Tuesday, April 19, 2011 | Por Reinaldo Emilio Cosano Alén
LA HABANA, Cuba, abril (www.cubanet.org) – La expresión popular cubana
que da título a este trabajo, refleja cómo está de difícil la situación
para los más de trescientos estudiantes chinos de español, alojados en
la playa Tarará, a veinte kilómetros de la capital. Como hace más de
cincuenta años, la zona es hoy exclusiva. Ahora, aparte de los chinos,
viven allí sólo extranjeros, y un puñado de antiguos propietarios que no
se marchó del país.
La sorpresa fue enorme. Funcionarios y algunos profesores (para
decepción de sus alumnos), irrumpieron en los dormitorios y requisaron
fogones eléctricos, ollas de presión, y arroceras, sartenes, cazuelas,
platos, cucharas, nuevos de paquete, comprados por los asiáticos.
La información no aclara si incautaron los tradicionales palitos con los
que comen los hijos del Celeste Imperio. Se presume que la incautación
se produjo para prevenir que los chinos cometieran el "delito" de
alimentarse mejor. Arroz, galletas, verduras, ensaladas, frutas, cayeron
en la redada, y hasta el momento no han devuelto ni una migaja
"La comida no alcanza. Es poca, nos quedamos con hambre. Los empleados
se la roban. Vemos cómo sacan los cubos llenos de lomos de cerdo, pollo,
pescado para negociar. Hasta quieren vendernos la comida que se roban
-apunta un estudiante-; la embajada debe conocer estos problemas y
reconocer la falta de control que existe. Lo único que hemos hecho es
tratar de alimentarnos mejor".
Una muchacha interviene: "Tenemos clases y después estudio individual,
hasta de noche. En los ratos de descanso vamos a abastecernos porque nos
sirven poco. Además, hay comidas que no tienen nada que ver con nuestros
hábitos. La identificación con los cubanos en ese sentido está
principalmente en el arroz".
Los estudiantes se mueven en taxi, gastan más por lo difícil del
transporte público y el poco tiempo que les queda libre. Un residente en
Tarará, en contacto con la escuela, dice que la cocina elabora
suficiente comida, "pero los empleados del comedor y otros llenan
primero sus vasijas con lo que hurtan, para venderlo en el barrio de al
lado, o simplemente se llevan la comida para sus casas. Un muslo de
pollo lo venden a diez pesos, casi medio dólar".
Un cordón de seguridad rodea a Tarará, se exige pase para entrar, y se
registra los que llegan y salen. Pero nada puede con la corrupción. En
Tarará conviven hijos de padres ricos y pobres. Los pobres costean los
pasajes y los estudios a fuerza de sacrificio, esperanzados en la futura
mejoría familiar. Los ricos optan por rentar habitaciones a sus hijos
fuera de Tarará para escapar del control estatal.
"Después del decomiso estamos mal con la alimentación. Nunca pensamos
que fuéramos tratados como delincuentes. ¿Qué delito hemos cometido?
¿Robo de electricidad, como dicen?" -pregunta un joven escolar. La
respuesta queda flotando.
Tags: Represión, Corrupción
http://www.cubanet.org/articulos/a-los-chinos-de-tarara-%e2%80%9cse-la-pusieron-en-china%e2%80%9d/
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