Deshielo, represión y la legalidad dictatorial
[29-03-2017 20:38:03]
Julio M Shiling
Escritor y politólogo
(www.miscelaneasdecuba.net).- Más turistas, más remesas y más 
condescendencia internacional, han traído a Cuba, más represión y más 
miseria del espacio contestatario. Las fórmulas terroríficas de moda hoy 
vienen con un apego a la legalidad fullera de la oficialidad y son 
ejecutadas con la mayor inmodestia. El surrealismo existencial cubano, 
uno de los logros verdaderos del castrocomunismo, ha abierto una era 
nueva en la vida de los residentes en la Isla que queda demostrado en la 
mecánica del modus operandi dictatorial.
Regímenes totalitarios, como el castrista, ven en la mecanización del 
terror, un arte imprescindible para la durabilidad del mando. No es ésta 
una cuestión de capricho o un fenómeno sui géneris. Simplemente es un 
hecho. El totalitarismo urge de la coacción metódica de la aplicación 
del terror, tanto el duro y directo como el blando e indirecto, para 
mantener en conformidad su organización estratégica de la sociedad y el 
poder político, puntos clave en el manejo de una dictadura de dominación 
total. Entre los instrumentos para aplicar el terror y la represión, 
está su legalidad que incluye sus leyes, su código penal, su 
constitución y la impunidad extendida a los reforzadores de dicho aparato.
La noción que regímenes totalitarios son entidades dogmáticas y que no 
ejercen un pragmatismo calibrado, es falsa. Pese al estar circunscrito 
en lo abstracto por ideologías radicales y apocalípticas, la verdad es 
que tanto los comunistas, los fascistas como los islamistas, han 
profesado en la práctica una adaptabilidad a los factores 
internacionales que se les ha presentado. La primacía de preservar el 
poder con todas sus dádivas, ha decretado la facultad para que los 
parámetros de la arbitrariedad se extiendan hasta los límites que los 
defensores de la libertad y la democracia en el mundo estén dispuesto a 
tolerar. Por eso hay que entender el formulario fraudulento de apelar a 
"leyes" o "artículos" de una legalidad soberbia y antitética a un Estado 
de derecho, como simplemente una modalidad represiva que se aprovecha de 
la indiferencia que relaciones diplomáticas, convenios comerciales y 
otros contextos de "normalización" le prestan.
Acusaciones y cargos como "desacato", "difusión de noticias falsas", 
"desobediencia", "resistencia", etc., alcanzan proporciones inauditas y 
se convierten en el mecanismo preferido para intentar limitar todo 
esfuerzo de coordinación contestataria. En otras palabras, esto es la 
intención dictatorial para presentar el pretexto para oprimir a un 
pueblo y pretender ofrecer un puente de racionalización legal que busca 
equivaler, falsa y desfachatadamente, el legalismo comunista con la de 
un Estado de derecho en un país libre.
El ejercicio de confeccionar un código penal en un país donde no hay un 
Estado de derecho, es mero teatro. Sin embargo, es parte de un 
componente muy importante para el poder dictatorial. No por su uso 
justiciero o por aportar éste ningún aditivo moral. La legalidad 
castrista, ese simulacro que intenta en la imaginativa ser equiparada 
con las de las democracias, sirve para reforzar la contracultura 
penetrando la psiquis social de la sociedad cubana, fundamenta una 
concienciación falsa de la realidad y a la vez, pinta para el exterior 
un cuadro engañoso.
Al dictador Raúl Castro le tocó capitanear las riendas dictatoriales 
relevantes, en mares tranquilos, analizado desde el prisma de un 
contexto histórico internacional. El presidente estadounidense en turno, 
siempre ha sido una variable seminal que ha impactado el nerviosismo del 
régimen castrista por razones obvias. Barack Obama y su deseo insistente 
desde que llegó al poder de "normalizar" lo anormal e inmoral y 
aproximarse a una dictadura sanguinaria e injerencista a 90 millas de su 
costa, sin exigir ni una mínima rendición de cuentas, le dio al raulismo 
la luz verde para profundizar la práctica insana de aplicar castigos 
arbitrarios, en tribunales de canguro. El despotismo cubano ha 
respondido a condiciones que le ha favorecido y se permite el lujo de 
trazar este curso nuevo en el caso cubano de la coexistencia, sin 
embargo, éste ha sido uno muy aprovechado por el comunismo internacional 
a través de la historia.
