2008-03-21.
Heriberto Portales Rodríguez, Corresponsal en la isla de Misceláneas de Cuba
La política actual, en el mundo, sigue estando contaminada como años ha,
por el dogmatismo ideológico. Este flagelo que surgió de la apreciación,
defensa e imposición de determinadas ideas filosóficas y políticas,
conlleva irremediablemente al surgimiento y desarrollo del voluntarismo
y clientelismo político, con todos los males asociados a los mismos.
El Dogmatismo Ideológico, puede definirse como "La repetición continua
de una idea, mediante la utilización de un mismo mensaje; es la
aceptación de presupuestos como verdades, el arribo a conclusiones a
partir una cadena de conjeturas". Uno de sus rasgos más comunes es la
negación del carácter cambiante que tiene la sociedad, en su esfuerzo
por autotransformarse ella misma.
Mediante el Dogmatismo Ideológico se pueden sustituir valores, formar
creencias falsas y modificar actitudes y conductas, de tal forma que las
mismas respondan a los intereses (mediáticos o no) de esta aberración, a
lo que va unida la tendencia populista (con toda su zaga de promesas de
difícil cumplimiento) y el nunca asumir responsabilidades directas,
culpando siempre a otros de los propios fracasos. En definitiva: Es un
proceso de robotización de la sociedad humana, donde toda actividad
responde a clichés ya prediseñados, virtualizando la realidad.
Algo, muy asociado al dogmatismo es el voluntarismo político, génesis de
los gobiernos autoritarios o totalitarios. Es la subordinación e
incondicionalidad de la sociedad (utilizando el engaño o la fuerza) a la
voluntad de un individuo o grupo privilegiado, en quienes descansan
todos los poderes (humanos y divinos) que se autolegitiman para poder
hacer y deshacer guiados por su libre arbitrio y no por la realidad,
trayendo directamente el establecimiento de un Estado Policial, en
detrimento de la institucionalización, base fundamental de toda
"naturaleza pública".
Y por último, y no por ello menos importante, encontramos el
clientelismo político, el cual se puede decir que es la negación tácita
del "quién soy" y la apología del "quién me protege"; y a partir de
esto, surge todo un tráfico de influencias y valores, donde los cargos
administrativos se distribuyen en base a la amistad, parentela
(nepotismo) y compra de los mismos. La seriedad, competencia, iniciativa
y aptitudes, pierden completa vigencia. Es el génesis de todo proceso de
corrupción administrativa.
La tarea más dura, que tiene que enfrentar en estos momentos la sociedad
moderna es, eliminar de unas vez y por siempre toda manifestación de
dogmatismo ideológico, revisar las teorías y filosofías existentes y
adaptarlas al nuevo contexto social y arroparse con la idea de que el
respeto mutuo y el propio debe ser la base de todas las relaciones
sociales existentes.
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=14459
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