¿Dos rubias esperanzas para Cuba?
¿Y si Trump, que ha declarado que sus puntos de vista sobre Cuba son muy
similares a los del senador Rubio, comenzara agresivamente a inmiscuirse
en la soberanía cubana?
Jorge Dávila Miguel, Miami | 27/02/2017 1:11 pm
La pregunta fundamental es quién tiene el oído de Trump en el tema de
Cuba. El senador Marco Rubio hace todo lo posible por mostrar que es él
y a lo peor es verdad. La semana pasada en un conversatorio del Cuba
Study Group en Miami, fuentes al parecer bien informadas revelaron que
Trump había delegado el tema al vicepresidente Pence, y el
vicepresidente a su vez, lo delegó al senador Rubio. Si es así, Trump
continuaría la costumbre de entregar la política cubana al "exilio
histórico" de Miami y a sus representantes en el a veces terrible
firmamento político del imperio americano.
El Nuevo Herald publicó que Trump había declarado que sus puntos de
vista sobre Cuba eran muy similares a los de Rubio y hasta cenaron
juntos, todo muy apropiado, presidente y senador, con sus respectivas
esposas. Yo no sé cómo pudieron mirarse las caras las esposas; los
políticos, ya se sabe, se dicen un día que el otro la tiene chiquita y
luego se la pasan a lo grande. Y está claro, a quien más le conviene la
familiaridad es a Rubio. Hay que admirar a este hombre; en apenas
dieciséis años ha pasado de una tímida representación estatal en
Tallahassee a senador de la república, candidato presidencial, amigo de
Pence y ahora vecino del oído de Trump para recomendarle lo que hay que
hacer con la Perla del Caribe.
¿Y qué pensará Rubio que hay que hacer con la Perla? Revocar toda la
política de Obama, volver jubiloso a la confrontación, nombrar a un clon
de James Cason para sustituir al "embajador" DeLaurentis, quitar los
vuelos, quitar los cruceros, quitar los tabaquitos y el ron, quitar las
remesas; que llueva de nuevo oro sobre Miami para quienes han medrado en
el negocio de la libertad de Cuba y quizá elevar a Rosa María Payá a la
escala de Lady Godiva. Rosa, que pide refugio político en USA huyendo de
la "persecución de los esbirros del régimen", pero vuela a La Habana a
cada rato; María, que usa el digno nombre de su padre —despreciado en su
tiempo por toda la clase política con la que ella colabora ahora— para
montar un premio cuyo tono más notorio es el escándalo. Payá Sardiñas
estaba por el levantamiento del embargo, la evolución pacífica y hasta
la legitimidad de la constitución cubana, aunque solo fuera como
herramienta de sus ideas para el cambio político. Pero por todo eso en
Miami le dijeron agente de Fidel. Y ahora su hija es menos su heredera
política que la disolvente de sus ideales.
En fin, la doctrina de la olla de presión —para que estalle— es la vieja
nueva política que bullirá en la mente del senador Rubio para
susurrársela a Trump, para cuando estalle, si estalla, los Estados
Unidos fueran, de una u otra forma, los que arreglen el potaje. Algo
entendible para los políticos, que como Rubio, deben su lealtad no a la
nación cubana, sino a la americana. Y lo mismo para todos los otros
cubanos que en su concepción de libertad para la Isla no les molestaría
que Cuba volviera a ser un protectorado de Estados Unidos.
Pero si algo de la doctrina Obama debiera ser precioso —para Cuba y para
todo cubano de cualquier signo político que fuera— es que al menos en la
palabra, proclamó que el futuro de la Isla es un asunto a decidir
exclusivamente entre cubanos.
El arduo tema de la soberanía nacional. ¿Pero y si de nuevo este
presidente americano, a cuyo oído brinca Rubio, comenzara agresivamente
a inmiscuirse en ella? Qué debería preferirse, ¿la defensa de dicha
soberanía —aunque se piense que el gobierno del Partido Comunista
actualmente la detenta— o la Pax Americana —con la vergüenza nacional
que implicaría?
La palabra la tienen los cubanos —de una y otra orilla— y tal vez de eso
dependa que alguna vez puedan decidir, todos, cómo y cuán bueno sería el
futuro de su patria. Obama ipse dixit.
Source: ¿Dos rubias esperanzas para Cuba? - Artículos - Opinión - Cuba
Encuentro -
http://www.cubaencuentro.com/opinion/articulos/dos-rubias-esperanzas-para-cuba-328739
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