Última oportunidad perdida
Roberto Álvarez Quiñonez
Los Ángeles 21-04-2011 - 9:24 am.
La gerontocracia castrista ha dado un portazo definitivo a cualquier
racionalidad para enfrentar la crisis.
Vejez. (OMAR SANTANA)
El VI Congreso del Partido Comunista de Cuba (PCC) pasará a la historia
como la última oportunidad que tuvieron los hermanos Castro y demás
"históricos de la Sierra" de enfrentar con valentía y decencia la crisis
crónica provocada por ellos mismos durante medio siglo.
Por el contrario, el evento ha reafirmado la soberbia del régimen y dado
un portazo a toda racionalidad para mejorar las cosas y aliviar al menos
el sufrimiento de los ciudadanos.
Al quedar suprimidas las 45 propuestas de cambios reales que hizo la
población, quedó claro que el evento fue fabricado por la élite política
del país para asegurarse un buen espacio en los medios internacionales y
decir de una vez que habrá capitalismo de Estado a la castrista —no a lo
chino o lo vietnamita—, y que no habrá otra flexibilidad que no sea el
timbirichismo imprescindible para evitar el colapso total de la economía.
¿Y la renovación?
En cuanto a la renovación de dirigentes, Raúl sepultó las esperanzas de
aire fresco en la nomenklatura al precisar que los más jóvenes no están
lo suficientemente preparados para sustituir a la gerontocracia actual.
Medio siglo ha sido muy poco tiempo para "aprender". Y como los
"históricos" son octogenarios o están a punto de serlo, el congreso
recomendó que ningún jerarca esté más de 10 años en su cargo. Se trata
de una jugada para hacer creer que se democratiza el socialismo, cuando
el verdadero propósito es garantizar que el actual consejo de ancianos
gobierne mientras viva.
Clara expresión de la posición retrógrada del congreso fueron el
nombramiento del guardia rojo José R. Machado Ventura —muy impopular
entre la militancia de base— como segundo secretario, el del represor
Ramiro Valdés como tercer jerarca del régimen, y la exclusión del Buró
Político del ministro de Cultura Abel Prieto, el único integrante no
"duro" de esa instancia durante 14 años.
El saldo petrificador del congreso se ve al trasluz en la nueva
composición de la cúpula dirigente. Entre los 15 miembros del Buró
Político (BP), sólo hay tres caras nuevas. De nuevo vemos a los seis
generales de mayor rango, a Ramiro Valdés y a Machado Ventura. Ellos,
conjuntamente con Fidel Castro —líder tras bambalinas— conforman el
grupo de los nueve hombres más poderosos de la nación en lo político,
militar y económico. Lo eran ya y lo siguen siendo. Sin contar a Fidel,
el promedio de los 8 todopoderosos es de 74.3 años; con el caudillo es
de 75.4 años.
Los otros siete miembros del nuevo Buró Político no tienen ni sombra del
poder que tienen sus colegas en la élite. Han sido llamados al exclusivo
club sólo porque necesitan tener "alto nivel" jerárquico para que los
respeten en los sectores clave en que se desempeñan.
Ricardo Alarcón está allí únicamente porque le "corresponde", dado su
puesto de presidente de la Asamblea Nacional. Es el mismo caso del
secretario general de la CTC, Salvador Valdés Mesa, y el del coronel de
inteligencia Marino Murillo, a cargo ahora de la "actualización del
modelo económico socialista". Ni ellos ni los cuatro restantes tienen
poder real.
El promedio de edad de los 15 integrantes es de 67 años, pero su núcleo
determinante, como vimos, sobrepasa los 74 años. Si tenemos que la edad
promedio del Consejo de Estado roza los 70 años, resulta que la cúpula
gobernante cubana es la más anciana de la tierra.
En China y Vietnam, que en los años 80 emulaban con los soviéticos en la
longevidad de su dirigencia comunista, ya no es así. Hoy la edad
promedio del BP del PC de China es de 63.8 años, y la de la cúpula
vietnamita es de 61.6 años. No hay ninguna otra élite gobernante
planetaria que compita con los casi 75 años de la de Cuba.
Burla a los 'vejestorios' soviéticos
Lo irónico es que hasta los años 80, en Cuba se burlaban de los
"vejestorios" que integraban la dirección gubernamental y partidista de
la Unión Soviética y de Europa del Este, China, Vietnam, Mongolia y
Corea del Norte.
El propio Fidel Castro hacía chistes en privado sobre "el asilo de
ancianos" soviético y el chino. Cuando en 1981 se supo que Brezhnev
estaba delicado de salud, la cúspide cubana se mostró preocupada de que
asumiese el mando el número dos del Kremlin, Mijail Suslov, ideólogo del
PC desde los tiempos de Stalin, porque tenía 79 años.
Fidel Castro dejó de hacer bromas sobre la edad de los dirigentes
soviéticos cuando asumió la dirección del país alguien más joven que él:
Mijail Gorbachov.
En fin, el VI Congreso del PCC no fue sólo la última oportunidad del
castrismo de hacer algo por el pueblo cubano, sino que reafirmó el rumbo
hacia el precipicio y continuará agravando la crisis que convierte en
ruinas a una nación que en 1958 duplicaba el ingreso per cápita de
España y casi igualaba al de Italia.
La moraleja de esta cumbre castrista es tan sencilla como desoladora:
con los Castro, Cuba no tiene salvación posible.
http://www.diariodecuba.com/opinion/4241-ultima-oportunidad-perdida
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