Pages

Thursday, October 10, 2013

Ellos habrían sido como nosotros?

¿Ellos habrían sido como nosotros?
Jueves, Octubre 10, 2013 | Por Roberto Jesús Quiñones Haces

GUANTÁNAMO, Cuba, octubre, www.cubanet.org - Hoy se conmemoran 145 años
del inicio de nuestra primera guerra de independencia. El 10 de octubre
de 1968, al celebrarse el centenario de ese hecho histórico, Fidel
Castro pronunció un discurso donde expuso su idea de que en las mismas
condiciones vividas por quienes se levantaron en armas contra el
gobierno de España, los revolucionarios presentes en ese acto sido como
aquéllos insignes patriotas, y viceversa. La frase fue: "Ellos, hoy,
habrían sido como nosotros; nosotros, entonces, habríamos sido como ellos".

Fidel no era en 1968 ese anciano de andar vacilante, torso doblado y voz
casi ininteligible que nos mostró la televisión el pasado tres de
febrero al celebrarse las votaciones para diputados a la Asamblea
Nacional, sino un hombre de 42 años, vigoroso y soñador que se mofaba
del embargo. Sin miramientos de ninguna índole había impuesto su visión
de lo que tenía que ser el gobierno que obtuvo por la fuerza de las
armas y, haciéndole culto a su apellido, convirtió a Cuba en su
campamento. La frase mencionada, a fuerza de ser reiterada, se aceptó
como cierta y los medios, nuestros profesores y los dirigentes, se
encargaron de propalar la tesis.

Sin embargo, cualquier persona medianamente informada sabe que dicha
frase sólo fue otra especulación dentro de la extensísima oratoria del
comandante. Bastaría revisar los nombres de los fusilados durante los
primeros años de su revolución- que también se fue a bolina-, para
advertir entre ellos a muchos revolucionarios que lucharon junto a Fidel
en contra de la dictadura de Batista y nunca simpatizaron con la
ideología comunista, aupada por los astutos miembros del P.S.P., que muy
pronto y sin aportar casi nada, penetraron todas las estructuras del
naciente gobierno revolucionario y fueron logrando que los jóvenes
rebeldes traicionaran el Programa del Moncada y los Pactos de México y
La Sierra y comenzaran a embriagarse con " las mieles del poder" (1).

Frank País, José A. Hechevarría y Camilo Cienfuegos no fueron
comunistas. De no haber sido asesinados los dos primeros o muerto en
misteriosas circunstancias el último, preguntarse si no habrían
terminado también frente a un paredón de fusilamiento o purgando una
larguísima condena, como ocurrió con el comandante Hubert Matos y
cientos de oficiales y combatientes del ejército rebelde resulta
totalmente válido. Y si tal cuestionamiento resulta válido para el caso
de estos tres jóvenes, mucho más lo es cuando evocamos las vidas de
patriotas como José Martí, Ignacio Agramonte o el propio Carlos Manuel
de Céspedes y las contrastamos con la frase del comandante. Uno de los
argumentos preferidos por los ideólogos del castrismo para justificar la
mencionada tesis es que aquéllos hombres -de los que he tomado sólo tres
ejemplos cimeros- no tuvieron tiempo para conocer el marxismo y, por
tanto, no pudieron manifestarse en su contra.

Nada más lejos de la verdad. Las opiniones que Agramonte y Martí
vertieron sobre las ideas de Carlos Marx no dejan lugar a las dudas. En
el caso del Padre de la Patria, basta leer el documento histórico
conocido como "Acta de El Rosario. Acuerdo del Levantamiento", para
percatarnos de su hondísima vocación democrática y lo afianzadas que
estaban en él las ideas liberales, así como su decidido rechazo a todo
tipo de autoritarismo. En dicho documento, los patriotas que se
levantaron en armas en contra de España declararon: "Al Dios de nuestras
conciencias apelamos, y al fallo de las naciones civilizadas. Aspiramos
a la soberanía popular y al sufragio universal. Queremos disfrutar de la
libertad para cuyo uso creó Dios al hombre. Profesamos sinceramente el
dogma de la fraternidad, de la tolerancia, y de la justicia, y
considerando iguales a todos los hombres, a ninguno excluimos de sus
beneficios; ni aún a los españoles, si están dispuestos a vivir en paz
con nosotros. Queremos, que el pueblo intervenga en la formación de las
leyes, y en reparto e inversión de las contribuciones. Queremos abolir
la esclavitud indemnizando a los que resulten perjudicados. Queremos
libertad de reunión, libertad de imprenta y libertad de conciencia; y
pedimos religioso respeto a los derechos inalienables del hombre, base
de la independencia y la grandeza de los pueblos. Queremos sacudir para
siempre el yugo de España y constituirnos en nación libre e
independiente" (2).

Ignacio Agramonte dijo frases lapidarias en contra del totalitarismo,
entre ellas ésta que leí recientemente en el número 5 de "Vocablo",
publicación de la Asociación Pro Libertad de Prensa: "El gobierno que
con una centralización absoluta destruya ese franco desarrollo de la
acción individual y detenga la sociedad en su desenvolvimiento
progresivo, no se funda en la justicia y en la razón, sino tan solo en
la fuerza; y el Estado que tal fundamento tenga, podrá en un momento de
energía anunciarse al mundo como estable e imperecedero, pero tarde o
temprano, cuando los hombres conociendo sus derechos violados se
propongan reivindicarlos, irá el estruendo del cañón a anunciarle que
cesó su letal dominación". No en balde no se encuentran biografías de
este prócer en ninguna librería y es sumamente difícil hallarlas en las
bibliotecas. ¡Qué decir entonces de lo que escribió nuestro Apóstol!
Tanta ha sido la afrenta que sus Obras Completas han llegado a venderse
eliminando los tomos donde constan esos pensamientos y críticas al
marxismo y al socialismo.

No existe tampoco una sola prueba que permita afirmar que hombres como
Camilo Cienfuegos, numerosos guerrilleros que lucharon en Oriente o los
integrantes del II Frente del Escambray tuvieran ideales comunistas al
alzarse en contra de Batista ni aún el primero de enero de 1959. Ante
estas abrumadoras evidencias podemos afirmar sin temor a equivocarnos:
¡No, los mambises nunca habrían sido como dijo Fidel Castro en 1968!

Notas:

(1) Frase usada por Fidel Castro en una de sus reflexiones al referirse
a la defenestración de Carlos Lage Dávila y Felipe Pérez Roque.

(2) Este documento es conocido como "Acta de El Rosario", Acuerdo del
Levantamiento y aparece en la p.103 del libro "Carlos Manuel de
Céspedes", escrito por Fernando Portuondo y Hortensia Pichardo y
publicado por la Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1982.

Source: "¿Ellos habrían sido como nosotros? | Cubanet" -
http://www.cubanet.org/articulos/%c2%bfellos-habrian-sido-como-nosotros/

No comments: