Socialismo o conservadorismo
MANUEL CEREIJO
Estamos en un año crucial para Estados Unidos y Cuba. Ambos países 
mantienen dos sistemas sociopolíticos, y por ende, económicos, 
completamente distintos. En ambos pudiese haber un cambio en el 
transcurso de los próximos meses, para el bienestar o el empeoramiento 
de sus respectivos pueblos.
El socialismo es fútil como principio económico. Ningún gobernante que 
desvalorice la iniciativa y la creatividad de cada mujer y de cada 
hombre está calificado para dirigir. Sin embargo, la libertad no puede 
sobrevivir en cualquier ambiente. La ecología de la libertad es más 
frágil que la de la Tierra. La libertad necesita de personas, de 
valores, de corazón, de virtudes, de lealtades, de amor.
La libre empresa demanda más virtudes que el sistema socialista. 
Recordemos que nada en el universo es tan hermoso como el ser humano. 
Esto es lo que los Castro nunca supieron. De ahí su fracaso como 
personas y como gobernantes.
La combinación del capitalismo y la democracia dan mayor protección a 
los derechos, a las oportunidades y a la conciencia del ciudadano 
promedio que cualquier otra alternativa conocida.
El sistema económico juega un papel dual en la promoción de la libertad. 
En primer lugar, la libertad económica es un componente esencial de la 
libertad en general. El capitalismo competitivo, como el sistema más 
favorable a la libertad económica, es por esta razón un fin en sí mismo. 
En segundo lugar, la libertad económica es un medio para la libertad 
civil o política. Al permitir una efectiva separación entre el poder 
económico y el político, proporciona numerosos centros independientes de 
potencial oposición a la supresión de la libertad. La experiencia 
histórica y el análisis lógico apoyan por igual esta tesis.
El capitalismo genera democracia. Las personas no aman la democracia si 
no mejora su condición económica. Nadie puede asegurarnos que una vez 
derrocado el sistema de Castro, tendremos para siempre una sociedad 
libre, justa. Tendremos que saber crearla, mantenerla.
Los cubanos tendrán que tener un gran espíritu de persistencia, y 
voluntad de riesgo, para poder obtener los mejores frutos del 
capitalismo. Y para poder mantener un sistema democrático, de derecho y 
justicia.
Cuba tendrá que encontrar su propio sistema. Pero podemos decir que la 
existencia de la sociedad cubana será más estable y menos conflictiva 
mientras mayores sean los campos de libertad del cubano, y cuando más 
justas y con mayor responsabilidad social sean equiparadas las 
exigencias económicas y sociales del país.
El desarrollo socioeconómico de Cuba no dependerá de conceptos 
ideológicos, sino más bien de una política económica que parta de la 
realidad y que trate de mejorar las condiciones de vida paupérrimas de 
la población cubana.
Tendremos que derrotar la miseria lo antes posible, sin populismo 
demagógico. Para ello será indispensable la formación de capital y el 
adelanto tecnológico. El futuro de Cuba es muy sencillo. Un sistema 
democrático, pluripartidista, con procesos preelectorales y electorales 
honestos. Un gobierno con un poder ejecutivo, legislativo, y judicial 
independientes.
Un sistema de economía de mercado, con propiedad privada, sin 
regulaciones, sin centralismo, sin planificación estatal, donde la 
oferta y la demanda sean las determinantes. Un sistema social con 
igualdad de oportunidades, con movilidad horizontal y vertical, con 
valores familiares, tradiciones, donde el ser humano sea el centro, 
donde los jóvenes puedan vivir con esperanza. Un sistema donde Dios esté 
presente para todo aquel que lo necesite y lo ame.
Un sistema donde la amistad sea respetada y donde los resultados sean 
consecuencia de las habilidades. En fin, un Estado de derecho, de 
justicia, con abundancia y prosperidad.
El conservadorismo es esencial para el desarrollo de un país. Ninguna 
nación puede crecer, desarrollarse, adaptarse a los cambios continuos, 
que son los únicos cambios válidos, si no es porque su riqueza 
productiva está controlada en forma diversa y puede arriesgarse a tomar 
nuevos desafíos continuamente.
Tenemos que evitar que exista una separación, una falta de conexión 
entre los principios conservadores y los votos del pueblo. La mayoría 
estamos contra demasiados impuestos, y sin embargo existen demasiados 
impuestos. Estamos convencidos de que hay que mejorar los sistemas 
escolares y sin embargo no se toman medidas correctas.
Hay una separación entre los deseos del pueblo y las medidas 
gubernamentales en general. El conservadorismo abarca todos los ámbitos 
sociales y económicos y mientras más fuerte sea su base en un país, más 
próspero será el país. No, no es un insulto o una ignominia ser 
conservador. Es un privilegio, una responsabilidad.
Estamos en una etapa crucial, tanto para los Estados Unidos como para 
Cuba. Pensemos bien nuestras oportunidades.
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