Posición racista
José Antonio Fornaris, Cuba-Verdad
LA HABANA, julio (www.cubanet.org) - Bajo el título ¿Ladran o muerden?,
el periódico Juventud Rebelde publicó un artículo de Juana Carrasco
donde aparece una foto de Condoleezza Rice, irritada, mostrando los dientes.
Pero ni la foto ni el título son lo más ilustrativo de ese trabajo
periodístico. Lo esencial está en el primer párrafo. "De nuevo ponen la
propaganda negra a funcionar con acusaciones que nunca pueden probar,
pero que les resultan a la hora de convencer a incautos o aliados para
que vayan detrás de la comparsa guerrera. La secretaria de Estado,
Condoleezza Rice, hizo de las suyas este viernes y puso a funcionar el
calentador de tensiones cuando dijo que Irán es un país cada vez más
peligroso".
No hay que ser muy sagaz para percatarse de que en ese texto y en el
contexto, lo de "negra" está dirigido a calificar despectivamente a la
doctora Rice. Parece que a Carrasco Martín no le importa mucho sacar a
la superficie sus preferencias étnicas. Incluso puede hacerlo en la
página internacional de Juventud Rebelde, de la cual ella es la jefa.
Esta periodista también forma parte del elenco de Mesa Redonda, programa
que el canal seis de la televisión nacional trasmite de lunes a sábado
durante hora y media, y que constituye la joya de la propaganda del
régimen para desarrollar la llamada "batalla de ideas".
El panel del programa está formado por cinco mujeres y seis hombres.
Ninguna de esas personas es negra. Solamente hay una periodista mulata,
también de Juventud Rebelde, y da la impresión de que hace esfuerzos
supremos por disimular sus características raciales.
Desde hace tiempo se escuchan voces clamando por una representación más
numerosa de los negros en la vida pública cubana. No me uno a ese coro.
Lo importante es que la gente sobresalga por su capacidad y no por el
color de la piel.
Que la gente en el poder sea blanca o negra no es determinante. Lo
tremendo es cuando son rojos, porque entonces los demás perdemos todos
los derechos.
No obstante, los ideólogos del régimen deberían evitar que una señora
como Juana Carrasco Martín emita a través de los medios de comunicación
su posición racista, sobre todo contra otra mujer, porque eso, además de
indelicado, es grotesco.
Los guardianes de la ideología deben poner a un periodista negro -no
digan que no confían en ninguno- dentro del panel de Mesa Redonda,
porque una mesa en Cuba, sin negros, no es mesa.
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