operación Pedro Pan, el éxodo de la inocencia
YVONNE M. CONDE
Especial/El Nuevo Herald
Imagínense que Miami Springs o Key Biscayne se vaciaran por completo.
Mayor aún que el número de residentes en esas zonas fue la cifra de
participantes en el único éxodo infantil político en este hemisferio:
14,048. Niños cubanos todos, fueron enviados solos a los Estados Unidos
en un período de 22 meses entre diciembre de 1960 a octubre de 1962.
Hoy conocido como Operación Pedro Pan, es uno de los capítulos más
tristes de la emigración, no sólo cubana sino mundial, pero a la vez es
uno de los más ignorados fuera de Miami. También fue una ola
inmigratoria mayormente involuntaria, ya que fueron los padres de la
mayoría de estos niños quienes tomaron la difícil decisión. No
escogieron su destino como inmigrantes --les fue impuesto.
Por desgracia, este éxodo infantil es solamente uno de los varios en la
historia. La primera evacuación organizada y masiva de niños comenzó
durante la guerra civil española después del bombardeo a Guernica en
abril de 1937. El gobierno vasco envió 32,000 menores a Francia, Gran
Bretaña, Bélgica, México y la Unión Soviética. Muchos, hoy conocidos
como ''La generación de Guernica'', no regresaron a su país o lo
hicieron ya tarde en su vida. Numerosas familias cubanas tenían conexión
directa con esta guerra.
Justo antes de la II Guerra Mundial, después del pogromo del 9 de
noviembre de 1938, organizaciones judías y otras en Gran Bretaña
ayudaron a 10,000 niños, mayormente judíos, a salir de Alemania,
Checoslovaquia, Austria y Polonia en una operación conocida como
Kindertransport. Esos padres tomaron la misma decisión --una separación
involuntaria-- al enviarlos solos a encontrar refugio salvándoles así la
vida. Nueve mil de ellos nunca volvieron a ver a sus padres.
Durante la guerra civil griega más de 28,000 niños fueron secuestrados
para ser adoctrinados bajo el comunismo. En la llamada Paidomazoma,
estos fueron enviados a Albania, Yugoslavia, Polonia, Alemania del este,
Bulgaria, Rumania, Hungría y Checoslovaquia. Las Naciones Unidas
aprobaron dos resoluciones pidiendo su repatriación. ''Son las víctimas
inocentes de la guerra civil'', declaró Andreas Loverdos, ministro del
interior griego, al periódico The Guardian.
Noemí Gutiérrez, de 86 años, residente de Pompano Beach, aún llora
recordando el día en que envió solos a sus cuatro hijos mayores a Miami.
'El más chiquito, Marcos, de seis años, se me agarró a la falda y me
dijo,`Mami, no me quiero ir', fueron momentos terribles''. Comparar algo
tan subjetivo como el grado de dolor o angustia por una separación es
imposible. Pero sólo los padres cubanos que enviaron sus hijos solos
pueden apreciar el pánico y la desesperación de otros padres que pasaron
por circunstancias similares. ''Las madres quieren siempre lo mejor para
sus hijos y nunca pensé que me había equivocado en mi decisión, hasta el
día de hoy. Fueron tiempos muy malos'', añade Gutiérrez.
¿Por qué tomaron los padres cubanos la drástica medida de separarse de
sus hijos? Las razones siempre son las mismas --Gutiérrez nombra el
rumor de la Ley de la Patria Potestad, según el cual los niños iban a
pasar a ser propiedad del gobierno. Otros padres enumeran el temor al
adoctrinamiento comunista, o a que sus hijos corrieran la misma suerte
que los 400 jóvenes cubanos enviados a Rusia a finales de 1960, seguidos
por más de mil en enero del 1961, entre ellos Fidelito, el hijo de
Fidel. También la ruptura diplomática con los EE.UU., el cierre de las
escuelas católicas, y la deportación de los curas y las monjas. El que
algunos jovencitos estaban envueltos en actividades contra el gobierno.
''Yo pedí salir'', dice Eduardo Aguirre, actual embajador de los EE.UU.
en España y antiguo director de la Oficina de Ciudadanía y Servicios de
Inmigración estadounidense, quien tenía entonces 15 años. ``Estaba
empezando a meterme en actividades contrarrevolucionarias. Era una
locura. Ibamos a terminar mal''.
En un paso sin precedente en la historia inmigratoria estadounidense el
Departamento de Estado concedió al padre Bryan Walsh, director del
programa y persona no gubernamental, la autoridad de entregar un permiso
especial para entrar en el país. Conocido como visa waiver en inglés,
esta era otorgada a cualquier niño cubano entre los seis y 18 años que
deseara entrar a los EE.UU. bajo la tutela de la diócesis de Miami. El
gobierno le llamó Programa de Niños Cubanos No Acompañados. Fue un
ingenioso reportero de The Miami Herald, Gene Miller, en un artículo en
1962 sobre los niños cubanos, quien le dio un giro tropical al llamar
Pedro al consabido niño del país de Nunca Jamás, Peter Pan, quien
también volaba, y no tenía padres.
Al llegar a los EE.UU. la mitad de los niños fueron recibidos por
familiares o amigos, la otra mitad enviados a campamentos provisionales
en Miami donde aguardaban su relocalización a otras partes del país.
