[29-11-2011]
Aimée Cabrera
Corresponsal de Misceláneas de Cuba
(www.miscelaneasdecuba.net).- El paisaje urbano cobra nueva vida. Por 
una parte se mantienen las ruinosas construcciones diseminadas por 
cualquier municipio habanero, sin embargo hay como un resurgir con 
fachadas pintadas, vendedores que se esmeran en colocar de la mejor 
manera sus mercancías, algún adorno para sugerir la oferta, y es loable 
que, al menos los cuentapropistas con su propio esfuerzo hayan logrado 
lo que no ha querido hacer el Estado.
Aún queda mucho por hacer a estos 333 mil ciudadanos dedicados de una 
forma u otra, a las 181 actividades permitidas a los trabajadores por 
cuenta propia desde octubre del 2010.
Lugares que se convirtieron en solares yermos, por la demolición de 
edificios en mal estado, son alquilados por los cuentapropistas que 
tratan de engalanar sus tarimas con ropas, zapatos y artesanía, entre 
otras ofertas que cobran demanda entre la población.
"MI hija va a cumplir 15 en Navidad, estamos de recorrido por estas 
ferias donde la ropa y los zapatos tienen mejor calidad que los que 
venden en la shopping. Todo está muy caro, ella prefiere una foto de 
estudio y poder comprar algunas ropas para cuando pasea con sus 
amiguitas"-dice una madre acompañada de su hija adolescente en la 
esquina de Reina y Chávez en Centro Habana.
En estas ferias abiertas, los vendedores compiten con su mercadería y su 
buen trato, algo muy diferente de lo que se observa en las tiendas 
recaudadoras de divisas, donde los dependientes casi siempre hacen 
muestreos a los artículos, en momentos en que los almacenes están 
abiertos al público que tiene que marcharse sin lo que necesita.
No obstante se realiza el levantamiento de locales ociosos y 
subutilizados, que pululan por toda la capital, de hecho los mismos se 
convierten en lugares que brindan servicios a la población a través del 
arrendamiento; aunque como política, el Instituto de Planificación 
Física ha orientado no hacer masivo el uso de kioscos, sugiriendo el 
desarrollo de las ventas de los cuentapropistas en áreas concentradas.
Lugares que fueron tiendas como el actual bar de Infanta entre Jovellar 
y San Lázaro, la antigua quincalla de los bajos del edificio de 
apartamentos sito en Neptuno entre Espada y San Francisco, y tantos 
otros locales que pudieran ser remozados por los cuentapropistas son 
disputados por diversas entidades, y ninguna, al final, acomete los 
arreglos.
Todos los cuentapropistas que no realicen sus actividades en casas deben 
tener a mano el Decreto 272 del año 2001, el cual recoge todas las 
contravenciones en materia de ordenamiento territorial y urbanismo y así 
evitar las violaciones que atentan contra la imagen del entorno, por las 
que se pueden aplicar multas u otras medidas; ya que el tener la 
licencia no da el derecho a realizar una obra constructiva.
No puede quedar todo en manos de los cuentapropistas, las entidades 
estatales a cargo o relacionadas con esta actividad deben contribuir a 
preservar una correcta imagen urbana donde predomine el buen gusto, que 
a su vez ayude al éxito total de esta actividad, la cual se convierte en 
necesaria para buena parte de la población en la Isla.
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=34466
 
 
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