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Thursday, March 09, 2006

Aunque sea verde no es lechuga

AGRICULTURA
Aunque sea verde no es lechuga

Lucas Garve, Fundación por la Libertad de Expresión

LA HABANA, Cuba - Marzo (www.cubanet.org) - El precio de los tomates
andaba por los 4 pesos la libra el sábado pasado cuando pasé por el
punto de venta de una Cooperativa de Crédito y Servicio (CCS) instalada
en el barrio donde vivo. El vendedor vive como a dos cuadras o tres del
timbiriche de latón y madera que le sirve de punto de venta. Y tiene
fama de vender caro, según varios vecinos del lugar.

Precios

Zanahoria: 7 pesos el mazo
Cebolla: 10 a 12 pesos el mazo
Ají pimiento: 1 a 2 pesos cada uno
Tomate: 3 a 5 pesos la libra
Col: 5 a 7 pesos cada una
Remolacha: 7 pesos el mazo

Según la opinión de mucha gente, se habla con insistencia acerca de los
precios y la necesidad de que bajen. Pero realmente, ¿quién pone los
precios a los productos? ¿Y cómo se llega a los altos precios en que se
venden?

Para averiguarlo, acudí al Granma, el diario oficial cubano, pues
durante varias ediciones del mes de febrero publicó un reportaje
investigativo sobre el tema de los productos agropecuarios, precios,
formas de comercialización y tendencias en el mercado.

Aparte del enfoque oficialista acerca de las soluciones posibles
ofrecidas, deduje que uno de los principales problemas del "nudo
gordiano" de la producción agrícola, el desabastecimiento endémico y los
altos precios, reside todavía en la madeja de instituciones y entidades
que sólo sirven para "controlar" las relaciones entre el productor y el
cliente.

Relaciones afectadas por falta de camiones para el transporte de los
productos recolectados en el campo hacia los mercados urbanos,
dependencia de entidades ajenas a la comercialización en la decisión de
precios, falta de pago a los productores, escasez de insumos, hasta una
verdadera mafia constituida por quienes controlan los mercados urbanos
de oferta y demanda.

Joel Corvo Cervera, de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños
(ANAP) en Quivicán, atestigua sobre ello en el periódico Granma, órgano
oficial del Partido Comunista de Cuba el 24 de febrero, pues campesinos
de su zona que van a vender a los mercados urbanos con precios bastante
asequibles han sufrido amenazas, robo de mercancías, y llega a afirmar
que "en el peor de los casos los agreden físicamente".

Por otra parte, he observado que viviendas cercanas a los puntos de
venta de productos agropecuarios y mercados son utilizadas como pequeños
almacenes de mercancías. Claro está, debe existir un trato con los
moradores para guardar los productos en ellas. Todo esto encarece el
precio de la mercancía. Y la culpa no es únicamente de los intermediarios.

¿Por qué el Estado no facilita espacios a los productores reales, los
campesinos de las CCS, para guardar sus productos? ¿Por qué los precios
son fijados por los consejos municipales de la administración del Poder
Popular y del Ministerio de Finanzas y Precios y no por los productores
mismos? Allí donde se mezcla la burocracia con el mercado se enreda la
cosa, pudiéramos argumentar. Sin embargo, no es fácil romper con el
poder de la burocracia, aunque sí se aprovechan los intermediarios de
las ineficacias de los dueños del buró���
Una solución aportada por el Estado fue la de los precios "topados" que
son por los que se rigen los mercados agropecuarios estatales, pero
sucede que en éstos el cliente no encuentra un

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