Monday, April 4, 2011 | Por José Hugo Fernández
LA HABANA, Cuba, abril (www.cubanet.org) – Parece que el régimen se ha
visto presionado por la opinión popular, opuesta mayormente a la
desaparición de la libreta de racionamiento. De manera que otra vez los
medios oficiales de (des) información están dando lata con eso de que el
sistema socialista cubano –así le llaman- no dejará desprotegido al pueblo.
Es peripatético que ellos insistan en presentar la libreta de
racionamiento como un mecanismo para proteger al pueblo, cuando en
realidad no es sino expresión escandalosa de su ineficacia
administrativa, la cual ha sometido a la gente durante decenios, a un
régimen de subalimentación propio de tiempos de guerra o de gran
catástrofe natural, que en este caso no es otra que la catástrofe de su
desgobierno y de su inmovilismo ante los imperativos del progreso.
Igualmente es dramático que la población, o al menos su sector más
desvalido, se vea ante la necesidad de reclamar que no eliminen ese
mediocre remedio de urgencia, impulsada por la certeza de que su
alternativa es la libreta de racionamiento (es decir, menos de lo mínimo
indispensable) o, de lo contrario, nada.
Al mismo tiempo, resulta paradójico que durante décadas, cuando la Unión
Soviética costeaba todos nuestros gastos básicos, a los caciques no se
les ocurriera fortalecer el mercado interno hasta un nivel que les
permitiese eliminar la libreta de racionamiento. En cambio, amenazan con
hacerlo hoy, precisamente en medio de circunstancias de crisis económica
aguda, crónica e insoluble.
Que después de 50 años bajo el mismo gobierno, millones de ciudadanos se
vean precisados a sobrevivir dependiendo de drásticas normativas
alimentarias. Que ese gobierno no sea capaz de erradicar la causa de tan
cavernícolas normativas. Y que, además, declare que no lo hace no porque
no sea capaz, sino para proteger a los ciudadanos, es algo que desborda
todos los colmos.
Según una metáfora muy usada por los pensadores de la Edad Media, en
aquella época la sociedad estaba organizada en tres niveles: el pastor,
los perros del pastor y las ovejas. Estas les aseguraban una vida
próspera al pastor, quien, a su vez, alimentaba con huesos de ovejas a
los perros para que se ocuparan de proteger el rebaño. Parecía así que
la razón de ser del pastor y sus perros era garantizar la existencia de
las ovejas. Pero en realidad era al revés.
Conste que las coincidencias no son casuales. Ni hay que rebuscarlas.
Están a ojos vista.
No comments:
Post a Comment