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Wednesday, July 05, 2006

Ataque al miocardio

SOCIEDAD
Ataque al miocardio

Richard Roselló

LA HABANA, Cuba - Julio (www.cubanet.org) - La contrapartida de las
mentalidades burocráticas; la placidez, la indiferencia y la demora
ponen otra vez a prueba la tolerancia humana, según Nela Ezequiel quien
se resiste a pensar que estas cosas pasen. "¿Hasta cuándo?", se pregunta.

Esta es la historia tremenda de esa anciana y de otros clientes que
sufren a diario horas de espera, de desilusión, por un simple trámite en
la sucursal 2132 del Banco Popular de Ahorros de Batabanó.

Cuenta esta sexagenaria que acudió temprano al banco local para
solicitar un crédito de su finca, donde siembra hortalizas, viandas y
especias. Eran las 8 y 30 de la mañana. Sólo tres personas delante de
ella esperaban plácidamente entrar al banco para verse con el
funcionario que autoriza y tramita esas gestiones de la población.

Pero el reloj caminaba más y más, y la impaciencia, así como la cola de
docenas de personas, crecía fuera del banco.

Y aunque el sentido común indica que los primeros de esa cola debían
estar adentro, cómodos, sentados, en butacas vacías, protegidos por una
atmósfera aclimatada, sintiéndose en verdad atendidos por el buen y
rápido servicio, nada de eso ocurrió.

Los rumores y quejas llegaban a oídos del custodio situado en la puerta
de entrada a la sucursal, quien ofreció una explicación kafkiana. "Los
asientos, dijo, estaban reservados para clientes que pasan por cajas a
resolver asuntos rápidos".

Mientras las gentes abejeaban de un lugar a otro, en el entra y sale,
dos horas pasaron. Y allí estaba Nela y el resto, quienes esperaban su
turno, que parecía más cerca que la eternidad, observando a través del
cristal la situación surrealista que ocurría en el interior.

Afuera estaban los desesperados, entre ellos Nela. Sofocados por el
calor, el cansancio, sin lugar donde sentarse, haciéndole mil preguntas
¿por qué la demora? ¿cuándo nos tocara? ¿qué hace la empleada de la
sección comercial?

A Nela le urgía resolver su problema, y decidida estaba a soportar todos
los malestares que sufría aquella mañana. Mientras otros que habían
estado en la cola la abandonaban o se alejaban de la alucinación del
maltrato, Nela se resistía, atormentada por el dolor de cabeza y la
presión baja.

Luego de una mañana fatídica y en medio de una notable apatía llegó el
turno de Nela tres horas después. Pero su experiencia en ese banco, como
cliente maltratada que sufre la incertidumbre bajo disposiciones que
sólo sirven para crear desilusión y agotamiento, como nos refirió, era
sólo el comienzo de un pasaje tortuoso.

Al fin Nela descubrió dónde estaba el meollo del asunto. La sucursal
carece de especialistas en el área comercial con dos mesas vacantes. Una
apendriz que no aprende y una comercial con experiencia, pendiente de
todo. Del que entra, del que sale. Pendiente del teléfono, a su merienda
y la morosidad con que se desenvuelve. Destinando hasta 45 minutos por
cliente en vaivenes burocráticos. Y en el dime que te diré.

"Así no se puede", confiesa Nela. Quien además de exaltada, considera
que existe una indolencia en ese servicio que afecta al cliente a
diario. Y algunos, como ella, bien próximos a desembocar en un infarto
por tal indisciplina empresarial

http://www.cubanet.org/CNews/y06/jul06/05a6.htm

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