Decepción y expectativas en cartas a ``Granma''
By PATRICK LESCOT / AFP
Problemas de salario, transporte o burocracia, críticas al
''igualitarismo'': la sección ''Cartas a la Dirección'' de Granma, aún
filtrada por el diario, es un muestrario tanto de las aspiraciones de
cambio como del inmovilismo en la isla comunista.
Desde el pasado 14 de marzo, Granma, órgano oficial del Partido
Comunista (PCC, único), ofrece cada viernes una plana, en la que tres o
cuatro lectores escogidos --identificados sólo por la inicial del nombre
y su primer apellido-- opinan sobre ''los numerosos problemas
acumulados'' en la sociedad con el fin, según indica el rotativo, ``de
alertar y sugerir alternativas''.
''El igualitarismo es un desafuero'', ''el igualitarismo es una gran
injusticia'', ''igualdad, no igualitarismo'', ''es hora de cambiar este
espíritu de igualitarismo'', son algunas de las críticas que pueden
leerse, porque, explica P. Núñez, el igualitarismo ``premia a justos y
pecadores sin distingos''.
Con el equivalente a una veintena de dólares al mes, un médico cubano
gana casi como un obrero --insuficiente para ambos-- y el debate sobre
los salarios se aviva.
''Irrita pensar que el único país del mundo en el que se puede vivir sin
trabajar es Cuba'', dice indignado R. Avila, para quien ``la pirámide
social está invertida''.
''Un círculo vicioso'', dice por su parte M. Angel, pues ``el bajo
salario conduce a que alguna gente no se sienta estimulada a trabajar; y
como no trabajan, no producen; y esto conduce a que no puedan tener
buenos salarios''.
''Nuestro modelo económico debe ser transformado'', reclama I.
Hernández, para quien ''es necesario conceder autonomía a nuestra
empresa socialista para que sea más dinámica'' y que ``el trabajador no
sea un tornillo del estatismo''.
''Nuestra generación no quiere más este paternalismo'' estatal, asegura
B. Reyes, de 30 años.
Pero ''el socialismo en Cuba es cubano, no se debe copiar el [modelo]
chino, el vietnamita u otro'', previene J. Crespo, aunque es partidario
de vincular salarios y productividad.
Sin citarlo, A.R. Hernández se cuestiona los llamados oficiales a
''trabajar más''. ''¿No sería más apropiado hablar de `trabajar
mejor'?'', se pregunta, antes de abogar por ''pequeñas y medianas
empresas más autónomas y administrables'' en lugar de ``la propensión al
gigantismo y a la centralización excesiva''.
'La afirmación según la cual somos `dueños de los medios de producción'
es una fórmula gastada'', escribió P. Núñez, al subrayar la necesidad de
que ``tanto los éxitos como los fracasos se reflejen en el bolsillo''.
En la agricultura, prioridad del gobierno, ''es necesario cambiar la
política, liberar los precios, estimular a los productores, no aplicar
tantos impuestos y no tener miedo a los intermediarios'', asegura A. del
Rey, graduado en la Unión Soviética en 1969.
J. Augusto Ochoa se pregunta ''cuántas veces hemos estado en una reunión
en donde todos votamos unánimemente'', mientras que ''en los pasillos se
oyen oponentes a la decisión'' adoptada.
La pesada burocracia cotidiana provoca ''cólera e impotencia, tan
fuertes que un hipertenso correría el riesgo de un infarto'', dice B.L.
Medero.
Si con la llegada de autobuses chinos, ''el transporte ha mejorado
considerablemente, no existe una disciplina en los horarios'' y los
''choferes se embolsillan'' directamente el dinero del pasaje, observa
F.L. Ramos.
''Me duele el nivel de corrupción que hay en los niveles laborales,
desde los simples empleados'', reconoce L.E. Rodríguez, mientras que
A.S. González se queja de los tres meses en que no pudo comprar sus
almohadillas sanitarias en la farmacia local, cuando ``hay tanta gente
en la calle que las revende impunemente''.
Hasta el propio Granma es con frecuencia imposible de encontrar en los
kioscos, pues es reenviado y revendido hasta en cinco veces su precio,
dice F.R. Rojas.
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