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Thursday, March 09, 2006

Los dolores del enemigo

Represión
Los dolores del enemigo

Arturo Pérez de Alejo, condenado a 20 años de cárcel, se muere
lentamente en la prisión de Guajamal.

Raúl Rivero, Madrid
jueves 9 de marzo de 2006

Cuando los cubanos que viven en la Isla ven, en patrióticos reportajes
de televisión, a sus médicos bajo la nieve y en remotos y rústicos
poblados indios de Venezuela y de Bolivia, o en el África negra, ¿sabrán
que a unos pocos kilómetros de su sala languidecen sin atención,
abandonados sobre camastros, decenas de hombres que nacieron en su misma
tierra?

¿Lo sabrán? ¿Lo quieren saber? ¿Les interesa o no verificar la eficacia
de un sistema de salud que el gobierno y sus aliados usan como punta de
lanza de la burda propaganda para defender la dictadura?

¿Quieren de verdad los apacibles televidentes conocer dónde se conjugan
de una manera límpida y clara las bondades de la salud cubana y la
voluntad de respetar los derechos del hombre que proclaman en las
tribunas internacionales Felipe Pérez y su séquito de aves de corral?

Si quieren acercarse a esas verdades, compartan conmigo esta carta que
le dirige, desde el reparto Mulgoba (vieron que cerca), la hermana de un
preso político al general Hernández, jefe de Prisiones, de las más de
300 prisiones que hay en Cuba socialista.

Lean lo que le dice Virginia Pérez de Alejo al oficial, sobre el preso
Arturo Pérez de Alejo, condenado en la Causa 2 de 2003 a 20 años de
cárcel y que cumple su condena en la prisión de Guajamal, de Villa Clara.

"Lo encontramos muy mal durante la última visita el 24 de febrero", dice
Virginia, "tiene gastritis crónica, cálculos en la vesícula, úlcera
duodenal, quistes en los riñones, escoliosis y hemorroides internas".

"Le recuerdo, General, que el tiene problemas cardiovasculares,
trastornos auditivos y, desde hace muchos meses, inflamación en la
próstata. Sin embargo, creo que Arturo nos oculta algo, como si
estuvieran tomando contra él más represalias de las que ya han tomado".

"Cuando fue a cargar al niño, no pudo. Nos dijo que estaba orinando
sangre, le vimos como una infección en una parte de la cabeza y nos
informó que le ha dado bronconeumonía", escribe la señora Pérez de Alejo
al general Hernández.

"Por todo lo expuesto, pensamos que hay en esa prisión serios problemas
y pedimos que lo ingresen de inmediato en un hospital, ya que lo vimos
muy mal. De no ser así, su estado de salud va a empeorar y le traerá
consecuencias irreversibles y fatales que pueden causarle la muerte",
dice la misiva.

"Queremos que entiendan ustedes que él es un ser humano y tiene derecho
a la asistencia médica, no se le puede negar sólo por pensar diferente",
agrega el documento, que firman también la esposa, los padres y una
sobrina del prisionero.

Ahora, enciendan otra vez el televisor y que siga la propaganda sobre
los derechos humanos en Cuba y la hermosa labor humanitaria de los
médicos en el exterior.

URL:
http://www.cubaencuentro.com/es/encuentro_en_la_red/cuba/articulos/los_dolores_del_enemigo

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