Publicado el lunes, 10.07.13
Cuba: necesidad de un mea culpa supremo
OSCAR PEÑA
En varias oportunidades en la historia de este más de medio siglo, 
primero Fidel Castro y después su hermano Raúl han pedido al pueblo 
cubano a través de discursos nacionales y campañas en centros de 
trabajo, estudiantiles y organizaciones de cuadras que rectifiquen 
errores y actitudes, como si las culpas de Cuba que se deben reconocer 
solo fueran de abajo.
Constantemente y de manera invariable se reparten hacia abajo las culpas 
de los problemas de Cuba pero no ha existido una honesta confesión de 
los jefes supremos y sus culpas. Y ello es necesario e imprescindible 
para que contagien con el ejemplo a los nacionales sobre lo que les 
piden a ellos.
Y no me refiero a confesar errores iniciales como la intervención de las 
grandes propiedades extranjeras y criollas que existían en Cuba y que 
nuevamente hoy se desea que muchos países vuelvan a invertir. Ello con 
buena voluntad se pudiera excusar deduciendo que fue un error de los 
primeros tiempos de exceso de calentura revolucionaria, pero observando 
que se están dando algunos pasos para regresar aquellos pequeños 
servicios privados, o sea, caminar hacia atrás para arreglar el país, sí 
deben tener el valor de reconocer públicamente aquel crimen nacional a 
los 9 años de revolución de la llamada "ofensiva revolucionaria" de 
1968, que destruyó a lo largo y ancho del país todas las medianas y 
pequeñas propiedades en manos de laboriosos cubanos. Hasta los clásicos 
carritos cubanos de fritas desaparecieron. El pueblo cubano producía 
todos los pequeños artículos, productos y alimentos necesarios 
nacionalmente. En Cuba no faltaba nada. Tan cierta es esta afirmación 
que la primera consigna de la revolución fue: ¡Consuma productos 
nacionales primero y los extranjeros después!
Y de un día para otros todos aquellos pequeños locales de talleres 
mecánicos, de confección de ropas, ventanas, puertas, clavos, cristales, 
y cercas para las casas, cafeterías, fondas, tintorerías, panaderías, 
bodegas, establecimientos de servicios fotográficos, de hielo, de venta 
de productos agrícolas, todo fue intervenido y es ahí precisamente donde 
comienza el verdadero embargo a Cuba, las verdaderas necesidades 
innecesarias. Al ser todo del estado comenzó el estancamiento nacional. 
En 1968 el gobierno revolucionario dio el tiro de gracia a la iniciativa 
y al progreso nacional que el pueblo cubano con mucho sacrificio y 
esfuerzo había alcanzado en los primeros 50 años de república en todas 
sus ciudades y pueblos. Cuba tenía una infraestructura envidiable por 
cualquier país de América Latina.
Y ese gigante error no lo cometió el pueblo cubano y sería ético y 
edificante que al mismo tiempo que se le pida a la ciudadanía rectificar 
y reconocer errores y aptitudes indeseables, también lo haga la máxima 
autoridad del país de manera clara sin evasivas y subterfugios de 
palabras. Tratándose que en el capítulo de errores se haga justicia y 
nadie quede inmune y después –entre todos los cubanos– comenzar a 
arreglar la casa nacional sintiéndonos todos culpables.
Source: "OSCAR PEÑA: Cuba: necesidad de un mea culpa supremo - Opinión - 
ElNuevoHerald.com" - 
http://www.elnuevoherald.com/2013/10/07/1582677/oscar-pena-cuba-necesidad-de-un.html
 
 
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