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Monday, April 18, 2011

Cuba se debate entre el cambio obligatorio y el inmobilísmo generacional

Cuba se debate entre el cambio obligatorio y el inmobilísmo generacional

El presidente Raúl Castro propuso el sábado limitar a un máximo de 10
años los cargos de poder en Cuba, gobernada medio siglo por su hermano
Fidel, al abrir un congreso comunista que aprobará unas 300 reformas
económicas y elegirá a la dirigencia política

"Resulta recomendable limitar a un máximo a dos periodos consecutivos de
cinco años el desempeño de cargos políticos y estatales fundamentales,
ello es posible y necesario en las actuales circunstancias", afirmó Raúl
Castro, en un enérgico discurso ante 1.000 delegados al VI Congreso del
Partido Comunista (PCC). Raúl, a quien Fidel cedió en el mando cuando
enfermó en 2006, hizo una fuerte autocrítica de la dirigencia en el
Gobierno y el PCC, llamando a rejuvenecerla y a dejar atrás el
"formalismo", la "fanfarrea", "el inmovilismo" y los "dogmas". Falta de
una generación de relevo "Hoy afrontamos las consecuencias de no contar
con una reserva de sustitutos debidamente preparados, con suficiente
experiencia, madurez, para asumir las nuevas y complejas tareas de
dirección en el partido, el Estado y el gobierno", subrayó el
mandatario, que en junio cumplirá 80 años. El Congreso debe elegir un
nuevo Comité Central, de 125 miembros, que incluye al selecto Buró
Político (19), y al Secretariado (10), encabezados por Fidel Castro, de
84 años, como primer secretario y por Raúl el segundo, desde la creación
del partido en 1965. Dejando entrever el relevo de su hermano en la
máxima jefatura del PCC, Raúl Castro destacó que el "aporte moral y
liderazgo indiscutible" del "Comandante en Jefe" no dependen "de cargo
alguno".Un plan económico nuevo El Congreso, que abrió en la tarde tras
un multitudinario desfile militar y popular, sesionará a puerta cerrada
hasta el martes y fue convocado por Raúl para aprobar un plan económico
que deje atrás el agotado modelo soviético ultracentralizado. El
programa, inicialmente de 291 medidas que aumentaron a 311 tras un
debate en que participaron 8, 9 de 11, 2 millones de cubanos, prevé
ampliar el sector privado, el recorte de más de un millón de empleos,
eliminar subsidios y poner impuestos, descentralizar la agricultura, dar
autonomía a las empresas, y atraer capital extranjero. Según el
presidente, fueron rechazadas las propuestas que están "en abierta
contradicción con la esencia del socialismo" como las que "abogaron por
permitir la concentración de la propiedad". "En el socialismo jamás
habrá espacio para las terapias de choque", afirmó, y dijo que "el
incremento del sector no estatal" no será una privatización sino "un
facilitador" del sistema cubano. Asimismo indicó que continuará "sin
prisa pero sin pausas" el reordenamiento de la fuerza laboral
(despidos), que causó malestar e incertidumbre en la población.Mejoras
salariales y la cartilla de racionamiento Entre esperanzados y apáticos,
los cubanos piden mejores salarios (promedio de 17 dólares), que se
levante la prohibición al comercio de casas y autos, y se elimine la
doble moneda, pues aunque tienen servicios subsidiados o gratis, ganan
en pesos cubanos y gastan en pesos convertibles equivalentes al dólar.
Raúl Castro afirmó que se avanza en la solución de esas demandas, pero
señaló que es necesario acabar con subsidios como la "libreta", canasta
básica subsidiada, una de las principales preocupaciones de los cubanos.
La eliminación futura de la libreta "constituye una de las principales
medidas que debemos adoptar", dijo el presidente, pero señaló que no
será "de golpe", porque son necesarias primero varias transformaciones
económicas. En cuanto a las casas y autos, afirmó que avanza la
preparación de leyes para autorizar el comercio, con lo que se
levantaría una prohibición vigente en medio siglo. "No nos hacemos
ilusiones de que las medidas (…) por sí solas constituirán el remedio
universal para todos nuestros males", subrayó Raúl, pero las estimó
"irreversibles" a fin de salvar a la revolución. Fue enérgico al exigir
"rigor" y "disciplina" a los dirigentes que deberán ejecutarlas:
"sencillamente exigiré que se cumpla lo que yo he ordenado u orientado.
Según Raúl Castro, el Congreso, que tiene un retraso de nueve años, es
el último que protagonizarán los dirigentes históricos para "dejar el
rumbo trazado" y "corregir errores" cometidos en medio siglo.No más
liberaciones de opositores Raúl Castro confirmó hoy también el fin de
las excarcelaciones de presos opositores llevadas a cabo desde julio
pasado por mediación de la Iglesia católica y destacó la contribución
del ex ministro de Asuntos Exteriores español Miguel Ángel Moratinos a
dicho proceso. Al inaugurar en La Habana el sexto congreso del
gobernante Partido Comunista de Cuba (PCC), Castro recordó que
Moratinos, jefe de la diplomacia española hasta octubre pasado, "brindó
facilidades a la labor humanitaria de la Iglesia, de manera que aquellos
que manifestaron ese deseo o aceptaron la idea", pudieron emigrar a
España junto con sus familiares. El gobierno de José Luis Rodríguez
Zapatero dio a conocer hace una semana el final del proceso de
excarcelaciones, en el marco del cual abandonaron la cárcel 126 reclusos
considerados presos políticos por organizaciones de derechos humanos,
gobiernos extranjeros y la disidencia cubana. De ellos, 114 se exiliaron
en España con sus familias. Gracias al diálogo sin precedentes entre
Castro y la Iglesia cubana quedaron libres entre otros los 52 opositores
que seguían entre rejas, del grupo de 75 que fueron detenidos en la
llamada "Primavera Negra" de marzo de 2003 y condenados a penas de hasta
28 años de prisión bajo la acusación de ser "mercenarios" al servicio de
Estados Unidos. Raúl Castro se refirió a los presos liberados como
"contrarrevolucionarios" que "en tiempos difíciles y angustiosos para la
Patria han conspirado contra ella al servicio de una potencia
extranjera", y aseguró que fueron excarcelados "por decisión soberana"
del gobierno cubano.Castro estimó además que el diálogo con el cardenal
arzobispo de La Habana, Jaime Ortega, y el presidente de la Conferencia
Episcopal, Dionisio García, favoreció la "consolidación" de "la unidad
de la nación", y criticó las "implacables campañas de desprestigio en
materia de derechos humanos concertadas desde Estados Unidos y varios
países de la Unión Europea". "Nos exigen nada menos que la rendición
incondicional y el desmontaje inmediato de nuestro régimen socialista y
alientan, orientan y ayudan a los mercenarios internos a desacatar la
ley", dijo. "Lo que nunca haremos es negarle al pueblo el derecho a
defender a su Revolución, puesto que la defensa de la independencia, de
las conquistas del socialismo y de nuestras plazas y calles, seguirá
siendo el primer deber de todos los patriotas cubanos".

http://cu.globedia.com/cuba-debate-cambio-obligatorio-inmobilismo-generacional

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