El deporte, el Estado y el PIB
DIMAS CASTELLANOS | La Habana | 3 Mayo 2016 - 8:17 am.
En vista de los XXXI Juegos Olímpicos que tendrán lugar en Río de 
Janeiro el próximo verano, el semanario Trabajadores dedicó la separata 
del lunes 29 de febrero al análisis económico en el movimiento deportivo 
cubano. En ella, los periodistas Joel García y Rudens Tembrás abordaron 
la relación existente entre el costo del deporte y el Producto Interno 
Bruto (PIB).
Joel García en "Economía y deporte en Cuba: compleja ecuación teñida de 
oro"escribió: "Bien distante del PIB de las grandes potencias 
deportivas, Cuba se mantiene entre las mejores 16 naciones del concierto 
mundial si nos atenemos a lo ocurrido en los últimos Juegos Olímpicos de 
Londres 2012. La ecuación parece muy difícil de explicar en medio de las 
limitaciones económicas que sigue viviendo el país, pero es posible".
Por su parte, en "¿Cuánto cuesta el deporte cubano?", Rudens Tembrás 
afirma que: "El espectáculo inaugural y la majestuosidad que acompañará 
a las justas desplazarán otra vez a un segundo plano los análisis sobre 
el complejo entramado económico y financiero que hace posible no solo 
los triunfos, sino la existencia misma del deporte a nivel global".
Y añade: "Cuba, país pequeño, bloqueado por Estados Unidos y sin grandes 
riquezas naturales, figura desde hace décadas en la elite del universo 
atlético y ha superado en reiteradas ocasiones a rivales cuyas cuentas 
bancarias nos resultan sencillamente alucinantes".
Ambos artículos evaden la inclusión de otros aspectos imprescindibles 
para una comprensión integral del tema analizado:
1- El deporte y la educación física son actividades que benefician la 
salud y desarrollan capacidades biológicas y habilidades motrices para 
un mejor desenvolvimiento social y establecer contactos amistosos entre 
personas y pueblos. De esas funciones emana la importancia de una 
práctica al alcance de todos.
2- Para lo anterior se requiere del empleo de la ciencia y la técnica, 
la existencia de centros de entrenamiento, de implementos, la inserción 
en ligas y topes foráneos para el fogueo, la calidad de la nutrición y 
una infraestructura capaz de garantizar los relevos; requisitos que al 
demandar elevadas inversiones dependen del PIB de cada país. Pensar lo 
contrario es puro voluntarismo y un inútil esfuerzo por demostrar la 
supuesta superioridad de un sistema político sobre otro.
3- La política, como dimensión humana relacionada con la forma de 
realizar proyectos sociales, se relaciona con el deporte. La misma puede 
emplearse como instrumento de beneficio social, medio idóneo para la 
salud y la medicina preventiva, amistad entre los pueblos o como 
instrumento al servicio de la ideología de los que detentan el poder.
4- Cuando en un sistema político predomina el totalitarismo, la economía 
y la política se subordinan a esa ideología. En el caso de Cuba, con el 
desmantelamiento de las  instituciones cívicas y económicas 
independientes y su sustitución por otras creadas y subordinadas al 
poder, el deporte y la educación física pasaron a ser asunto exclusivo 
del Estado y se les identificó con la Patria y las conquistas de la 
Revolución. Sin embargo, la carencia de la base económica necesaria fue 
suplida por las subvenciones de la Unión Soviética primero y de 
Venezuela después. El Estado asumió todos los gastos del deporte y 
durante décadas estableció una supremacía en las competencias amateurs 
centroamericanas, panamericanas y mundiales, a cambio de que los 
atletas, reducidos a medios básicos, pusieran toda su inteligencia y su 
masa muscular en función de los ideales del régimen.
5- La economía se acompaña con momentos de crisis que, en dependencia de 
la profundidad y duración, afectan a uno o a varios componentes del 
sistema hasta asumir carácter estructural. En estos casos la solución se 
torna imposible sin cambiar la propia estructura del sistema. Por ello, 
es ilógico pensar que el deporte cubano, como elemento de un sistema en 
crisis no sufra afectaciones como las que siguen.
