Solo lamentos y molestias
La tibia reacción de los gobiernos de la región a lo acontecido con el 
Premio Oswaldo Payá
Jueves, febrero 23, 2017 |  Jorge Olivera Castillo	
BOSTON, Estados Unidos.- Con el portazo en la cara al expresidente 
mexicano Felipe Calderón y el no menos airado desplante al secretario 
general de la OEA, Luis Almagro, y a la hija del exmandatario chileno 
Patricio Alwyn, el régimen cubano vuelve a dejar claro su voluntad de 
hacer lo que le venga en ganas dentro de sus dominios sin importarle las 
palabras de los agraviados y de quienes los apoyan, en la Isla y allende 
los mares.
Era un despropósito creer que Raúl Castro se haría el de la vista gorda 
frente un evento de esa naturaleza a realizarse en el corazón de La Habana.
El Premio Oswaldo Payá: "Libertad y vida", a entregar a Almagro por la 
hija del fenecido opositor en su casa del municipio Cerro, resultaba una 
opción cuyo éxito no rebasaría los límites de lograr algún impacto 
mediático en el sentido de agregarle más evidencias a lo que todo el 
mundo conoce al dedillo, pero que parece no importar mucho: que Raúl 
Castro es un dictador y que viola sistemática y flagrantemente los 
derechos humanos.
Las respuestas por parte de gobiernos y personalidades a este nuevo 
capítulo de intolerancia de la élite verdeolivo, se distinguen por la 
tibieza y el silencio. Nada de condenas y cuestionamientos lo 
suficientemente enérgicos que sirvieran para resaltar la arbitrariedad 
codificada como política de Estado.
Es más, en el fragor de los operativos que incluyeron arrestos, amenazas 
y acosos de todo tipo, una delegación de legisladores estadounidenses 
era recibida por los máximos responsables de que Cuba se haya convertido 
literalmente en una cárcel flotante.
Entre los ilustres visitantes estaba el señor Thad Cochran, un 
congresista republicano por el estado de Missisippi que ha mostrado su 
irrestricto respaldo al ideario de Trump.
Ante el hecho en cuestión y quizás otros que se estén negociando tras 
bambalinas, siempre pienso en la máxima martiana de que en política lo 
real es lo que no se ve. Me cuesta comprender las tesis que auguran algo 
así como la aplicación a rajatabla del embargo por parte del actual 
inquilino de la Casa Blanca.
Sin entender los códigos de la geopolítica es imposible sacar 
conclusiones medianamente acertadas.
Ni Estados Unidos, ni mucho menos Latinoamérica nos van a sacar las 
castañas del fuego. La solución depende de nosotros y no son muchos los 
cubanos determinados a sacrificarse.
Los incidentes acaecidos en torno a la fallida entrega del galardón al 
señor Almagro invitan a moderar las expectativas en cuanto a la 
posibilidad de que el totalitarismo esté dispuesto a hacer concesiones a 
sus oponentes internos.
¿Habrá que esperar al retiro, incapacidad o desaparición física de Raúl 
Castro para que cambien las dinámicas de una transición cuyas 
características son las pausas y los atascamientos?
Es probable que sí.
A partir del suceso de marras es necesario interpretar los 
acontecimientos recientes en su justa dimensión para no caer en la 
ingenuidad de creer en una pronta solución a nuestros problemas.
Hay un déficit de solidaridad internacional y son escasas las 
probabilidades de articular un movimiento masivo, fronteras adentro, que 
se oponga al orden establecido por el partido único.
Por otro lado y a modo de conclusión, ningún gobierno de la región ha 
sido determinante en sus declaraciones. En vez de condenas, han optado 
por sacar a la palestra sus lamentos y molestias.
Un bajo perfil que se traduce en nuevos camuflajes para los verdugos.
Jorge Olivera es un periodista independiente que reside en Cuba. Se 
encuentra actualmente de visita en Estados Unidos.
Source: Solo lamentos y molestias CubanetCubanet - 
https://www.cubanet.org/facebook/solo-lamentos-y-molestias/
 
 
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