La visita de Carter: un asunto de legitimidades
Reinaldo Escobar
La Habana 07-04-2011 - 7:26 pm.
Pocas horas después de que el ex presidente Carter terminara su visita a
Cuba se desarrolló una de esas polémicas que con todo derecho puede
exigir el calificativo de sorda. Por una parte figuraron los que
criticaban que Carter hubiera venido a visitar a los gobernantes sin
apenas poner condiciones mediáticas, mientras se reunía con "personas
críticas al gobierno" con la condición de no hacer fotos y bajo una
cláusula de discreción relacionada exclusivamente con el contenido de lo
conversado. Del otro lado estuvieron los que entendían como algo
positivo ser escuchados por una de las contadas personalidades que gozan
del raro privilegio de ser recibidas por la máxima instancia de los
gobiernos de Cuba y Estados Unidos y por demás, bien vista por la
opinión pública a nivel internacional.
La discusión fue sorda no solo porque ambos contrincantes se resistieran
a escuchar el argumento del otro, sino porque el verdadero tema que
latía en el fondo no fue mencionado: el de la legitimidad.
Me gustaría precisar que se alcanza la legitimidad lo mismo por motivos
estrictamente legales que por razones morales. Gústenos o no, los
gobernantes cubanos han logrado legitimarse a través de las leyes que
ellos mismos han dictado y en virtud del reconocimiento diplomático de
la mayoría de los países del mundo. Gústele o no a ese mismo gobierno,
los actores de la sociedad civil y los opositores han alcanzado una
creciente legitimidad a partir de una razón moral incuestionable: la
invocación y defensa de los derechos humanos, tenidos por inalienables
también por la inmensa mayoría de los países del mundo.
Lo que ocurre es que el gobierno niega de forma absoluta y contumaz el
más mínimo viso de legitimidad a quienes considera despreciables
mercenarios del imperialismo, aunque una buena parte de esos satanizados
sí reconozca legitimidad al gobierno, incluso a su pesar, cuando porta
un carné de identidad expedido por las autoridades o cuando acude a una
oficina a cualquier trámite. Para ir más lejos, los que decidieron, con
todo su derecho, vivir fuera del país, hacen ese reconocimiento cuando
acuden a consulados y embajadas a actualizar pasaportes o realizar
cualquier otra gestión.
El señor Carter tuvo que realizar un acto de equilibrista para reunirse
con "los críticos" —lo que implicaba reconocer su legitimidad— sin
ofender a su legítimo anfitrión: el gobierno. Este último, por su parte,
se vio obligado al menos a no deslegitimizar el encuentro, cosa que
evidenció al no mandar allí a ningún destacamento de insultadores
profesionales y al darle permiso a los periodistas extranjeros
acreditados a que cubrieran la cita. Cierto que ese permiso no alcanzó
para que alguno se atreviera a preguntarle sobre el tema durante la
conferencia de prensa del ex presidente norteamericano, pero todos
sabemos cómo funciona ese juego y aun así seguimos reconociendo la
legitimidad de la prensa extranjera.
Me he demorado quizás demasiado tiempo para pronunciarme sobre el
asunto, a pesar de habar sido uno de los que estuvo presente con Carter
aquella mañana en un saloncito del Hotel Santa Isabel, pero no tenía
intención de participar en un debate en el que pareciera que me estaba
defendiendo. Insisto en usar los espacios con que cuento para hablar de
lo esencial, o al menos para intentarlo.
http://www.diariodecuba.com/opinion/4019-la-visita-de-carter-un-asunto-de-legitimidades
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