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Monday, July 17, 2006

Casos y cosas de Cuba: Jalisco Park

SOCIEDAD
Casos y cosas de Cuba: Jalisco Park

Raúl Soroa

LA HABANA, Cuba - Julio (www.cubanet.org) - Uno de los parques
infantiles emblemáticos de la Ciudad de La Habana y en especial de
Vedado, es el Jalisco Park. ¿Quién no disfrutó de muchacho de sus
caballitos, de sus botes, de la montaña rusa? Era sitio preferido para
los infantes de la localidad.

El parque sobrevivió por años a la desidia, sus botes perdieron los
vivos colores que le caracterizaban, la estrella fue el primer aparato
en dejar de funcionar, luego se detuvo la montaña rusa, los caballitos
perduraron en su eterno chirriar, caricaturas de lo que un día fueron.

El parque se detuvo en los 80 para una reparación, renació a principio
de los 90 junto al periodo especial, para vivir una vida efímera y poco
productiva, marcada por los apagones. Para ahorrar electricidad
detuvieron de nuevo sus aparatos. De todas maneras era poco lo que
funcionaban entre apagón y apagón, además su cafetería vacía sólo
mostraba nubes de telas de araña y polvo.
Reabrió sus puertas en el 2004 durante el verano, con un leve
maquillaje, que transformó a sus avioncitos y caballitos en monstruos
prehistóricos. Mis hijas le tenían pánico a esos caballos amarillos de
rostros feroces, la montaña no volvió a funcionar y la estrella no
volvió a girar, pero algo era algo.

Así se mantuvo hasta el 2005 en que ya sólo unos artefactos que un día
simularon aviones giraban y giraban entre chirridos y crujidos que
ponían lo pelos de punta. A finales de esas vacaciones cerró sus puertas
el Jalisco Park para reparaciones generales.

En julio de este año nos llegó la buena nueva de que el parque
completamente remozado había abierto sus puertas al público infantil.
Allá fuimos mi esposa y yo con las niñas, más para rememorar tiempos
idos que por deseos de que las niñas disfrutaran de los aparatos.

Efectivamente, estaba completamente remozado, la estrella giraba llena
de colores, los aviones de nuevo parecían aviones, los botecitos
navegaban en aguas claras, las niñas brincaron de alegría y el nuevo
vástago de la familia contempló admirado aquel carrusel de caballos de
ensueño.

Pero no todo era hermoso, la felicidad no pudo ser completa. En cuanto
fuimos a la cafetería a aplacar la sed de este tórrido verano
descubrimos que los únicos refrescos eran los enlatados de TuKola que
costaban 10 pesos cada uno. Saqué rápida cuenta, 5 por 10 igual a 50
pesos sólo en refrescos ¡Imposible! Compramos refrescos al más pequeño y
uno para las dos niñas y nos aprestamos a resistir la sed.

Regresamos contentos, no obstante, a la zona de los aparatos y vimos que
siendo sólo las tres de la tarde los empleados apagaban carrusel y
botes. ¿Pero qué pasa? Preguntamos decepcionados, ¿por qué se van? El
empleado que manejaba el carrusel muy serio, sin mirarnos a la cara,
respondió: "Es que para ahorrar electricidad cada aparato tiene asignado
un número de vueltas, y si nos pasamos nos sancionan. En cuanto
cumplimos la norma tenemos que apagar e irnos".

¡Cómo! casi gritamos a dúo mi esposa y yo, y ahí el tipo se lanzó a
darnos una perorata sobre el programa energético y la revolución
eléctrica. Claro que le dejamos con la palabra en la boca y nos
marchamos, salimos del parque mientras se apagaban uno a uno los demás
aparatos. Nada, dijimos, casos y cosas de Cuba.

http://www.cubanet.org/CNews/y06/jul06/17a9.htm

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