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Thursday, March 27, 2008

Prohibido jugar

27 de marzo de 2008
Prohibido jugar

Laritza Diversent Cambara

LA HABANA, Cuba, marzo (www.cubanet.org) - Es muy antigua la pasión de
los cubanos por los juegos donde se apuesta. La tendencia al juego nos
caracteriza, lo mismo que a otros pueblos.

La llegada del socialismo a Cuba trajo la prohibición de todos los
juegos. Supuestamente estos eran un vicio heredado de capitalismo con
resultados negativos para los sectores sociales más pobres.

Como figura delictiva se regula en el artículo 219 del Código Penal.
Constituye un delito contra el orden público. En la tipificación del
mismo el legislador no especificó qué entendía por juegos ilícitos.

Esta abstracción y generalidad enturbia la interpretación de esta norma
jurídica, y no queda establecido legalmente qué tipos de juegos no se
pueden realizar. Situación que da pie a que se cometan arbitrariedades
de todo tipo por parte de los poderes públicos.

Aunque cualquier persona puede ser destinatario de esta prohibición, en
la vida real hay sujetos a quienes no se les aplica. En el municipio
capitalino Arroyo Naranjo, localidad de Managua, hay una finca llamada
Alcona.

En este lugar hay una valla para la lidia de gallos y las apuestas. La
valla es legal porque el dueño es el Comandante de la Revolución
Guillermo García, lo que reafirma que los que hicieron la ley son los
únicos autorizados a no cumplirla.

Por otra parte, la mayoría de la población hace caso omiso a esta
prohibición, y resulta inútil la existencia y fin de esta norma penal.
El hecho de que en la sociedad sea común incurrir en este tipo de
conducta nos muestra la tolerancia social por los juegos de apuestas.

Algunos ciudadanos consideran que es un mal porque se ponen en riesgo
los escasos recursos de los ciudadanos cuando hay tanta pobreza y
necesidad. "El mejor dinero que se gana es el que se suda" –se dice.

Otros creen que es una forma de distracción. Reconocen que la
proliferación del juego se debe a la falta de entretenimiento popular.
Se recurre al juego como una diversión. Con la apuesta se hace emotivo
el momento y de paso se gana un dinerito. Sin embargo, pronto se cae en
el vicio.

"La gente juega porque no tiene nada que hace. Se apuesta hasta a las
chapas de los carros" -me comentó un ciudadano que acostumbra a apostar.

Sentados apaciblemente en cualquier esquina de la ciudad, lo que
aparentemente es una conversación entre amigos, es en realidad un juego
de apuestas. 100 pesos (4 dólares) al que acierte la cantidad de números
pares o impares de la matricula de un auto.

El juego afecta a todos los sectores sociales. Los valores o mercancías
apostados varían en dependencia de los ingresos económicos del individuo.

Es difícil que un cubano no juegue, y más que no apueste. Cuando
estudiaba en el preuniversitario cada vez que jugábamos nos apostábamos
el pan tostado, los alimentos de reserva que traíamos de nuestras casas.

Los niños apuestan en los juegos con las bolas, en las peleas de
pececitos, le dan el número de hoy a mamá en la lotería (bolita). La
abuela gasta 5 ó 10 pesos diarios siguiendo un número que le dio su
santo en un sueño. Las amas de casas reunidas se entretienen jugando bingo.

Hay familias que convierten sus viviendas particulares en casas de
juegos , salones de billar , dominó, dados, cartas. Los propietarios
cobran por el uso del local y de paso prestan servicios gastronómicos.

El juego es un negocio ilegal, pero fuente de ingresos económicos.

http://www.cubanet.org/CNews/y08/mar08/27cronica5.html

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