El silencio cómplice de la Iglesia cubana
La oposición en la Isla ha perdido todas las esperanzas de que la 
jerarquía eclesiástica tenga una postura noble y consecuente
Jueves, enero 26, 2017 |  Ángel Santiesteban
LA HABANA, Cuba.- Quienes creyeron que las cosas serían diferentes tras 
la visita del presidente Obama a la isla se equivocaron, y quien lo dude 
que haga recuentos, que piense en las burdas acciones que contra la 
disidencia se cometen cada día. El entonces presidente de los Estados 
Unidos prometió defender los derechos humanos en la isla, exigir que se 
respetaran los espacios de la oposición, eso le manifestó a Berta Soler, 
líder de las Damas de Blanco, y también a Guillermo Fariñas, pero nada 
de eso ocurrió.
En una reunión que sostuvo el presidente con líderes de la oposición, 
pudo constatar la inflamación que exhibían las manos de Antonio Rodiles, 
las miró y también supo que eran los golpes que recibiera de la policía 
la causa de tal hinchazón. Obama miró y fingió entender para callar más 
tarde, pero quizá eso no sea tan importante, porque a fin de cuentas 
este no es su país; peor es el silencio de otros que podrían denunciar, 
gritando, lo que realmente ocurre en esta isla, que hasta parece 
olvidada por Dios.
Y si así no fuera, que alguien me explique por qué se ha prohibido a las 
Damas de Blanco asistir cada domingo a misa, a esas celebraciones en la 
iglesia de Santa Rita. ¿Acaso ellas no son hijas de Dios? A esas mujeres 
no les permiten dar más de cinco pasos fuera de sus casas; uno más y 
aparecen las tropas represoras que las humillan y golpean brutalmente. Y 
de nuevo aparece el silencio, un silencio cómplice de quienes debían 
levantar su voz.
Imaginemos cuánto podría hacer Juan García Rodríguez, Arzobispo de La 
Habana. Mucho podría hacer, pero no hace otra cosa que propiciar el 
silencio, y actúa como si esas vejaciones no fueran de su incumbencia. 
Sin dudas el nuevo jefe de la Iglesia cubana seguirá el camino de su 
predecesor, este, como el otro, se plegará al poder totalitario, 
olvidando incluso que es hijo de un preso político. Y cómo puede hacer 
silencio un hijo que tuvo a su padre preso por el simple hecho de pensar 
diferente a lo establecido por la dictadura. No hay dudas de que este 
nuevo jefe de la Iglesia cubana solo se siente hijo de Dios, y yo me 
pregunto si Dios lo mirará con buenos ojos.
La Iglesia cubana calla, y quizá hasta aplaude a las autoridades 
policiales que no permiten a las Damas de Blanco llegar hasta la iglesia 
de Santa Rita. Aunque Jaime Ortega sufrió en carne propia el injusto 
encarcelamiento en aquellos campos de concentración que fueron las 
Unidades Militares de Ayuda a la Producción (UMAP), se hizo cómplice 
luego del mismo régimen totalitario que lo mantuvo allí, y hasta fue 
capaz de negar que en Cuba existieran presos políticos, aun cuando él 
mismo había visitado a algunos en su encierro, y hasta les prometió 
mediar con las autoridades, lo que jamás hizo.
Este Ortega, en una frívola entrevista, llamó "mujeres que visten de 
blanco", a aquellas valientes señoras, y todo por no pronunciar el 
"Damas" que las distingue. El Cardenal no debió creer que damas eran, 
como indica una de las acepciones del diccionario de la Real Academia 
Española, mujeres nobles y distinguidas, para él sería más cómodo usar 
la cuarta de las acepciones, esa que dice que dama es la actriz que 
desempeña el papel principal de una comedia. Él las llamó "mujeres que 
visten de blanco", y perdió la oportunidad, quizá histórica, de enunciar 
el verdadero apelativo de esas damas.
No es por gusto que la oposición perdió todas las esperanzas de que la 
jerarquía eclesiástica tenga una postura noble y consecuente. Hoy se 
conforma la Iglesia cubana con no ser atacada como ocurrió después del 
triunfo comunista. La Iglesia de este país baja la cabeza para 
sobrevivir, baja la cabeza para que sus templos no vuelvan a ser 
cerrados, para que los curas no sean expulsados, y es así como olvidan 
su verdadera esencia, cuidando sus perfume, es decir sus esencias, para 
volver a usar la primera y la cuarta de las acepciones que tiene esa 
palabra en el diccionario de la lengua española.
Source: El silencio cómplice de la Iglesia cubana | Cubanet - 
https://www.cubanet.org/destacados/el-silencio-complice-de-la-iglesia-cubana/
 
 
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