubicada en los extensos terrenos de la base naval y aérea de Fort Worth,
una de las joyas de la amplia corona del Ejército americano. A los diez
días de los ataques a las Torres Gemelas y al Pentágono, la analista de
alto nivel de la Agencia de Inteligencia y Defensa, la mayor experta en
Cuba, fue arrestada como espía del Gobierno castrista. Durante sus 16
años de carrera en la poderosa inteligencia militar americana (DIA por
sus siglas en inglés), Ana Belén Montes ofreció al régimen de La Habana
materiales altamente clasificados sobre operaciones militares y todo
tipo de actividades.
Las consecuencias de esas revelaciones de importantes secretos de
defensa impactaron severamente en la política de los Estados Unidos
hacia Cuba. Así lo explica su captor, Scott W. Carmichael, en el libro
«True believer», (puede traducirse como «Una verdadera creyente»).
Carmichael la califica de maestra de espías. Uno de los delitos que se
le atribuyen es haber suministrado a oficiales de inteligencia cubana
información relacionada con un campo secreto en El Salvador de las
Fuerzas Armadas Especiales de los Estados Unidos que visitó en 1987.
Poco tiempo después, el campo fue atacado por las guerrillas del grupo
marxista Frente de Liberación Nacional Farabundo Martí.
El sargento del Ejército Gregory A. Fronius, un boina verde, murió
durante el ataque porque Ana Belén Montes había revelado la verdadera
identidad de cuatro oficiales de inteligencia. Aprovechando su posición
en la Agencia de Inteligencia de Defensa, Montes ejerció considerable
influencia sobre las opiniones del Pentágono respecto a Cuba. Montes fue
la redactora clave de un informe de alto nivel emitido por el
Departamento de Defensa afirmando que Cuba no constituía una amenaza
militar para los Estados Unidos. Este análisis contenía información
errónea y no consideró que Cuba estaba desarrollando armamento químico y
biológico que podía dañar la seguridad nacional de los Estados Unidos.
Se cree que como máxima experta sobre Cuba pudo convalidar informes
consolidados del Consejo Nacional de Inteligencia y, en consecuencia,
influenciar la política exterior de los Estados Unidos.
Después de una extensiva investigación, Ana Belén Montes fue arrestada
el 21 de septiembre de 2001. Al día siguiente iba a conocer importantes
secretos sobre la invasión de Afganistán, que se produjo en el mes de
octubre de ese mismo año. En 2002 se declaró culpable para evitar la
pena de muerte por delito de alta traición. Le cayeron 25 años, de los
que ya ha cumplido seis. Su abogado, Plato Cacheris, asegura que Montes
cometió espionaje por razones morales: «Ana sentía que Cuba era tratada
injustamente por el Gobierno americano». Entonces gobernaba Bush, y eran
otros tiempos.
La Nueva España - Diario Independiente de Asturias - Última Página - Ana
Montes, la espía asturiana que trabajó en el Pentágono para Fidel Castro
(10 June 2009)
http://www.lne.es/secciones/noticia.jsp?pRef=2009061000_50_766350__Ultima-Pagina-Montes-espia-asturiana-trabajo-Pentagono-para-Fidel-Castro
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