En el béisbol
La memoria histórica muestra que desde fines del siglo XIX selecciones 
de peloteros cubanos brindaron juegos de exhibición contra equipos 
locales en Estados Unidos, donde obtuvieron más victorias que derrotas. 
Que durante las primeras tres décadas de República existían cuatro 
circuitos beisboleros, incluyendo el de los centrales azucareros que 
abarcaba todo el territorio nacional. Que en los años 40 en el Gran 
Stadium del Cerro se fundó la Liga Cubana de Base-Ball profesional con 
cuatro equipos: Habana, Almendares, Cienfuegos y Marianao, a los cuales 
se unieron otros con sus respectivos clubes patrocinados por empresas 
privadas y organizaciones de la sociedad civil. Que a mediados de los 
años 50, los Cubans Sugar's Kings irrumpieron en la Triple A, lo que 
permitió a peloteros cubanos entrar a las Grandes Ligas.
Después de la Primera Serie Mundial de Béisbol Amateur (Londres, 1938), 
las cinco siguientes se efectuaron en el Gran Estadio de la Tropical en 
La Habana, de las cuales Cuba ganó cuatro. Que en la Serie del Caribe, 
de las primeras 12 series efectuadas entre 1949 y 1960 Cuba ganó siete. 
Sin embargo, después de su reincorporación en 2014, de tres series solo 
ganó una, la edición 57, a pesar del balance negativo de dos ganados y 
tres perdidos. Que en las tres ediciones celebradas del Clásico entre 
2006 y 2013, Cuba ocupó un segundo y dos quintos lugares. Y que a 
mediados del año 2013 la selección cubana, que había derrotado en ocho 
de diez oportunidades a las selecciones de estudiantes universitarios 
norteamericanos, fue barrida en cinco partidos por verdaderos amateurs.
Tales resultados demuestran, de una parte el aval obtenido por la pelota 
cubana en eventos internacionales antes de la creación del INDER, y de 
otra parte el evidente retroceso sufrido. Todo lo cual guarda una 
estrecha relación con la incapacidad del modelo totalitario para hacer 
crecer el PIB.
En los Juegos Olímpicos
En la edición XX, celebrada en Munich (1972), Cuba ocupó el lugar 14 con 
8 medallas. En la edición XXI, en Montreal (1976), con 13 medallas se 
elevó hasta la octava posición. En la edición XXV, en Barcelona (1992), 
se ubicó en el quinto lugar con 31 medallas. A partir de entonces la 
pérdida de las subvenciones soviéticas, que mantenían a flote la 
economía cubana marcó el inicio del retroceso. En la edición XXIX, en 
Beijing (2008), pasamos al lugar 28 con 24 medallas. Finalmente en la 
edición XXX en Londres (2012) con 14 medallas se reubicó en el lugar 16, 
una posición inferior a la alcanzada 40 años antes en 1972.
El éxodo
Los enormes recursos dedicados al deporte para exhibir al país entre las 
potencias deportivas, con una economía totalmente deficiente, se ha 
reflejado en los bajos salarios y el aumento de necesidades primarias 
como la vivienda, la alimentación, el transporte y la fuga masiva. En 
ese éxodo sostenido y creciente se inscribe una buena parte de nuestros 
deportistas más destacados en busca de mejores condiciones de vida. Un 
proceso sostenido antes y después del embargo, antes y después de la Ley 
de Ajuste y antes y después del restablecimiento de las relaciones 
diplomáticas con Estados Unidos.
Plantear que Cuba se mantiene entre las mejores 16 naciones del 
concierto mundial o que a pesar de ser un país pequeño, bloqueado por 
Estados Unidos y sin grandes riquezas naturales, figura en la elite del 
universo atlético, es tratar de tapar el sol con un dedo. El deporte 
desarrollado requiere de una economía desarrollada y ese no es el caso 
de Cuba. Para lograrlo se requiere de un crecimiento sostenido del PIB, 
un propósito imposible sin una alta dosis de voluntad política para 
emprender las transformaciones estructurales que la realidad cubana reclama.
Source: El deporte, el Estado y el PIB | Diario de Cuba - 
http://www.diariodecuba.com/deportes/1462200669_22077.html
 
 
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