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Wednesday, March 06, 2013

Carromero: No podría vivir siendo cómplice en silencio

Carromero: No podría vivir siendo cómplice en silencio
Publicado el Miércoles, 06 Marzo 2013 03:02
Por Redacción CaféFuerte

Angel Carromero rompió finalmente el silencio, abriendo poderosas
interrogantes sobre las circunstancias de la muerte de los disidentes
Oswaldo Payá Sardiñas y Harold Cepero.

Carromero fue entrevistado por The Washington Post en relación con el
accidente ocurrido el pasado 22 de julio en una carretera próxima a la
ciudad de Bayamo, en el oriente de la isla. La entrevista, cuya fecha de
realización no precisa el diario estadounidense, apareció publicada este
martes 5 de marzo.

El testimonio de Carromero contiene explosivas declaraciones sobre lo
sucedido y da un giro radical al caso sobre la muerte de Payá y Cepero.
Hasta el momento, las únicas declaraciones conocidas de viva voz de
Carromero eran las divulgadas por el Ministerio del Interior cubano para
consumo de la prensa internacional, y en las cuales el político español
negó que el auto que conducía la tarde del incidente hubiera sido
golpeado por otro vehículo en la vía.

Ahora Carromero afirma lo contrario. Su determinación a cambiar el
testimonio inicial y las declaraciones hechas durante el proceso
judicial que lo condenó a cuatro años de prisión, constituyen una
verdadera conmoción y refuerzan indudablemente la solicitud de
familiares y seguidores de Payá de realizar una investigación
independiente sobre el caso.

Carromero confiesa que se decidió a hablar y contar la verdad luego de
entrevistarse con Rosa María Paya, la hija del fallecido, en Madrid. La
conversación entre ambos habría ocurrido el pasado 16 de febrero, días
después de la llegada de la joven a España.

El pasado viernes, Rosa María Payá adelantó en una rueda de prensa en
Madrid lo que ahora confirma Carromero: la existencia de un segundo
vehículo que golpeó por detrás al auto en que viajaban las víctimas,
sacándolo de la carretera. También fueron dados a conocer dos mensajes
enviados desde el teléfono del político sueco Aron Modig, el otro
extranjero involucrado en el caso.

Por su importancia para el esclarecimiento de los hechos, CaféFuerte
reproduce íntergramente el texto en español de la entrevista ofrecida
por Carromero. El original en inglés es ya una traducción de las
respuestas en español que entregó Carromero al diario, de manera que
esta versión puede haber sufrido algunas variaciones -en el uso de
expresiones y giros lingüísticos- con respecto al documento inicial.

ANGEL CARROMERO SOBRE EL ACCIDENTE EN EL QUE MURIO OSWALDO PAYA

Angel Carromero, un líder juvenil del partido gobernante en España,
estaba de visita en Cuba el pasado julio cuando un automóvil que
conducía se estrelló, causando la muerte de los disidentes cubanos
Oswaldo Payá y Harold Cepero. Carromero fue declarado culpable de
homicidio vehicular; en diciembre, él fue enviado a España para cumplir
su condena. Esta semana accedió a ser entrevistado por The Washington
Post sobre el accidente. Carromero, de 27 años, es licenciado en Derecho
y recibió un curso de negocios en la Universidad de Fordham, en Nueva York.

¿Qué pasó ese día?

Oswaldo Payá me pidió que lo llevara a visitar a unos amigos, ya que no
contaba con medios para viajar por la isla. Había cuatro de nosotros en
el auto: Oswaldo y Harold Cepero en el asiento posterior, [Jens] Aron
Modig [de Suecia] en el asiento delantero y yo como conductor. Fuimos
seguidos desde el comienzo del viaje. De hecho, cuando salimos de La
Habana, un tuit de alguien cercano al gobierno cubano [se refiere al
perfil de Yohandry Fontana (nota de CF)] anunció nuestra partida: "Payá
está en camino a Varadero". Oswaldo me dijo que, desafortunadamente, eso
era normal.

Pero yo realmente me inquieté cuando paramos para echar gasolina, porque
el auto que nos seguía se detuvo, esperó a plena vista hasta que
terminamos y luego continuó siguiéndonos. Cuando pasamos los límites
provinciales, el vehículo que nos seguía cambió. Finalmente, era un
viejo Lada de color rojo.