Détente, ese concepto político cuya palabra proviene del francés, en su 
uso práctico mejor se explica como una política de "distensión". Ésta 
tuvo su apogeo como un ejercicio de la política internacional en los 
años 1970's. Fue un fracaso contundente, juzgado como estrategia para 
promover y defender la democracia. Esta etapa de un percibido deshielo 
de la Guerra Fría, sólo sirvió para engrosar la lista de países y 
movimientos comunistas en el mundo. Obama al oficializar su détente con 
los Castro, ha encarrilado a Cuba a seguir el curso fallido que 
políticas de distensión le han extendido a regímenes de dominación total 
en el pasado: (1) fortalecer el despotismo y (2) conspirar contra la 
gesta de liberación.
Cuando el ex mandatario estadounidense pronunció su justificativo para 
el acercamiento con la tiranía más longeva en el Hemisferio Occidental, 
en ese mismo discurso del 17 de diciembre de 2014, contenida dentro de 
su racionalización empaquetada, estaba la referencia a China comunista y 
Vietnam y sus relaciones respectivas con los EE UU. Ese mismo instante 
debía de haber servido para dejar ateridos a los esperanzados y los 
promotores de buena voluntad del esquema de deshielo obamista.
Los casos de Bui Hieu Vo, igual que Phan Kim Khanh, son dos ejemplos 
recientes donde el Estado leninista de Vietnam le adjudicó cargos 
"criminales" a blogueros que, según el código penal de los vietnamitas 
comunistas, dicta de proporcionar "información fabricada" y por ende, de 
haber hecho "comentarios contra la República Socialista de Vietnam". 
¡Qué locura! Vietnam, con su economía mercantilista pujante y un actor 
en ascenso en la panorámica económica global, ha logrado un 
perfeccionamiento en su capacidad monstruosa para reprimir y controlar a 
sus ciudadanos y han alcanzado anestesiar la sensibilidad de las 
democracias en el planeta.
Los chinos han elaborado una maquinaria aún más genial y con mayor 
complicidad del mundo libre. Con ocho años más de experiencia que los 
vietnamitas en el ejercicio del prototipo que es el comunismo asiático 
(Estado dictatorial leninista con una economía híbrida) y poseyendo una 
economía de mayor tamaño, el Partido Comunista de China ha formulado una 
dictadura plenamente sólida, con todos los ingredientes necesario para 
la perpetuidad potencial: una población domesticada, una clase 
empresarial sumisa y fusionada al poder político, un modelo económico 
conveniente que les sirve para sustentar el costo impresionante de los 
mecanismos de terror y de control social y a la vez, les posibilita la 
retención de los atributos tiránicos de un régimen totalitario.
Hasta los demócratas del globo, los que pudieran y debieran confrontar 
semejante modelo liberticida, esta política de coexistencia les ha 
proporcionado un efecto hipnótico a la clase política democrática que 
parecerían estar engañados (o auto engañados), al concluir éstos 
equivocadamente que si participas en el mercado y con las finanzas y 
eres parte de la división de labor internacional, no puedes tener un 
modelo de gobernanza tan malévolo. De esa ingenuidad o complicidad está 
apostando alimentarse el castrocomunismo. Su legalidad cada día está más 
audaz y es producto de esta oportunidad que, lamentablemente, le han 
proporcionado.
Source: Deshielo, represión y la legalidad dictatorial - Misceláneas de 
Cuba - 
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/Article/Index/58dbff0b3a682e00585b11c4#.WN1TDvl976Q
 
 
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