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Friday, October 04, 2013

Secretismo a voces (II)

Prensa, Represión, Cambios

Secretismo a voces (II)
Segunda y última parte de un artículo sobre la censura en la prensa cubana
Esteban Gutiérrez, La Habana | 03/10/2013 11:01 am

Fidel Castro sabía muy bien el valor y la importancia de la prensa para
movilizar ideas y estados de opinión y desde el mismo 59 comenzó a
"chapear bajito". Fue en el 61, con sus tristemente célebres "Palabras a
los intelectuales", cuando logró, parafraseando un poema de Lezama, "su
definición mejor": "dentro de la Revolución todo, contra la Revolución,
nada". Los límites los puso él y así han seguido hasta el sol de hoy. El
control absoluto sobre los medios de información en un país donde no
existen ni existirán por muchos años las ventajas indudables que ha
traído la electrónica, la computación y la telefonía celular para el
libre flujo de las noticias y de la información, le permite al gobierno
mantener al pueblo totalmente desinformado y manipulado por su
propaganda. Lo más "audaz" que se ve y escucha en estos momentos es,
créanlo o no, Telesur, aunque sabemos muy bien de "la pata que cojea".
Raúl Castro, si algo ha demostrado, es su lealtad absoluta e
incondicional a su hermano, aparte de ser un fiel seguidor de estos
"principios" con relación a lo que se le debe decir o no al ilustrado y
cultísimo, según ellos, hombre nuevo que quisieron formar. Recuerdo
aquel discurso que todavía debe provocarle pesadillas, el 14 de junio de
1989, cuando se salió del texto que tenía escrito y comenzó a decir
disparates e incoherencias contra Ochoa. En medio de aquello, en vivo y
en directo, igualito que Robertico Carcassés, de pronto, dijo: "pero lo
que saldrá mañana en la prensa es esto que tengo en la mano". Ya eso fue
el colmo de los colmos. Y así mismitico fue. Al otro día, los que no
habían escuchado su intervención y fueron a Granma, "que nunca miente",
lo que encontraron fue el discurso escrito que jamás leyó.
Estaba terminando de escribir estas notas cuando supe dos noticias que,
en apariencia, no están relacionadas entre sí ni con el tema de este
artículo, pero sí lo están, y mucho. La Conferencia Episcopal ha
repartido en las Iglesias, según noticias que circulan por el correo
electrónico, una Carta Pastoral titulada "La Esperanza no defrauda",
donde se reclama "que se escuchen voces que no sean las que estén
afiliadas en una línea o en una orientación oficial estricta" y piden
reformas políticas democráticas que acompañen los cambios económicos
iniciados. Hace justamente veinte años, los obispos católicos de Cuba se
atrevieron a manifestar, en una pastoral leída y repartida en las
Iglesias, su preocupación por la situación moral y económica del país.
En aquella oportunidad la prensa oficial, la única, arremetió contra
ellos de forma brutal. En Granma, el 30 de septiembre de 1993, Félix
Pita Astudillo, publicó un ofensivo artículo titulado "Arsénico y
encajes" en el que, entre otros muchos insultos, afirmaba: "parapetados
en una prosa anfibia (…) los Ilustrísimos once se sueltan la trenza con
un manifiesto político contrarrevolucionario, que llama al desarme
moral, a la desmovilización de los revolucionarios y a la constitución
de un mundo a imagen y semejanza de ese magro cabildo episcopal" (todo
el mundo conoce en Cuba las implicaciones homofóbicas que tiene la
expresión "soltarse la trenza"). Esperemos que "20 años sí sean mucho" y
que la respuesta gubernamental esta vez sea receptiva e inclusiva.
La otra información a la que me refiero fue leída en la sección cultural
del Noticiero de Televisión del mediodía: la tristísima noticia de la
muerte del cineasta Daniel Díaz Torres. En la relación que leyeron de su
extensa filmografía no se mencionó, por supuesto, el título de su
polémica película Alicia en el pueblo de Maravillas, una sátira política
realizada en 1991, justo en los tiempos del "Llamamiento al IV Congreso
del PCC", en el que se pedía que se criticara todo lo mal hecho y que
todo el pueblo se expresara con entera libertad. Lo que le vino arriba a
Danielito fue mucho. Los que habíamos pensado que la época de los actos
de repudio había quedado atrás como el recuerdo de una terrible
pesadilla, nos espantamos. Se citó a militantes de la Juventud Comunista
y del Partido para que asistieran a las funciones del filme y lo
repudiaran, con "viril indignación revolucionaria". Los movilizados se
pasaban la tarde y la noche en el cine y se les garantizó almuerzo y
merienda en cajitas repartidas a todos para la ocasión. Si usted estuvo
en una de esas funciones recordará, perfectamente, que aquello daba
miedo. Hay muchos cubanos que no saben esta historia. No saben que el
joven que fue Daniel Díaz Torres hizo una película que podría
calificarse de contestataria, incómoda, muy incómoda, para el gobierno.
Ojalá que cuando se escriba sobre él, sobre su fructífera vida como
cineasta, como profesor, como crítico de cine, se mencione Alicia en el
pueblo de Maravillas y de todo lo que pasó, y que los periodistas de hoy
puedan expresarse con la libertad que no tuvieron en aquellos años y que
no han tenido nunca.
Y es que el problema de la prensa no se podrá resolver ni habrá un
verdadero debate de ideas en este país mientras exista un solo partido,
mientras solo pueda escucharse una voz, mientras existan límites a la
libertad de expresión, y mientras ese monopolio sea propiedad absoluto
del gobierno, que es el único realmente libre. El derecho a la libertad
de expresión es un derecho humano tan necesario como el derecho a la
vida, a la educación, a la salud. Los derechos no se conceden o
dosifican. En nuestro país, como sucedió en la ex Unión Soviética y en
los países del ex campo socialista, por mecanismos siniestros de
represión y muy complejos de analizar en pocas palabras, se les ha
inculcado a las personas el miedo a expresarse con libertad y a reclamar
esos derechos. Ese temor se ha ido perdiendo, lentamente, aunque todavía
falta mucho camino por recorrer. Pero el mundo ha cambiado y este país
también está cambiando. En Los idus de marzo (para no citar a Martí, que
tantas veces y tan bien lo dijo), dice Thornton Wilder a través de uno
de los personajes del libro: "La represión de la carne es amarga, pero
la del espíritu es todavía peor. El pensamiento y los actos de quienes
despiertan a la conciencia de haber sido engañados son penosos para
ellos mismos y peligrosos para los demás". Y unos párrafos después,
refiriéndose a los jóvenes: "se les despojó del conocimiento que más
atrae a las mentes juveniles: que el logro supremo de la vida reside en
el ejercicio de la libre elección".
Ojalá que el gobierno escuche y no posponga por más tiempo esos cambios
políticos que tantos están pidiendo. De no hacerlo, solo lograría
postergar el bienestar y la felicidad de un pueblo que ya ha esperado y
aguantado demasiado. Y eso, como ya lo dijo el escritor norteamericano,
puede ser peligroso.

Source: "Secretismo a voces (II) - Artículos - Cuba - Cuba Encuentro" -
http://www.cubaencuentro.com/cuba/articulos/secretismo-a-voces-ii-310440

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