Monday, April 18, 2011 | Por Raúl Rivero
El Sexto Congreso del Partido Comunista de Cuba, que se clausura mañana
en La Habana, le dará una mano de pintura legal a la privatización
parcial y controlada de la pobreza y trabajará para reafirmar al grupo
que está en el poder desde hace más de medio siglo como la única y
legítima fuerza política que existe en el país.El documento rector de la
reunión, leído el sábado por el presidente Raúl Castro, contiene ese
mensaje subyacente. Y, en algunos apartados a flor de páginas, a pesar
de que esas líneas maestras estén matizadas por palinodias y críticas a
la gestión de los dirigentes de las últimas cinco décadas.
Hay que buscarle una salida a los millones de hombres y mujeres que se
han quedado (y se quedarán) sin trabajo en las empresas del Estado en
ruinas, y se autoriza a que se vayan a buscar la vida en 178 oficios,
que incluyen la posibilidad de forrar botones, rellenar mecheros de gas
o enseñar mecanografía.
Ha comenzado la cesión de tierras para que la gente del campo se ponga a
luchar contra el marabú y el abandono de años. Se han dado licencias
para fondas o timbiriches de pan y refrescos.
Aquí tienen, dice el Estado paternal que impuso una cartilla de
racionamiento en 1962, unas parcelas del país para que resuelvan sus
problemas como puedan, siempre que paguen impuestos y no se ilusionen
con los signos de pesos.
Un tema del informe central que ha causado asombro en algunos sectores
ha sido la decisión de que los cargos políticos y estatales se
desempeñen por un máximo de dos periodos de cinco años. Sólo que las
personas que ocuparán esos puestos no serán electos en comicios libres.
Van a ser nombrados y sustituidos por sus amigos y camaradas de partido.
Los congresistas aprobarán, además, un capítulo sobre la total libertad
espiritual de los cubanos. Se puede tener cualquier creencia. Cada uno
puede elegir su Dios. Hay espacios para budistas, católicos, santeros y
espiritistas, pero no aparece ni una línea acerca de las libertades
políticas. Se puede ser libre en el cielo. Nunca en la tierra.
La ingratitud puede ser un pecado leve, pero la omisión es una ofensa.
Los presos políticos que salieron deportados a España y los que se
quedaron en Cuba, trabajaron por su libertad en las cárceles y
recibieron el respaldo de sus familias con los desafíos en las calles de
las Damas de Blanco y al gesto de uno de sus compañeros, Orlando Zapata
Tamayo, muerto en una huelga de hambre de 86 días.
Todos ellos estaban encerrados, entre otras cosas, por hacer públicas la
mayoría de las aberraciones que le pueden dar sentido a la autocrítica
de los delegados reunidos en La Habana.
Los 1.000 delegados al Congreso, con sus pequeñas concesiones económicas
a la ciudadanía, celebran el fracaso del socialismo con sus víctimas. Y,
al mismo tiempo, le dan la bienvenida a un nuevo plazo de poder a los
totalitarios originales y a los que se prueban guayaberas en las sombras.
http://www.cubanet.org/internacionales/raul-rivero-fonda-y-libertad-espiritual/
No comments:
Post a Comment