Yoel Espinosa Medrano – Cubanacán Press
21 de julio de 2007
Santa Clara, Cuba – bitacoracubana - La creación de los diferentes tipos
de cooperativas fue un mecanismo bien elaborado por el gobierno cubano
para controlar las producciones agrícolas de los productores privados,
con la promesa gubernamental de brindarles atenciones y que se sintieran
protegidos ante las adversidades de la naturaleza u otra anomalía,
motivo por el que los campesinos accedieron a integrarse al novedoso
sistema.
La empresa estatal Unión Nacional de Acopio (UNA), fue designada como
organismo receptor de las mercancías de los trabajadores rurales. Esta
entidad mediante contratos previos a las ventas, controla los productos
a comercializarse, siendo esto de estricto cumplimiento pues llevan
plasmados las firmas de cada productor.
Las Cooperativas de Crédito y Servicios (CCS) es la organización donde
se agrupan los propietarios de pequeñas cantidades de tierras en todo el
territorio nacional, los que en reunión con todos sus miembros, crean la
directiva que los representa ante las direcciones del gobierno y el
partido en las distintas municipalidades.
En un lugar llamado Jiquí del municipio Santo Domingo, en la provincia
de Villa Clara, existe una CCS nombrada Abelardo Pérez Sáez. La misma
está compuesta por 35 campesinos que producen leche y viandas. Ellos se
reúnen mensualmente para analizar el cumplimiento de los planes
productivos, entre otros aspectos de interés.
En el encuentro correspondiente al pasado mes de mayo, Mario García
Pérez, ante todos los allí reunidos incluidos funcionarios del gobierno
y el partido de la localidad, llamó ladrones a los compradores de sus
mercancías por el pago irrisorio de estas y la comercializaban diez
veces por encima del costo.
También dijo que era inexplicable que los campesinos tuvieran que
esperar más de 90 días para el pago de los productos expendidos a
terceros en las ciudades y que en innumerables ocasiones se justificaban
con la expresión: "El estado no tiene fondos para pagar las deudas".
Espetó García Pérez, que en realidad ellos (los campesinos) no eran
considerados por el estado como verdaderos propietarios del ganado
vacuno o equino, porque mensualmente eran asediados por inspectores que
le llevan un estricto control de los mismos. Además, les cobran
cuantiosas multas por la pérdida de estos animales, ya sea por extravío
o hurto. Asimismo se les prohíbe utilizarlos para la alimentación.
Señaló por otra parte que ellos eran el principal blanco de los
malhechores que se dedican a hurtar animales y cosechas agrícolas, dado
por la posición desinteresada por parte de la Policía Nacional
Revolucionaria (PNR), a diferencia del empeño que muestran en la
detención y esclarecimiento de los robos a la propiedad estatal.
El momento fue propicio para que Rolando Guillén Cruz, otro afiliado a
la CCS, preguntara a los representantes gubernamentales ¿Dónde están los
instrumentos de trabajo, fertilizantes y herbicidas prometidos por
ustedes desde hace más de un año?
La respuesta fue tajante: "No se preocupen ya están en camino, lo que
necesitamos son sus productos, ustedes conocen el momento por el que
atraviesa el país".
Después de dos horas de debate, bajo la sombra de una arboleda de mangos
y sentados sobre troncos caídos, el guajiro Amparo Bueno se puso de pie
y con firmeza dijo: "Esto se acabó, no hay más nada que discutir.
Siempre se habla y al final no se resuelve nada".
http://www.bitacoracubana.com/desdecuba/portada2.php?id=5224
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