Iban a colegios u orfanatos, a casas de acogida dondequiera que familias
americanas les abrieran las puertas. El gobierno de los Estados Unidos
asumía todos los gastos del programa. Aguirre narra, ``Yo fui a un
orfanato en Luisiana llamado Hope of Heaven. Al llegar mis padres,
Catholic Charities alquiló una casa grande y mis padres manejaban un
hogar de acogida para niños cubanos en Luisiana, donde vivíamos nosotros
y ellos. Por ahí pasaron en un período de tres años como 36 niños, al
principio cubanos, después americanos''.
Hoy, casi al cumplirse 50 años del comienzo de los cortos vuelos desde
Cuba hacia la libertad, tres grupos de Pedro Panes tratan de mantener la
historia y los lazos de ese éxodo vivos al igual que la memoria de
monseñor Bryan Walsh, fundador del proyecto, quien falleció en 2001. La
meta es una: Localizar a los más de 14,000 que entraron en los EE.UU.
gracias a este programa.
''Este es un portal cibernético bilingüe para reunir a los niños adultos
de la Operación Pedro Pan,'' anuncia en inglés www.Campmatecumbe
veterans.com que pertenece a Manny Gutiérrez, conocido entonces con el
apodo de ''El Terrorista''. Del campamento Matecumbe pasó a Lincoln,
Nebraska. Casado desde 1969 con otra Pedro Pan, Dory, Gutiérrez relata
como comenzó su búsqueda personal. ''Me encontré con Frank Ramos,
``Superman'', y pensé ''si nos encontramos dos y yo he visto a otros
tres o cuatro más y ahora que existe la internet, quizás nos podemos
encontrar más'''. El ha logrado reunir los nombres (y nombretes) de
1,767 Pedro Panes y envía un sociable ciberperiódico mensual. Anuncios
de niños buscando a compañeros de la época son frecuentes.
¿Pero dónde está el resto? Esas mismas esperanzas de encontrar a otros
que pasaron por la misma separación motivó a Oscar Pichardo, Berta
Freire y otros Pedro Panes de California a comenzar en 2005 Cuban Kids
from the 60's Exodus.''Me encontré con Berta Freire en un velorio y ahí
empezamos a hablar del deseo de compartir y encontrar a otros, saber sus
historias y ver cómo estaban. Tener una pequeña fraternidad --y también
siempre ha sido muy importante para nosotros darle homenajes a nuestros
valientes padres'', dice Pichardo. Tienen el portal cibernético
www.cubankids1960.com.
En Miami se encuentra el grupo más antiguo, Operation Pedro Pan Group,
Inc. www.pedropan.org, que se ocupa de reunir a los aún no localizados.
Tienen reuniones, un baile anual y funciones caritativas. También se
reúnen grupos como las que fueron enviadas a Villa María en San Antonio,
Texas, o los de la Virgen del la Caridad de Alburquerque, Nuevo México o
de Lincoln, Nebraska o Green Bay, Winsconsin. Otras como las del
orfanato Queen of Heaven, en Denver, Colorado tienen un grupo en Yahoo.
Con la ventaja que da tener raíces cubanas combinadas con una educación
estadounidense, los jóvenes refugiados ahora son hombres y mujeres
productivos de 53 a 62 años, dejando su huella en la nación que les
acogió. Desde el reverendo Luis León, rector de la iglesia episcopal St.
John's a la que el presidente Bush asiste los domingos hasta el senador
Mel Martínez. Sacando ''los recuerdos que tenía en la bóveda del
olvido'', Carlos Eire ganó el prestigioso National Book Award en el 2003
por su conmovedor Nieve en la Habana-confesiones de un cubanito. ''Una
ironía muy triste es que si hubiese escrito este libro en mi tierra
natal, estaría en la carcel'', dijo Eire al recibir su premio.
Desde los músicos Willy Chirino, Candy Sosa, Lissette y Marisela Verena
que desbordan cubanía, hasta el pianista de música clásica Santiago
Rodríguez. Desde una ama de casa que arrulló a sus hijos en español
hasta hombres de negocios como Carlos Saladrigas, Tony Arias y Armando
Codina.
''Miles de Pedropanes y Wendys hemos aportado al país de Nunca Jamás
nuestras energías y creatividad. Lo que esta nación nos brindó lo hemos
retribuido con creces. ¡Qué talentos perdió Cuba!'', dice Ileana
Fuentes, autora, ensayista y feminista, quien fue enviada a un orfanato
en Denver, Colorado. ``Pero nunca es tarde: esa Patria que hemos
arrullado en nuestra nostalgia también se beneficiará de nuestra
experiencia y entusiasmo. Muchos regresaremos, ya en la tercera edad,
para ofrecer nuestra experiencia en lo que sea necesario, nunca con
ánimos de reclamar o exigir, sino de aportar desinteresadamente.
Pertenecemos a la generación de Acuario, somos alumbracaminos''.
El actual presidente George W. Bush ha aludido al éxodo Pedro Pan,
diciendo que es una de sus historias favoritas: ``Hace años, los padres
cubanos pusieron a sus hijos en un avión hacia el extranjero, para que
pudieran vivir libremente. Tenían gran fe en los Estados Unidos y los
ideales de nuestro país. Tanta que estaban dispuestos a confiar a sus
hijos a personas extrañas. Y ellos vinieron y fueron queridos''.•
Yvonne M. Conde es la autora de `Operación Pedro Pan. La historia
inédita del éxodo de 14,408 niños cubanos` y de `La sabiduría de los
nuestros'.
http://www.elnuevoherald.com/noticias/america_latina/cuba/story/206039.html
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