Y luego otro auto, más nuevo, apareció y comenzó a acosarnos, poniéndose
muy cerca de nosotros. Oswaldo y Harold me dijeron que tenía que ser de
"la Comunista", porque tenía una placa azul que, según ellos dijeron, es
la que utiliza el gobierno. Con bastante frecuencia yo lo miraba a
través del espejo retrovisor y podía ver a los dos ocupantes del auto
mirándonos agresivamente. Yo tenía miedo, pero Oswaldo me dijo que no me
detuviera si ellos no nos lo indicaban o nos forzaban a hacerlo. Conduje
con cuidado, sin darles razón alguna para detenernos. La última vez que
miré por el espejo, me di cuenta de que el auto se había acercado
demasiado -y de repente sentí un impacto estruendoso por detrás.

Perdí el control del auto y también la conciencia -o eso es lo que creo,
porque, a partir de ese momento, mis recuerdos no son claros, quizás por
los medicamentos que me suministraron. Cuando recuperé el conocimiento,
me habían puesto en una furgoneta moderna. No sé cómo había llegado
hasta allí, pero ni Oswaldo, ni Harold, ni Aron estaban dentro del
vehículo. Pensé que era extraño que sólo fuera yo y supuse que el resto
de ellos no necesitaban antención en el hospital.

Empecé a gritar a la gente que conducía la furgoneta. ¿Quiénes eran
ellos? ¿A dónde me llevaban? ¿Qué estaban haciendo con nosotros?
Entonces, aturdido, volví a perder el conocimiento.

¿Qué pasó después de eso?

La próxima vez que me desperté, estaba en una camilla y era trasladado a
una habitación de hospital. La primera persona que me habló fue una
oficial uniformada del Ministerio del Interior. Le dije que un auto
había chocado nuestro vehículo por detrás, haciéndome perder el control.

Ella tomó notas y, al final, me dio mi declaración para que la firmara.
El hospital, que era civil, había sido militarizado súbitamente. Estaba
rodeado por soldados uniformados. Una enfermera me dijo que me iban a
poner una línea intravenosa (IV) para extraerme sangre y sedarme.
Recuerdo que me siguieron extrayendo sangre y cambiándome la línea
constantemente, lo que realmente me preocupó. Todavía tengo las marcas
de eso. Pasé las siguientes semanas medio sedado, y sin saber
exactamente lo que me habían inyectado en mi cuerpo.

Algunos mensajes de texto fueron enviados desde la escena y se ha
informado acerca de otros, aún no revelados. ¿Sabe usted de ellos?

Se llevaron mi teléfono móvil cuando me sacaron del auto. Yo sólo pude
utilizar el teléfono móvil de Aron mientras estuvimos juntos en el
hospital. No recordé los mensajes hasta que llegué a España y los leí,
en los cuales pedía ayuda y decía que nuestro auto había sido golpeado
por detrás.

¿Cómo obtuvieron su declaración?

Comenzaron a filmarme constantemente y siguieron haciéndolo hasta el
último día que estuve encarcelado en Cuba. Cuando me interrogaron sobre
lo que pasó, les repetí lo que le dije a la oficial que originalmente
tomó mi declaración. Ellos se enfurecieron. Me advirtieron que yo era su
enemigo y que yo estaba muy joven para perder mi vida. Uno de ellos me
dijo que lo que yo les había dicho no había ocurrido, y que yo debía
tener cuidado, que dependiendo de lo que yo dijera, las cosas podían ir
muy bien o muy mal para mí.

Luego vino un señor que se identificó como un experto gubernamental,
quien me dio la versión oficial de lo ocurrido. Si la aceptaba, nada me
pasaría. En aquel momento yo estaba severamente medicado y me era
difícil entender los detalles del supuesto accidente que me estaban
diciendo que repitiera. Ellos me dieron otra declaración para que la
firmara -una que de ninguna manera se aproximaba a la verdad. La nueva
versión hablaba de gravilla, de un terraplén, de un árbol. Yo no
recuerdo nada de esas cosas.

El golpe por atrás cuando nos salimos de la carretera, no tenía por qué
ser fuerte, porque recuerdo que no había contén o inclinación. El
pavimento era amplio, sin tráfico. Sobre todo, no estoy de acuerdo con
la afirmación de que estábamos viajando a una velocidad excesiva, ya que
Oswaldo era muy cauteloso. La última velocidad que vi en el velocímetro
era de aproximadamente 70 kilómetros por hora [cerca de 45 millas por
hora]. Las bolsas de aire ni siquiera se dispararon durante el
accidente, ni las ventanas se rompieron, y tanto yo como el pasajero del
asiento delantero salimos del carro ilesos.

