Secretismo y almendrones
Juan Carlos Linares Balmaseda
26 de marzo de 2013
La Habana, Cuba – www.PayoLibre.com – En un país con estadísticas
abultadas en materia de tragedias automovilísticas, tiene poca
notoriedad que hayan ocurrido tres accidentes del tránsito en menos de
cuatro días y a escasa distancia uno de otro. Y menos relevancia tiene
que los vehículos involucrados sean modernos (con menos de cinco años de
construidos) y del patrimonio estatal.
Lo que despertó mi curiosidad fue que en los tres accidentes los
causantes fueron automóviles norteamericanos con varias décadas de uso
(los almendrones), que desaparecieron de la escena sin ser identificados
y que los policías tuviesen la misma conducta de impedir que los
concurrentes levantaran sus teléfonos móviles para tomar fotos o videos
del suceso.
Luego de ser testigo presencial en los tres accidentes, por pura
casualidad, me propuse despejar una interrogante: ¿Cuál será la edad
promedio de los autos privados que hoy ruedan en Cuba?
Para indagar llamé al Registro Nacional de Vehículos, entidad adjunta al
Ministerio del Interior. La funcionaria que salió al teléfono me dio una
respuesta lacónica, pero predecible. Me dijo que todos los archivos allí
son controlados por la Jefatura, y poniéndole punto final a mis
intenciones indagatorias, añadió: "conseguir cualquier información, sin
previa autorización del Alto Mando, es perder el tiempo".
Referente al porqué no se permitía tomar imágenes la funcionaria no
encontró justificación legal, y me remitió al departamento de Patrulla.
En éste departamento el oficial de guardia me expresó que es una orden
de la jefatura, y que había que cumplirla al pié de la letra. Cuando
insistí en cuál artículo se amparaba la orden, me respondió en tono
autoritario: "tú no me quieres entender, te estoy diciendo que al menos
yo no permito" .
Muy reciente sucedió el primer accidente, cuando se estrellaron de
frente un auto Peugeot y un ómnibus Yutong que cubría la ruta
interprovincial Habana-Guantánamo. El inconfundible estampido alarmó a
los residentes, y para mayor sobresalto de los presentes la colisión se
produjo a unos quince metros de altura, sobre el paso superior de la
avenida Vía Blanca en la barriada de Luyanó. El auto lo conducía un
extranjero, quien permaneció atrapado casi una hora dentro de aquel
embrollo de chatarra, hasta que los rescatistas cortaron las estructuras
y lo sacaron moribundo. Uno de los peritos policiales revelaría que un
desconocido almendrón hizo que el Peugeot se saliera de su vía.
Tres días después, en la misma avenida, chocaron dos camiones, siendo el
causante otro inédito almendrón, según comentarios posteriores al
incidente. Y al siguiente día, a escasas cuadras de los dos primeros, en
calle Concha, se proyectaron una furgoneta y un auto rentado para
extranjeros, repitiéndose que la culpabilidad caía sobre otro
escurridizo almendrón.
En ese tercer accidente tuve una breve conversación con un perito, de la
cual surgió la lógica deducción de que los almendrones o son una amenaza
pública o les están echando la culpa como al totí.
Es paradójico con la realidad y con la cultura vialidad que el
Ministerio del Interior todavía no cuente con un sitio web, que sirva
para informar los pormenores de un fenómeno que en el año 2011 produjo
en Cuba 11 604 accidentes, contabilizándose 682 muertos y 8 241 heridos,
y en el 2012 aumentaron respectivamente todos los indicadores en 23, 26
y 469 más, con un promedio de 1500 muertes por año, siendo la primera
causa de muerte entre los jóvenes y la quinta en sentido general.
Transcurrido un accidente del tránsito la mayoría de los presentes, que
a su vez son una parte significativa de la población, no puedan
enterarse si los heridos graves sobrevivieron o fallecieron, y la
televisión permanece sumisa a los parámetros ideológicos del Alto Mando,
que censura este género periodístico, si bien lamentable, cotidiano.
Posiblemente dos causas omnipresentes influyan en las cifras, una
objetiva y una subjetiva. La objetiva quizás sea la mescolanza de
almendrones destartalados y auto modernos circulando a la par. Y la
causa subjetiva, se deba al secretismo despótico impuesto a los cubanos
por motivos ideológicos, que suscita irreverencia social hacia todas las
leyes, incluyendo la ley del tránsito.
http://payolibre.com/articulos/articulos2.php?id=5520
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