El derecho a ser libre
Al ver la foto de la llegada a Argentina de la señora Hilda Morejón
rodeada de sus nietos y bisnietos sentí una mezcla de desazón y dolor.
Muchos consideran que ha sido un triunfo ablandar el corazón de las
autoridades cubanas permitiendo la salida de esta señora mayor. Yo, en
cambio, siento que con esta actitud le pusieron un moñito a la
degradación de los elementales derechos humanos que cada persona tiene
de entrar y salir libremente de su país.
Lo que ha pasado con la separación de esta madre y su hija en momentos
en que los padres se vuelven tan dependientes me resulta intolerable.
Veo en la mirada de esta señora añosa el desconcierto de hallarse en
otro lugar tratando de asimilar que quienes la rodean son su querida y
deseada familia. Como hija de una madre de 96 años sé cuánto los
perjudica el cambio de hábitat y de afectos ¿Tanto les costaba elevar la
"concesión humanitaria" y permitir la salida de ambas? Ese sí hubiera
sido un gesto que el mundo podría haber interpretado como un soplo de
aire renovador en una Cuba tan poco democrática.
El reencuentro hubiera sido realmente hermoso. Toda la familia reunida.
La señora Morejón sintiendo la contención de su hija, esa hija pudiendo
abrazar a los suyos y cada uno sumando amor y alegría. Es demasiado
pedir a un gobierno que no se detiene en las cuestiones personales.
Deseo que las autoridades argentinas sientan y actúen en consecuencia,
para que la simple reunificación de una familia sea posible. La solución
está al alcance de la mano si ambos gobiernos se lo proponen. A la
familia entera vaya mi saludo, mi solidaridad y el pedido de no bajar
los brazos en esta lucha tan despareja e injusta.
Susana Oyarzábal de Baqué
fbaque@fibertel.com.ar
http://buscador.lanacion.com.ar/Nota.asp?nota_id=1016169&high=Cuba
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