El derecho universal a una vivienda digna
29 Marzo, 2017 3:45 am por Agustín Figueroa Galindo
La Habana, Cuba, Agustín Figueroa, (PD) Toda persona tiene derecho a un
nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y
el bienestar, y en especial la alimentación, el vestido, la vivienda, la
asistencia médica y los servicios sociales necesarios. Tiene así mismo
derecho a los seguros en caso de desempleo, enfermedad, invalidez, vejez
u otros casos de pérdidas de sus medios de subsistencia independiente a
su voluntad. Esto es parte del contenido de la Declaración Universal de
Derechos Humanos.
Pero en la vida real, no es el caso de la señora Concepción Hernández
Barbón, vecina de Calixto García # 70 entre Santa Clara y Pinar del Río,
Reparto Párraga, en el municipio capitalino Arroyo Naranjo.
Ella se vistió con sus mejores galas para recibirnos y nos contó, con
lágrimas en los ojos, que trabajó para el Estado por más de 28 años,
primero como especialista en Control y Planes de Reservas para
Contingencias, en el Ministerio de Comercio Interior y luego como
económica en el Ministerio del Turismo.
Afirma que después de todos estos años de servicios fue víctima de una
confabulación en su contra creada por dirigentes de la entidad y la
sancionaron de manera injusta con la separación de su centro laboral.
Concha realizó reclamaciones a todas las instancias de gobierno sin
resultado alguno. Explica que a sus reclamaciones nunca le dieron
respuesta porque altos funcionarios se encontraban involucrados en el caso.
Desde 1998 que fue sancionada no le han permitido ejercer su profesión
en ningún otro centro laboral, alegando que se encuentra enferma de los
nervios. No obstante, la Dra. Ana Rosa Piñeiro, fundadora del
Consultorio Médico de la Familia, asegura que en su consultorio no
existe ningún documento que acredite que Concepción Hernández padezca de
alguna enfermedad mental.
Esta mujer de 68 años vive en condiciones infrahumanas. Su casa se
encuentra en peligro de derrumbe, sin servicio de electricidad ni agua
potable.
No recibe ayuda de ningún organismo oficial. Lleva años exigiendo su
jubilación, pero su expediente laboral se encuentra desaparecido.
Tampoco recibe la pensión de su esposo fallecido, el ingeniero Nelson
Fuentes Ruiz, que laboraba en el Instituto de Geografía de la Academia
de Ciencias.
Pregunta que si se ella se encuentra enferma de los nervios, como dicen
los que tienen que ver con su ubicación laboral, ¿por qué no la jubilan
por enfermedad?
Para colmo de males, la Empresa de Acueductos le impuso una multa de 300
pesos por el salidero de agua que se encuentra entre su casa y la de una
vecina, que está en una tubería que no le pertenece, ya que a su
vivienda hace más de 15 años que no le llega el agua.
Concha sobrevive gracias a la ayuda que recibe de la Iglesia Católica.
El agua para satisfacer sus necesidades se la brinda una hermana de
religión.
Casos como el de esta señora de la tercera edad, existen a lo largo y
ancho del territorio nacional sin que a nadie le interese.
Aunque corre el peligro de que el techo le caiga encima, Concha puede
dar gracias a Dios por tenerlo, porque muchos ancianos viven en las
calles como indigentes, pidiendo limosna y otros terminan sus vidas
ahogados en alcohol.
comuni.red.comunitaria@gmail.com; Agustín Figueroa; Móvil 54262837
*Red Cubana de Comunicadores Comunitarios
Así vive Concepción Hernández Barbón: El techo de la casa; en estos
envases guarda el agua; la multa del acueducto; para poder enseñar el
baño tuvo que encender un fósforo.
Source: El derecho universal a una vivienda digna | Primavera Digital -
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