Un video de usted explicando el accidente fue mostrado a los periodistas
por las autoridades cubanas. ¿Bajo qué circunstancias fue hecho?

Una vez que salí del hospital, me llevaron a una cárcel en Bayamo. Es lo
peor que yo he vivido jamás. Yo estuve en régimen incomunicado, sin
poder ver la luz del día. Caminábamos entre las cucarachas hasta que me
pusieron en la celda de la enfermería, junto con otro preso cubano. Las
condiciones eran deplorables. Un chorro de agua caía desde el techo una
vez al día, el inodoro no tenía tanque y se podía usar solo cuando
tenías un cubo de agua para tirárselo después a la taza. La celda estaba
llena de insectos que me despertaban cada vez que caían sobre mi cuerpo.
Aunque no recuerdo casi nada específico de aquellos días, las imágenes
vienen a mí -y solo deseo que fueran pesadillas y no recuerdos.

El video que las autoridades dieron a conocer se grabó en esas
circunstancias. Como los espectadores pueden ver, mi cara y mi ojo
izquierdo están muy hinchados, y yo hablo como si estuviera drogado.
Cuando un oficial me dio un cuaderno en el que se exponía la versión
oficial del gobierno cubano, yo me limité a leer declaraciones de ese
cuaderno. De hecho, usted puede verme leyendo expresiones cubanas que yo
no conocía, como "accidente de tránsito" (en España es "accidente de
tráfico"), y puede verme dirigiendo la mirada hacia la esquina derecha,
que era donde estaba parado el oficial que sostenía las notas. Yo tenía
la esperanza de que nadie podría creer que el video hubiera sido
libremente grabado , o que lo que yo decía allí correspondía a lo que
realmente sucedió.

¿Quién lo envió a Cuba? ¿Por qué viajó allí?

Nadie me envió a Cuba y yo ni siquiera le dije nada a mi jefe sobre el
viaje. Viajé allí durante mis vacaciones de verano, como tantas otras
personas que van para dar su apoyo al pueblo cubano -porque admiro a los
defensores pacíficos de la libertad y la democracia como Oswaldo, que es
muy conocido en España.

¿Qué piensa usted sobre el juicio efectuado en Bayamo?

El juicio en Bayamo fue una farsa, para convertirme en un chivo
expiatorio, pero tuve que aceptar el veredicto sin solicitar apelación
para tener una mínima posibilidad de salir de aquel infierno. Sin
embargo, en el último momento decidí no declararme culpable, pensando en
Alan Gross [ contratista estadounidense condenado a 15 años de prisión
en Cuba por llevar ilegalmente equipos de comunicación].

En cuanto a las autoridades españolas, sólo puedo darles las gracias por
haber logrado repatriarme. No quiero causar más problemas. Quiero volver
a mi vida previa a este incidente. Incluso entiendo que, a pesar de que
soy inocente, tengo que continuar con mi libertad restringida por el
acuerdo bilateral entre Cuba y España. Solo espero que esta injusta
situación no dure mucho tiempo.

A pesar de las acusaciones a las que estoy sometido diariamente por la
prensa y los defensores de la dictadura castrista, no es mi intención
seguir hablando de esta experiencia traumática. He recibido amenazas de
muerte en España y he tenido que declarar ante un notario para que al
menos la verdad se sepa si algo me ocurre.

¿Por qué está usted hablando ahora?

Lo más importante para mí es que la familia Payá siempre ha defendido mi
inocencia, a pesar de que ellos son los más perjudicados por esta
tragedia. Por eso, cuando conocí a Rosa María [hija de Payá] esta
semana, no pude seguir ocultando la verdad. No sólo soy inocente -yo soy
una víctima más, que también podría estar muerto ahora. Sé que esta
decisión podría provocar más ataques brutales contra mí de los medios de
comunicación desde Cuba, pero no merezco ser considerado culpable de
homicidio involuntario, y, sobre todo, yo no podría vivir siendo
cómplice con mi silencio.

No sé lo que me dieron por línea intravenosa en Cuba, pero sigo teniendo
grandes lapsos de memoria. Lo que no han podido lograr es que me olvide
de Oswaldo, una de las personas que más me han impresionado en mi vida.
Él es el verdadero protagonista de esta pesadilla. Él fue una persona
excepcional y nunca lo olvidaré.

http://cafefuerte.com/cuba/noticias-de-cuba/sociedad/2645-carromero-no-podria-vivir-siendo-complice-en-silencio

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