Elecciones
Las 'elecciones' de 2013 y el multipartidismo
Dimas Castellanos | La Habana | 7 Mar 2013 - 8:21 am. | 2
Los cubanos que no votan son casi tres veces más que los miembros del
PCC. ¿Cómo justificar la existencia del partido único?
Según resultados oficiales de las pasadas "elecciones" de febrero,
1.249.832 cubanos —el 14, 22% del total de electores—, en una clara
manifestación de rechazo al sistema, no asistió a las urnas o anuló las
boletas.
El número de ciudadanos con esa conducta venía creciendo desde los
comicios precedentes. En 2003, la suma de esas dos categorías (la de
quienes no asistieron a votar y la de quienes anularon las boletas) fue
de 506.453 personas, un 6, 09% del total de electores; en 2008 fue de
657.119, un 7, 73%; y en los recientes comicios de 2013 se elevó hasta
1.249.832 cubanos, el 14, 22% del total de electores, casi el doble de
los comicios precedentes.
Lo más significativo de ese salto fue la cifra de quienes decidieron no
asistir a las urnas. En 2003 se abstuvieron 193.306, un 2, 35% de los
electores. En 2008 fueron 264.212, un 3, 11%; mientras que en 2013 la
cifra aumentó a 790.551, un 9, 12%, casi tres veces más que en 2008.
No asistir a las urnas —en una sociedad carente de derechos cívicos y
políticos, bajo un control estatal casi absoluto sobre las personas y
con un sólo partido refrendado constitucionalmente— constituye la opción
más atrevida.
En Cuba, donde la única posibilidad es confirmar a los Candidatos
elegidos por las Comisiones de Candidaturas, las cuales se integran por
dirigentes de las organizaciones de masas subordinadas por sus propios
estatutos al Partido Comunista, no asistir a las urnas es la prueba de
que el Gobierno ha perdido el consenso; por tanto, los resultados
encierran una profunda lección y constituyen un mensaje que las
autoridades deberían tener en cuenta. Ignorarlo es marchar hacia la
ingobernabilidad manifiesta.
La razón, detrás de los resultados, consiste en que las Comisiones de
Candidaturas son las que realmente eligen a los Diputados que conforman
la Asamblea Nacional del Poder Popular, los que después eligen al
Consejo de Estado, al Presidente del Consejo de Estado y de Ministros, y
éste último designa a los integrantes del Consejo de Ministros. Por
tanto, la Asamblea Nacional y el Gobierno son el resultado de la
potestad de las Comisiones de Candidaturas; lo que explica que muchos
cubanos decidan no asistir a las urnas, al punto que ya representan casi
el 15% de los ciudadanos con derecho a voto; cifra casi tres veces mayor
que los miembros del Partido Comunista. Es, además, una prueba de que
las llamadas elecciones en Cuba son ajenas a las difíciles condiciones
de vida de miles y miles de cubanos que o viven al margen de la ley o
abandonan el país.
¿Para cuándo el multipartidismo?
Ante una crisis estructural profunda como la que atraviesa la Isla, los
resultados electorales confirman la imposibilidad de limitar los cambios
a determinados aspectos de la sociedad. Por ello, a pesar de la
persistencia gubernamental en ignorar el tema del pluripartidismo, la
realidad se ha encargado de situarlo en primer plano. Los datos
electorales confirman que existe un sector inconforme de la sociedad,
que reclama un espacio político. Son cubanos que carecen de los derechos
para asociarse legalmente y participar en los destinos de la nación.
¿Cómo justificar la existencia de un solo partido cuando casi el 15% de
los electores no responden a su llamado?
El desarrollo social no excluye sino que implica el multipartidismo como
expresión de la natural diversidad de ideas e intereses y como mecanismo
para la participación política de los ciudadanos. La nación es una
comunidad de personas diversas pero iguales en dignidad, que buscan un
bien común para lo cual son imprescindibles los plenos derechos y
deberes económicos, cívicos, políticos y culturales. De ahí la necesaria
restitución del derecho de asociación y de la despenalización de la
diferencia política, para que los cubanos puedan desempeñar el papel
activo y determinante que les corresponde en los inminentes cambios.
En El Contrato Social, Juan Jacobo Rousseau expuso que: "de la unión de
las personas para defender y proteger sus bienes emana una voluntad
general que convierte a los contratantes en un cuerpo colectivo
político. Al ejercicio de esa voluntad general se le denomina soberanía
y al sujeto que la ejerce soberano. De acuerdo a ese status el pueblo
elige los funcionarios para el ejercicio de la voluntad general y
deposita en ellos, de forma temporal, un mandato para la elaboración y
ejecución de las leyes, y para el mantenimiento de las libertades
ciudadanas. Es decir, que las elecciones constituyen una manifestación
de la soberanía popular".
En Cuba, la violación del orden constitucional ocurrido en 1952 dio
lugar al movimiento insurreccional que derrocó a la dictadura en 1959.
El 8 de enero de ese mes, el líder del movimiento revolucionario aseguró
que se iba a convocar a elecciones en el "más breve plazo de tiempo
posible" y a restituir la Constitución de 1940.
Sin embargo, unos días después, sin consulta popular, la Carta Magna fue
sustituida por la Ley Fundamental de la República de Cuba. En virtud de
esa Ley, que estuvo vigente hasta la promulgación de la Constitución de
1976, el Consejo de Ministros asumió las funciones del Poder Legislativo
y refrendó constitucionalmente la existencia de un solo partido político
y desde esa posición excluyente ha venido hasta hoy convocando a unas
"elecciones" donde el pueblo no puede elegir directamente al primer
mandatario de la República, lo que constituye una franca negación de
nuestra herencia histórica.
Ese sistema vigente, que limita el voto directo del pueblo a los
delegados de las asambleas municipales, es una de las causas principales
de la indiferencia de los que no asisten o invalidan las boletas
electorales. Se trata de un sistema eficiente para conservar el poder,
pero inútil para coadyuvar a los cambios que la sociedad demanda. Todo
ello pone a la orden del día la necesidad de introducir el
multipartidismo y realizar los correspondientes cambios en la Constitución.
http://www.diariodecuba.com/cuba/1362640909_911.html
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